Uno de los 30 hombres más ricos del mundo vuelve a colocar sus ojos sobre la Argentina. Y esta vez no será en sectores tradicionales como el agro o el real estate. George Soros, influyente magnate de origen húngaro-norteamericano con una fortuna de USD 23.000 millones, invirtió en la fintech argentina Ualá, una empresa desarrollada en el país que con una aplicación móvil competirá con los bancos nacionales y extranjeros en suelo local, y luego irá por un desarrollo regional, según adelantaron fuentes de la empresa a Infobae.
El fondo de inversión Soros Fund Management es uno de los principales brazos financieros de esta start-up, pero no el único. Según confirmaron a Infobae fuentes cercanas a la operación, hay otros cuatro jugadores que harán su propia inversión de capital: Kevin Ryan, fundador de Business Insider y MongoDB; el banco de inversión Jefferies; la empresa de asset management Point 72, de Steven Cohen, y una inversión personal de David Fialkow, fundador de General Catalyst.
El monto de la operación no trascendió y tampoco fue confirmado ante la consulta de este medio a la compañía.
Detrás de la creación de esta empresa se encuentra Pierpaolo Barbieri, un argentino de 30 años que trabajó para Soros en 2009 tras recibirse como historiador en la Universidad de Harvard. El fundador de Ualá es director Ejecutivo en la consultora macroeconómica Greenmantle, de fuertes conexiones con empresas argentinas. "Hace años que los bancos no tienen competencia en el país, y cobran comisiones por casi todo", aseguró Barbieri en diálogo con Infobae, antes del lanzamiento oficial.
El proyecto comenzó a desarrollarse hace tres años, y se suma a una ola de nuevas aplicaciones que buscan hacerse lugar en un país acostumbrado al uso de efectivo, aunque con un factor a favor: el actual directorio del Banco Central (BCRA) incentiva la llegada de nuevos jugadores al sector.
La aplicación móvil -disponible para iOS y Android- ofrecerá la primera tarjeta prepaga global en la Argentina con transferencias gratuitas e inmediatas, sin cargos de renovación, mantenimiento o cierre. Ualá no tendrá sucursales porque no es un banco, y los clientes operarán sólo desde el celular. Una vez que el usuario se descarga la app pide la tarjeta, se le autoriza en pocos pasos con un chequeo de información y luego el plástico llega al domicilio que el cliente indique.
Pierpaolo Barbieri: “Hace años que los bancos no tienen competencia en el país, y cobran comisiones por casi todo.”
En síntesis, se podrá tener una tarjeta sin tener un banco, porque se podrá cargar no solo con dinero de una cuenta bancaria, sino también a través de débitos directos, Pago Fácil y también se sumará Rapipago.
¿Cómo monetizará la empresa si las transferencias son gratuitas? En una segunda etapa, otorgará préstamos personales y tarjetas de créditos con cuotas desde principios de 2018, con tasas competitivas que prometen ubicarse siempre por debajo de las que ofrecen las entidades bancarias. "Queremos que más argentinos puedan acceder al crédito con una de las tasas más bajas de la región", dijo Barbieri. Para ello, recibirá otra inyección de dinero por parte de Soros.
La empresa hoy cuenta con 20 empleados y oficinas en el barrio de Belgrano. El equipo está compuesto por ex directores y gerentes de empresas como Citi, JP Morgan, Google, Santander y Credit Suisse. El desarrollo tecnológico es 100% argentino y suma una innovación que aún no se vio en el mercado local: se podrán recibir notificaciones en tiempo real de lo que se gastó hace segundos y hacer transferencias inmediatas a otros usuarios que también usen la aplicación. La tarjeta será Mastercard y la entidad BST se utilizará para las cuentas.
Los primeros pasos no estarán concentrados solo en la ciudad de Buenos Aires, sino que llegarán a todo el país. En una versión de prueba antes de lanzamiento que se promocionó a través de las redes sociales de la compañía, se sumaron 1.000 descargas de 21 provincias.
"Nuestro objetivo es llegar a 10.000 usuarios para fin de año". La combinación de conectividad con inclusión financiera se presenta, en principio, como el escenario ideal. Con una tasa de penetración móvil del 92% en la Argentina, hay 1,5 celulares por persona, mientras que solo uno de cada dos argentinos posee una cuenta bancaria, y el 60% de la población no tiene acceso al crédito.
Pero el desafío no es menor: el 40% de la economía argentina es informal, y el uso del efectivo todavía manda en empresas y comercios. Ese será el principal desafío de esta empresa que ya captó la atención del mercado argentino e internacional por el sello de calidad que le dio Soros, quien este año vendió su participación en la firma argentina Adecoagro. "Nadie que nos pida una tarjeta será denegado. La idea es democratizar el acceso al sistema financiero", concluyó Barbieri.
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