"Antes usábamos este espacio para span style="color: #ff9900;"quejas y reclamos/span. Pero nos invitan desde el Gobierno a mesas de diálogo, y estamos esperanzados".
Las palabras resonaron en el hall central de la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME), y marcan para las más de 650.000 pymes del país el mismo clima que había entre las grandes compañías de la Unión Industrial Argentina (UIA) hace una semana.
Mientras que las líderes tuvieron más espalda que las pequeñas y medianas para capear un 2016 recesivo, la visión ahora coincide en una recuperación paulatina de los sectores. "El acero, aluminio, agro y cemento están muy bien. En pocos meses, todas las pymes industriales estarán creciendo", aseguró Fabián Tarrío, presidente de CAME, en la sede de la entidad a pocas cuadras de la Casa Rosada por el festejo del Día de la Industria.
Y con un guiño al gobernador de Neuquén, Omar Gutiérrez, sentado en primera fila al lado de funcionarios nacionales, Tarrío pidió que todas las provincias adhieran a la Ley Pyme. Además de Neuquén, se adhirió Córdoba, Chaco, Jujuy, Chubut y San Juan, y falta que la legislatura de Misiones ratifique el decreto del gobernador. El gobernador de Salta, Juan Manuel Urtubey, presentó ayer el decreto, pero la lista aún es corta. El pedido recibió aplausos de un salón con más de 400 asistentes, y el secretario de pymes, Mariano Mayer, también estaba sentado en primera fila y sonrió cuando se enumeraban los beneficios de la normativa.
Desde que se reglamentó, las pymes dejaron de pagar $4.500 millones en impuestos, mientras que la posibilidad de liquidar el IVA a 90 días y la liberación del pago de Ganancia Mínima Presunta "transfirió al capital de trabajo de las pymes $6.000 millones", de acuerdo con cifras oficiales.
Brotes verdes homogéneos
El compás del discurso empresario coincidió con los "brotes verdes que mencionó el ministro de Producción, Francisco Cabrera, que ahora "muestran un crecimiento homogéneo". El otro acento lo puso el jefe de Gabinete, Marcos Peña, en la creación de las mesas sectoriales para que los más rezagados se recuperen y dejar atrás la visión cultural de "vivir con lo nuestro". "Eso no va a sacarnos de la pobreza, hay que integrarse al mundo", aseguró, acompañado también por el ministro del Interior, Rogelio Frigerio.
Una vez más, los planteos se alejaron del corto plazo y pusieron la lupa sobre la lista de necesidades para pasar de la recuperación a un desarrollo sostenido.
Los altos costos argentinos y la necesidad de una reforma tributaria por una "presión agobiante" fueron los temas centrales planteados por la CAME, junto a la necesidad de disminuir los niveles de burocracia y la falta de financiamiento: las pymes hoy van a los bancos y siguen encontrando tasas muy altas para acceder a créditos productivos.
La responsabilidad que tienen los empresarios hacia delante con los empleos del futuro se mencionó de la mano de la "cuarta revolución industrial" que señalan desde el sector, por el avance de nuevas tecnologías y el reemplazo de puestos de trabajo por robots. "La posición tecnológica excesivamente baja nos aleja de lo que quiere el mundo y el mercado interno", siguió Tarrío. Antes, el presidente del sector industrial de CAME, Edgardo Gámbaro, admitió que el desafío futuro se basa en tener "empresarios formados y capacitados".
Otra mención que se llevó aplausos por parte de los empresarios fue cuando Peña hizo referencia a la ley de ART. "No puede ser que las pymes tengan una espada de Damocles cada vez que toman personal, tiene que ser fácil que el empleador contrate gente", insistió el jefe de Gabinete, y demandó a las provincias que adhieran a la normativa.
Los reclamos fuertes quedaron lejos. Los puntos en común están cada vez más alineados entre Gobierno y empresarios: las urgencias del corto, mediano y largo plazo coinciden. Ahora, será una cuestión de tiempo y de resultados para saber si las reformas que se prometen se empiezan a discutir después de las elecciones. La mesa está servida.