Bancos versus Fintech: la pelea que llegó a la Argentina

Surgen nuevos jugadores en el negocio de crédito online que perjudican al negocio bancario tradicional. Piden regulaciones al Central para que no haya competencia desleal

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Lucas Llach, vicepresidente del Central,
Lucas Llach, vicepresidente del Central, coordina los grupos de innovación financiera en la entidad.

La proliferación de compañías que ofrecen créditos online encendió la luz de alarma en la industria bancaria. Es que la aparición de compañías "fintech" especializadas en ofrecer servicios financieros con un alto uso de la tecnología empezó a impactar en los negocios de los bancos, en especial en lo que respecta al otorgamiento de personales.

El tema surgió en una reunión que mantuvo el titular del BCRA, Federico Sturzenegger, con la cúpula de los bancos extranjeros la semana pasada. Y trascendió que también Adeba, que agrupa a las entidades de capital nacional, llevará el mismo reclamo a un encuentro que mantendrán a fines de esta semana. El argumento principal es que estas compañías compiten en forma "desleal" con la banca.

La explicación para semejante postura es que las fintech están completamente fuera de la regulación del BCRA y, por lo tanto, sus costos son sensiblemente más bajos. "Nosotros tenemos que mantener encajes y además pagar una cuota al sistema de seguro de depósitos. Esto nos quita recursos y obviamente rentabilidad, un problema que no tienen las empresas que sólo se dedican al crédito online", resumió a Infobae el presidente de un banco nacional.

Esta pelea ya se da hace varios años en los países desarrollados y ahora está llegando a la Argentina, donde las fintech empiezan a ganar en volumen de operaciones. Cada vez más gente que no tiene acceso a los bancos, opta por sacar un préstamo por Internet. Pero también están aquellos que encuentran más cómodo y en ocasiones más barato recurrir a este tipo de opciones.

La gota que rebalsó el vaso para los bancos fue el lanzamiento de Mercado Crédito, una compañía de la principal compañía de crédito on line de la región, es decir Mercado Libre. Si bien arrancó con unos pocos clientes que venden usualmente a través de la página, el potencial de crecimiento de esta compañía es enorme y tiene los recursos para sustentarlo. Mercado Libre tiene un valor de mercado superior a los USD 12.000 millones, cuando los principales bancos argentinos como Macro o Galicia apenas superan los USD 5.000 millones.

El Central le sugirió a los bancos que creen sus propias Fintech en vez de pedir que las regulen.

Las entidades sostienen que Mercado Libre en realidad sí maneja recursos de ahorristas, ya que tiene una gran cantidad de dinero que circula en forma permanente dentro de su ecosistema. "No es distinto el manejo de ese dinero a lo que puede ser la plata que los bancos mantenemos a la vista. Sin embargo nosotros tenemos que mantener una porción inmovilizada y ellos no", sostienen.

Pero el Central no quiere saber nada con esta posible regulación. La respuesta del tándem Sturzengger-Lucas Llach (el vice del Central encargado de la innovación tecnológica) sorprendió a más de un banquero: "No hay ningún problema en que ustedes creen una fintech para salir a prestar sin este tipo de regulaciones", sostuvieron.

Algunos bancos empezaron a transitar este camino de "co-innovación", asociándose con compañías fintech para ofrecer determinados servicios, incluyendo crédito y transferencias internacionales. Los casos más emblemáticos son los de algunos bancos medianos como BIND Banco Industrial y Supervielle.

La experiencia internacional también muestra cómo algunas entidades se van metiendo cada vez más fuerte en la innovación tecnológica, pero en muchos casos de la mano de jugadores no habituales del sector. Por ejemplo hay varias empresas de finanzas colaborativas (préstamos de persona a persona) en la que los bancos intervienen activamente a la hora de financiar. Este tipo de compañías surgieron como una gran amenaza al negocio del crédito tradicional y varios bancos de primer nivel optaron por sumarse al negocio en vez de combatirlo.

 
 
 
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