Este fondo neoyorquino es prácticamente desconocido para el público y rara vez apareció en algún medio local. Sin embargo, sus oficinas en "Midtown" Manhattan, más exactamente en la 57 y 6ta, son visitadas semanalmente por una variedad de empresarios argentinos. Sucede que Poinstate Capital se ha transformado en un inversor millonario que apuesta cada vez más fuerte por la economía argentina.
No es casualidad que los dos principales ejecutivos que se ocupan de seleccionar los pasos que se dan en el país hayan mantenido una reunión a solas con Mauricio Macri. Del encuentro en el hotel The Mark, donde se alojaron el Presidente y su esposa, Juliana Awada, también participaron el ministro de Finanzas. Luis "Toto" Caputo, el jefe de asesores de gabinete del Ministerio, Pablo Quirno, y Fulvio Pompeo, secretario de Asuntos Estratégicos. Fue justo antes del regreso de la delegación a Buenos Aires.
Por el lado de Poinstate participaron Zach Schreiber, fundador del fondo en 2010 y Darío Lizzano, un argentino que llegó desde Morgan Stanley en 2014 con una idea en ese momento muy arriesgada: realizar una gran apuesta por el cambio político que se daría en la Argentina, la salida del populismo y la recuperación de la economía.
Como Soros al principio de la década de 1990, este fondo apostó en la Argentina en 2014 cuando casi nadie lo hacía. Ganó una fortuna.
Salvando las distancias, la historia remite a la de George Soros en la década de 1990. El magnate húngaro decidió apostarle al país de la mano de IRSA, cuando recién arrancaba el gobierno de Carlos Menem. Su participación creció exponencialmente hasta que decidió "pegar la vuelta" en el año 2000, un año antes de que la Convertibilidad estallara por los aires. Soros también fue el primero que se jugó y tuvo premio.
En Poinstate arrancaron comprando bonos, en medio del default y cuando todavía no se sabía cómo se daría el cambio de gobierno. Pero luego fueron adquiriendo participación en empresas cotizantes y más tarde en otras que por ahora no tienen oferta pública.
Poinstate Capital le anunció a Macri que creará un fondo específico para atraer capitales que inviertan en obras de infraestructura.
Y la apuesta pagó con creces. Hoy Poinstate Capital maneja inversiones por USD 3.600 millones en el país y sus directores le anunciaron a Macri que están armando un fondo específico para invertir en obras de infraestructura, a través de los programas de Participación Público Privado (PPP).
En su portafolio, Poinstate posee 167 participaciones en acciones que cotizan en distintos mercados del mundo. Sobresalen compañías norteamericanas y muchas de tecnología. Pero llama la atención que también en ese listado hay seis empresas argentinas. Una de ellas, Pampa Energía, está entre las "top 10" seleccionadas, con una inversión valuada en USD 335 millones, equivalente a cerca del 7% de la empresa que preside Marcelo Mindlin.
Pero además tiene USD 205 millones en Banco Macro, U$S 78 millones en TGS, USD 60 millones en Banco Supervielle, y USD 18 millones en YPF. En todos los casos las cifras corresponden al 30 de junio, por lo que se trata de montos que en promedio aumentaron un 20% adicional en dólares. Recientemente también comenzó a comprar papeles de Mercado Libre, aunque por montos menores.
Además, este fondo había creado otra unidad de negocios, Poinstate Argentum, que comenzó a invertir en otras compañías argentinas más allá de las mencionadas, que cotizan en Wall Street. Este nuevo fondo realizó inversiones relevantes a partir de 2015.
Una de ellas fue en la desarrolladora inmobiliaria TGLT, dueña de las marcas Forum y Astor, entre otras. Ese año le compró la participación que tenía en la empresa a la brasileña PDG Realty. Pero el dato más importante es que hace pocos meses suscribió un bono convertible de USD 150 millones, que lo transformará en el principal accionista de la empresa fundada por Federico Weil.
En los escasos dos años que lleva de funcionamiento, Poinstate Argentum ingresó como accionista en otras compañías: entre ellas Plaza Logística, especializada en invertir en parques industriales, y en Genneia, la empresa de energía renovable donde comparte el paquete accionario con Jorge Brito, el dueño de Banco Macro.
De perfil muy bajo, Lizzano –que comenzó su carrera en Piano Bursátil- disfruta del gran paso que se animó a dar cuando pocos lo hacían. Invertir en la Argentina en un momento en que nadie tenía al mercado en el radar tuvo un espectacular resultado para el fondo en el que trabaja, cuyo patrimonio bajo administración ya roza los USD 10.000 millones. "Mientras todos decían que invertir en Argentina era demasiado riesgoso, nosotros fuimos de los pocos que nos animamos. Ahora los rendimientos ya no son los mismos, pero igual vemos muchas oportunidades en la economía real", explicó hace un mes en la Bolsa neoyorquina, cuando participó de una reunión organizada por Edenor para celebrar sus diez años en ese mercado.
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