Enviada especial a Rosario−. El cónclave de empresarios que se reunió en la Bolsa de Comercio de esta ciudad no fue otra reunión anual para hablar de la economía que viene. Con el acto "Foro de Líderes Empresariales", el capítulo empresario del G20, conocido como Business 20, allanó el camino para que en un mes el país asuma la presidencia de la cumbre anual del Grupo de los 20, con la llegada de 19 mandatarios a Buenos Aires a fines de 2018.
El "chair" del G20 y vicepresidente de la Unión Industrial Argentina (UIA), Daniel Funes de Rioja, dio por iniciada una jornada de discusión con el foco en las reformas laboral y tributaria que impulsa el gobierno de Mauricio Macri, no sin antes pedir un minuto de silencio por las cinco víctimas rosarinas del ataque terrorista en Manhattan.
La discusión del "Grupo de los 6", un conjunto con los empresarios más poderosos de la Argentina, se llevó todas las miradas por el alto voltaje de análisis político y definiciones, que dejaron por sentado un apoyo a las reformas de Macri pero con reservas: dieron el visto bueno a la laboral, pero no ocultaron la sorpresa que les dejó la presentación de la reforma tributaria que hizo el ministro de Hacienda, Nicolás Dujovne.
"Creo que la reforma tributaria no debería haber incluido un tratamiento de suba o baja de impuestos internos. Eso se podría haber discutido después", aseguró Miguel Acevedo, titular de la UIA, en diálogo con Infobae. "Después vamos a hablar, cuando se vaya el ministro, sobre las cosas que no están", dijo un irónico Acevedo cuando Francisco Cabrera, ministro de Producción, se sentó en la primera fila para escuchar a los empresarios en la Bolsa de Comercio de Rosario.
El resto del arco empresario no tuvo mayores menciones en formato crítica a la reforma tributaria salvo por Claudio Zuchovicki, quien dijo presente en nombre de Adelmo Gabbi, titular de la Bolsa de Comercio de Buenos Aires. "Hay que ver qué reforma llega al Congreso y qué sale después, pero el Gobierno debe cuidar el ahorro interno, porque lo necesitará para financiar el déficit cuando el financiamiento externo barato no esté más", advirtió, y sumó: "Hay que beneficiar al ahorro interno, no castigarlo".
De tecnología, robots y sindicalismo
El gobernador de Santa Fe, Miguel Lifschitz, había dado antes de los ejecutivos el puntapié inicial para hablar de la reforma laboral, pocas horas después de que la CGT rechazara el borrador del proyecto que se conoció esta semana desde el ministerio de Trabajo, que comanda Jorge Triaca. Este rechazo generó impacto en el auditorio, y más de uno se sintió en la necesidad de responder.
Jorge Brito, presidente de la Asociación de Bancos Argentinos (ADEBA), aseguró que la evolución tecnológica "impacta a nivel financiero", y planteó que los bancos tienen el desafío de incluir a gran parte de la población argentina en el sistema financiero. La agenda que planteó Daniel Pelegrina, presidente de la Sociedad Rural Argentina (SRA), fue al corazón de lo que puede generar el campo: cree que el desafío laboral es desarrollar alimentos para 800 millones de personas en el mundo que pasan hambre.
La frase más polémica de la jornada fue protagonizada por el padre de uno de los funcionarios más cercanos a Macri. Se llevó aplausos mezclados con tensión. Los sindicatos son extremadamente corruptos y explotan al trabajador. El día que se solucione eso, no hay más desempleo en la Argentina", disparó Guillermo Dietrich, vicepresidente segundo de la Cámara Argentina de Comercio y Servicios, y padre del ministro de Transporte, que porta el mismo nombre.
Y agregó, con la mira en el borrador de la reforma laboral que impulsa Cambiemos: "Con niveles de informalidad del 35%, un país no puede aspirar a ser desarrollado". Gustavo Weiss, presidente de la Cámara Argentina de la Construcción (CAC), agregó que los sectores de la economía necesitarán financiamiento e "incrementar la inversión privada". Además, destacó que el sistema de Participación Público Privada (PPP) es necesario para tener fondeo con "dinero del exterior a largo plazo y baja tasa".
Con todo, fue Pelegrina quien apuntó al corazón de las preocupaciones que se empezaron a plantear en torno a la reforma tributaria, sobre todo por los impuestos internos que ya incomodaron a más de una economía regional. "Vemos algunos ruidos de sectores por impuestos diferenciales, creo que habrá negociación", aseguró, un poco anticipándose a lo que luego diría Macri en Buenos Aires frente a representantes del BYMA.
Eduardo Elsztain, presidente de IRSA, no le dio relevancia al posible impacto impositivo en el mercado de capitales, y no dudó en criticar al kirchnerismo aunque sin nombrarlo: "Venimos de años sin financiación, sin confianza, sin préstamos de largo plazo, es la primera vez que veo una política integral".
En el auditorio había empresarios del sector del vino y de la cerveza que se dividían en posturas medias a más duras. Mientras que para algunos había que ceder y hay espacio para negociar, otros ven preocupante el escenario a futuro si estas alícuotas se aplican.
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