Miguel Kiguel: "Es una fija que en 2018 Argentina crece más de 3%"

El economista prevé que la inversión puede crecer 8% el año próximo y contribuir a la expansión económica, junto con un repunte de 3% en el consumo

Kiguel afirma que la economía mantendrá el sendero de crecimiento aún con la “volatilidad” electoral.

El ex secretario de Finanzas Miguel Kiguel se refirió a distintos indicadores de la actividad económica de la Argentina en el año electoral y consideró que "es una fija que en 2018 Argentina crece más de 3%. O un 4 por ciento".

"Cuando la economía empieza a andar es más fácil mantener el crecimiento que frenar. Y a diferencia del gobierno anterior, ahora hay crédito externo que antes no había", confió el titular de la consultora Econviews y vicepresidente de Megainver.

En un encuentro con periodistas en sus oficinas del barrio porteño de Retiro, del que participó Infobae, dijo que en sus previsiones la inversión tiene un potencial de crecimiento del 8% el año que viene, mientras que el consumo podría registrar un alza de 3% anual. Ambos serían puntales de la expansión económica el año próximo.

"El ajuste gradual es la mejor estrategia que podés seguir si tenés financiamiento. Macri tiene el número (de déficit) fiscal en la cabeza, como Néstor Kirchner tenía el de la recaudación y las reservas del Banco Central", comparó.

El Gobierno va a tener que redefinir la apertura de la economía después de las elecciones

Entre otros conceptos, Kiguel apuntó que "si le va bien a la candidatura de Cristina (Kirchner) en provincia de Buenos Aires el inversor va a considerar un riesgo más alto. Y las elecciones siempre traen volatilidad a los mercados y al dólar". De todos modos, vaticinó que "el dólar va a seguir estable después de las elecciones".

El experto puso el foco en que "el crecimiento es fundamental, porque sin él es imposible reducir el déficit fiscal. Y para la Argentina es posible crecer a un ritmo del 3% anual en los próximos años. También habrá que reducir los subsidios, que es algo que tienen en cuenta los inversores del exterior".

La reacción de la economía empieza a evidenciarse este año, aunque de forma dispar. "Los dólares no son un problema hoy y las inversiones están llegando puntualmente en infraestructura y energía. Los que están sufriendo son los grandes retailers, como supermercados y shoppings", refirió el titular de Econviews.

"Argentina sigue como una de las economías más cerradas del mundo. El Gobierno va a tener que redefinir esa apertura después de las elecciones. Con una apertura al mundo va a haber ganadores y perdedores, pero la de Argentina es una economía chica en comparación con otros emergentes como Rusia, China y Brasil, y no puede producir todo lo que necesita".

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"Ese es el tipo de pelea que va a dar el Gobierno después de las elecciones, no creo que haya una devaluación de consideración. No veo que el dólar se vaya a escapar ni antes ni después de las elecciones, sí va a haber volatilidad, como en todo período electoral", vaticinó.

En cuanto a las metas del Gobierno para el año próximo, estimó que la fiscal (3,2% de déficit primario en 2018) "es más probable de cumplir", aunque "la de inflación (en el rango de 8 a 12 por ciento) será más difícil, pero lo importante es que está bajando".

Sin embargo, Kiguel enfatizó que "no hay una política fiscal expansiva y la monetaria del Banco Central es aún contractiva", con tasas de interés reales positivas. "La decisión última de bajar la inflación es del Ejecutivo y el Banco Central tiene la responsabilidad de implementar la baja".

DÓLAR, DÉFICIT Y DEUDA

Miguel Kiguel definió un período post-electoral en el que el Gobierno insistirá en la receta gradual para disminuir el déficit fiscal, mientras que apelará al crédito externo para avanzar en el ajuste presupuestario sin minar el incipiente crecimiento ni afrontar sobresaltos con el dólar.

Expresó que "el dólar no es un problema para la economía BCRA, porque dólares hay. En realidad, el BCRA no sabe cómo hacer para que suba el dólar o, mejor dicho, sabe, pero hacerlo subir exigiría comprar divisas y emitir demasiadas LEBAC para absorber los pesos volcados al mercado".

"La gran debilidad de la Argentina es que la mayor parte del endeudamiento es en dólares y que no tiene un mercado de capitales importante", advirtió el economista. Por eso puntualizó que "el riesgo es que el mundo te lo complique", pues un frente financiero adverso desde el exterior, con restricción del crédito o tasas más altas, reducirá el poder de maniobra de la política económica. "Si dependés de los mercados financieros internacionales y tenés un episodio como la quiebra de Lehman Brothers, fuiste", graficó.

"Dependemos mucho del mercado mundial. Lo ideal sería tener más deuda en pesos, que llegado el caso le permitiría al Gobierno devaluar sin que eso genere un problema de solvencia como en 2001", evaluó.

Cuando la economía empieza a andar es más fácil mantener el crecimiento que frenar

A la vez, explicó que el actual nivel de endeudamiento es manejable porque en el mundo persiste el interés por invertir en bonos argentinos, que garantiza la abundancia de dólares. "Los inversores van a seguir mirando el cumplimiento de la meta fiscal para seguir confiando en la Argentina, aunque el mercado lo que mira es la capacidad de repago más que el déficit", explicó.

"Hoy Argentina tiene muchas opciones de financiamiento, aunque dependemos mucho del mercado mundial. Hay muchos inversores financieros internacionales, pero no locales. Si las emisiones fueran principalmente en pesos se reduciría la vulnerabilidad".

Por otra parte, el socio de Megainver fue crítico con la emisión del bono a 100 años lanzado por el Ministerio de Finanzas la semana pasada, horas antes de conocerse que la Argentina no sería incluida en el club de mercados emergentes de MSCI. "Creo que fue una jugada por el prestigio. Financieramente no es una gran opción y salió mal, porque al Gobierno le pegaron por derecha y por izquierda, con alto costo político", cuestionó, aun cuando admitió que "los fondos que van a bonos quieren duration y ganancia de capital", como podría ofrecer un título argentino a 30 años.

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