Blanqueo laboral: el Gobierno prometió a empresarios que no habrá "persecución hacia atrás"

Los ministros Nicolás Dujovne, Jorge Triaca y Francisco Cabrera pidieron el apoyo a la UIA para las reformas que llegarán al Congreso. El debate se centró en los nuevos impuestos internos

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-Al final, ¡son más mangueros que los muchachos de la CGT!

La frase del ministro de Trabajo, Jorge Triaca, resonó en la larga sala de la sede de la Unión Industrial Argentina (UIA), y despertó risas entre los más de 30 industriales que se sentaron a la mesa para afilar los detalles de las reformas tributaria y laboral que el Gobierno llevará al Congreso.

-"¡Confederación Industrial!", replicó Miguel Acevedo, titular de la UIA, continuando el tono de broma de Triaca. El ministro de Trabajo no era la única bandera de Cambiemos durante la reunión. Junto a Nicolás Dujovne (Hacienda) y Francisco Cabrera (Producción), anotaron las dudas y quejas de los empresarios, pidieron apoyo para pasar las reformas y dejaron un mensaje bien claro: "Ya no hay excusas".

La reunión no fue tensa, pero tuvo momentos cúlmines que abrirán la puerta a nuevas negociaciones. Más allá de la mixtura de chicanas con diálogo abierto, el Gobierno siente que cumplió con varios pedidos de los empresarios argentinos -como bajar el gasto público- y que ahora ellos deberán poner su parte.

A más de 8.000 kilómetros, el presidente Mauricio Macri almorzaba con un grupo de empresarios e inversores en el Council of the Americas, y buscó dar previsibilidad con las reformas. Para despejar alguna duda, aseguró que se está negociando con empresarios y sindicalistas.

La reunión de Dujovne, Triaca y Cabrera con industriales no derivó en conocer más detalles de los anteproyectos, pero se reiteró lo que ya había circulado en el borrador de la reforma laboral: no habrá "persecución hacia atrás" para las empresas que decidan blanquear empleados.

Esa confirmación por parte de "los ministros de las reformas" dejó tranquilo a los industriales, que apoyan con fuerza la reforma laboral. Esto significa que si la empresa decide blanquear un empleado, no deberá pagar los aportes ni intereses del pasado, cuando ese trabajador estaba en negro.

Las empresas hoy pagan la totalidad de los aportes laborales, que son del 17% al 19% sobre el sueldo. La reforma propone que la compañía pague el 80% de ese porcentaje en el primer año, un 60% en el segundo, un 40% en el tercero y un 20% en el cuarto, hasta llegar al cero por ciento. Este aporte estaría exento para los sueldos de hasta $12.000 brutos, por lo cual la compañía aún pagaría el 100% de los aportes por encima de ese valor.

Pero hasta en esto hicieron cuestionamientos, lo que terminó de disparar la frase de Triaca. Los empresarios consideran que como los incentivos se aplicarán para los mínimos exentos, dicen que la alícuota de las cargas sociales para la industria sube, por el nivel de salarios.

El peso de los impuestos

"Las vamos a tratar en estos días las leyes. Quedaron bastantes dudas", dijo José Ignacio de Mendiguren, diputado del massismo. Mientras que la UIA apoya la reforma laboral, el mayor campo de discusión se abrió con los cambios tributarios, sobre todo con la propuesta de subir los impuestos internos. Roberto Arano, directivo del Ingenio La Corona en Tucumán, defendió al sector azucarero, pues sufriría el embate de una suba de la alícuota al 17% para las gaseosas con alto contenido de azúcar.

José Urtubey (Celulosa Argentina), Cristiano Rattazzi (Fiat) y Adrián Kaufmann Brea (Arcor) fueron de la partida. Daniel Funes de Rioja, titular de la Copal y líder del B20, no se quedó atrás. El empresario les dijo a los ministros que la Organización Mundial de la Salud (OMS) no cataloga a los alimentos como "saludables y no saludables", sino que esa categorización se hace para las dietas. Los industriales insistieron en que la suba de impuestos a productos como el vino, el whisky, la cerveza y las gaseosas los tomó por sorpresa, y pidieron una revisión.

Será por eso que Cabrera y Dujovne recibirán esta tarde al gobernador de Mendoza, Alfredo Cornejo, quien les acercará un informe para pedir que no se aplique la alícuota del 10% a los vinos. Cinco horas antes, Funes de Rioja se reunirá con Gustavo Lopetegui para llevar la postura de las principales empresas alimenticias del país. Los empresarios de electrónica de Tierra del Fuego, en voz baja, ya presentaron su reclamo.

Ingresos brutos, IVA e impuestos al cheque no fueron los únicos de la lista. Pedro Reyna, secretario general de la Federación Argentina de la Industria de Madera y Afines, apuntó a la tasa de seguridad e higiene. "Cada municipio cobra un porcentaje de tu venta por esta tasa", se quejó ante los ministros. Cabrera se mostró comprensivo, pero aseguró que se trata de un segundo nivel después del escalón provincial, con lo cual cada gobernador deberá darse vuelta y hablar con esos municipios.

Por momentos, la reunión corrió el velo y dejó entrever la visión diferente entre los ministros para algunos temas. Jorge Sorabilla, presidente de la Fundación Protejer, planteó la realidad del sector textil: dijo que la gradualidad de las reformas no logrará revertir la caída del nivel de actividad. Con todo, el ministro de Producción prometió analizar planes sectoriales, aunque Triaca es más de la partida de igualar en vez de otorgar programas "a la medida de".

El foco rápidamente pasó de las reformas a la administración del comercio con la pregunta de Carlos Garrera, de la Asociación de Industriales Metalúrgicos (ADIMRA). "¿Qué tiene que ver la administración del Comercio con las reformas?", preguntó Cabrera. La pregunta del ministro generó charlas de pasillo tras el encuentro. Es que querían saber cómo podían ser más competitivos por la gradualidad que plantea la reforma tributaria.

 
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