El ex ministro de Economía Roberto Lavagna habla poco en público, pero cuando lo hace genera mucho impacto con sus declaraciones. Esta vez, en una entrevista con Luis Novaresio en radio La Red, planteó un duro panorama del rumbo adoptado por el gobierno de Cambiemos y volvió a emparentarlo con la "tablita" de José Alfredo Martínez de Hoz, en los 70, y el proceso de convertibilidad impulsado por Carlos Menem y Domingo Cavallo, en los 90.
Es que de acuerdo con la mirada del ex funcionario del gobierno de Néstor Kirchner -dejó la gestión cuando el ex presidente decidió pagar la deuda completa al FMI-, el modelo económico actual combina baja de salarios, aumento permanente de la deuda externa, deterioro de la competitividad e ingreso de capitales especulativos, características que se han repetido en la historia argentina y nunca han dado buenos resultados.
"¿Que le recomendaría a Mauricio Macri si lo llama?", le preguntaron. "No hay posibilidad de que eso pase, pero le diría que ya sabemos cómo terminan estas cosas, a veces lleva tiempo, pero estas cosas no terminan bien; que mejor vaya pensando cómo se cambia el rumbo de la manera menos dolorosa posible", contestó.
9 frases para entender la mirada de Lavagna sobre la economía argentina:
El pronóstico sobre el cual hay un acuerdo prácticamente de todos los economistas y todos los equipos es que este año habría que provocar 2,5 de producto bruto. Eso recupera parcialmente la caída del año pasado. Y dejaría a estos dos primeros años en una caída en términos por habitante en torno al 2 por ciento.
Los números reflejan y explican el sentimiento de insatisfacción generalizada con respecto al rumbo económico. Cuando uno habla de un promedio de caída de 2% de los ingresos de los argentinos, significa que alguien perdió 10% y consume menos leche o alimentos, y alguien ganó 10% o 20%, compró autos importados y demás. Esa es la realidad que hoy se ve.
Lo que predomina claramente es la especulación financiera. Hasta el mes de mayo de este año, se llevaba ganado en dólares más de 11 por ciento. Eso en el mundo requiere varios años con las tasas de interés que hay hoy. Lo que ha ocurrido con el dólar en las últimas semanas tiene que ver con capitales que se están yendo. Y estarán listos para volver según sean las circunstancias. Eso es totalmente ajeno a la producción.
Lo más preocupante desde el punto de vista social y desde el punto de vista del país es que hay una dirigencia que no aprende. Esto sucedió a finales de los 70, con la tablita cambiaria, ocurrió con la convertibilidad, e incluso desde una ideología distinta ha ocurrido en otros breves períodos en estos años. Y uno se pregunta: si esto ya lo hemos vivido, ¿por qué la dirigencia vuelve a repetir estos errores?
Yo creo que hay una mezcla de cosas. Hay ideología, hay intereses muy concretos y hay incompetencia. Usted puede hacer una mezcla y definir qué predomina.
Lo actual tiene características similares a la tablita. Cuando uno combina baja de salarios, permanente aumento de la deuda, deterioro en la competitividad de la economía, ingreso de capitales especulativos… esos elementos están presentes y hace que ambas situaciones sean asimilables. Y todavía mucho más con un gobierno democrático como el de los 90 y la convertibilidad.
Después de una conversación que tuvimos hace ocho meses, hubo una actitud de furia descontrolada, tergiversando además lo que se había dicho. No hay posibilidad de que Mauricio Macri me pida una opinión. Mi posición es clara: ya sabemos cómo terminan estas cosas. A veces llevan tiempo, pero estas cosas no terminan bien. Mejor vaya pensando cómo se cambia el rumbo de la manera menos dolorosa posible. Esto no se da vuelta en dos minutos.
Para que quede absolutamente claro: los ocho años del gobierno de Cristina terminaron en un fracaso fenomenal. Durante el primer mandato, se pierde superávit fiscal, superávit energético, superávit externo y la tasa de crecimiento se reduce a la mitad. Durante el segundo mandato, la evolución del ingreso per cápita es cero.
La economía argentina está hace 10 años en un tobogán y los toboganes van para abajo, no para arriba.