Si gana el Gobierno en octubre, igual no habrá "boom" de inversiones

Es lo que reconocen los empresarios puertas adentro, pese al fuerte respaldo a Macri. El costo argentino pesa más que un horizonte político despejado

La conversación teléfonica de Mauricio Macri con un hombre que le había escrito una carta con reclamos dejó al desnudo la impotencia del Gobierno: "Soy el primero que me voy a dormir con angustia. Esto tardar en moverse y arrancar, es así", le dijo el Presidente, un reflejo de la preocupación que existe porque después de un año y medio la mejora económica todavía no llega a los bolsillos.

Algo parecido sucedió en el encuentro en Casa Rosada del Presidente y varios ministros del área económica con la nueva cúpula de la UIA, encabezada por Miguel Acevedo. La preocupación pasa por la falta de inversiones, a pesar del fuerte apoyo explícito de la comunidad empresaria le brinda a la actual administración. "Pon tu dinero donde está tu boca", es la traducción de un viejo refrán traducido del inglés. Le cabe perfecto a la mirada que tiene el Gobierno sobre el apoyo de los ejecutivos que no termina de consolidarse en una apuesta fuerte desde el punto de vista económico. A los empresarios le falta "predicar con el ejemplo", según esa mirada.

Las inversiones financieras le seguirán ganando por goleada a las productivas

Aún así, el ministro de Hacienda esbozó una postura mucho menos dramática en encuentros privados. Nicolás Dujovne sostiene que el proceso ya comenzó, pero es muy paulatino: "Este año la inversión va a aumentar 0,8% del PBI y vamos a pasar del 15% al 20% del Producto para el año 2023", es decir cuando hipotéticamente se cumplan los 8 años del gobierno macrista. Pero esta mejora no esconde el verdadero problema que enfrenta la economía: la caída del poder de compra en el último año y medio, ante el aumento de tarifas y el repunte inflacionario.

Hubo fuertes críticas empresarias a Cristina esta semana: “No queremos volver al populismo”, dijo Jaime Campos de AEA

En medio de las quejas del Gobierno, los empresarios no dudaron en salir en coro a respaldar las críticas de Macri a la "mafia" de los abogados laboralistas y la industria del juicio. Prácticamente nadie se quiso quedar afuera a la hora de darle la razón. La Bolsa de Comercio, ABA (la cámara que agrupa a bancos extranjeros), IDEA, la UIA y AEA (donde confluyen los principales dueños de empresas locales) salieron a apoyar explícitamente las quejas por la industria del juicio. Según estimaciones oficiales, el pasivo oculto para las empresas por la cantidad de juicios laborales y de accidentes de trabajo llega a los USD 5.000 millones.

A pesar de las señales muy claras de respaldo al Ejecutivo, a puertas cerradas los empresarios reconocen que la inversión crecerá muy poco en los próximos años. Y ni siquiera un buen resultado del Gobierno en las elecciones, que es el escenario principal que hoy se maneja en las empresas, cambiará demasiado las cosas. Federico Tomasevich, presidente de Puente, consideró por ejemplo que los actuales precios de bonos y acciones ya incorporan un buen resultado electoral del oficialismo: "No descarto incluso una toma de ganancias si el Gobierno gana en octubre", explica. La gran noticia del regreso de la Argentina al grupo de "mercados emergentes" que se anunciará el martes también estaría incorporada ya en los precios de activos. El peligro es que un escenario distinto, por ejemplo si Cristina Kirchner gana la provincia de Buenos Aires, podría generar un importante impacto negativo en el "clima de negocios".

Más allá de la evolución de la Bolsa, lo que está en juego es un mayor salto de las inversiones que acelere la recuperación de la economía. Pero no hay que esperar milagros. El resultado electoral definitivamente no marcará un antes y un después desde el punto de vista de las decisiones empresarias.

La lista de los temas que frenan una mayor apuesta inversora son conocidos y están relacionados con el concepto de "costo argentino". Los juicios laborales están por supuesto en el radar. Pero también el atraso cambiario crónico y en especial la insoportable carga impositiva. Dujovne ya se encargó de explicitar ante la cúpula de AEA esta semana que la reforma tributaria marcha a fuego lento. Y que el Gobierno reconoce la necesidad de avanzar sobre impuestos distorsivos de la actividad económica, pero con el cuidado de no desfinanciar al Estado.

Con este panorama, la "lluvia" de dólares para la inversión productiva seguirá demorada o por lo menos no tendrá la fuerza esperada. Y continuará ganando por goleada el ingreso de divisas para inversiones de portafolio, es decir dirigidas a la especulación financiera.

Más allá de esto, está claro que el interés empresario es que el Gobierno gane las elecciones, especialmente en la provincia de Buenos Aires. Y los ejecutivos no dudan en llevar adelante su propia campaña. Esta semana el titular de AEA, Jaime Campos, envió un centro al oficialismo y un tiro por elevación a la anterior gestión: "No queremos la vuelta al populismo, apoyamos este camino hacia una Argentina más republicana". Y el titular de la UIA apuntó en la misma dirección: "Con este gobierno se puede dialogar, más allá de estar o no de acuerdo. Antes sólo se discutía ideología".