Miguel Broda: "Mantenemos vicios insalvables que si no los resolvemos no vamos a poder ser un país normal"

La economía no logra salir del subibaja. Cuando parecía que cedía la inflación, se aceleró. La actividad agregada mejoró en enero, pero volvió a contraerse en el bimestre siguiente. El análisis de un experto que espera un modesto crecimiento para 2017 y 2018

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Miguel Ángel Broda: “La política
Miguel Ángel Broda: “La política monetaria restrictiva con una política fiscal expansiva genera una serie de debilidades que la hace duradera por corto plazo” (Martín Rosenzveig)

El Estudio Miguel Ángel Broda y Asociados, con más de 30 años dedicados al análisis de la coyuntura, se ha constituido no sólo uno de los más reconocidos consultores de empresas y políticos, sino también ha sido y es cuna de formación complementaria de economistas de la talla de Luis Secco y Rodolfo Santángelo, que junto con su hija Andrea, fueron los coordinadores de sus equipos por un período de más de 6 años -"Fueron los mejores, una mano derecha, muy buenos", dijo el fundador de Carta Económica-, y también pasaron por áreas específicas el ex presidente del Banco Central, Carlos Melconian; el actual presidente de la Comisión de Presupuesto y Hacienda de la Cámara de Diputados, Luciano Laspina; José Luis Espert (tres veces); Javie Milei, Diego Giacomini y Alejo Espora, entre otros que adoptaron una metodología de trabajo y análisis común, "aunque algunos luego siguieron una corriente fundamentalista que no le hace bien a la profesión", alertó Broda en diálogo con Infobae.

-El Estudio Broda ha venido trabajado en los últimos meses en el análisis de las debilidades de la política económica, ¿a qué conclusión llegó?

-Primero el diagnóstico, cómo está el enfermo. La estrategia económica elegida depende por un lado de las condiciones heredadas; y por el otro de la circunstancia electoral. En el primer caso, se ven varios elementos que limitan la estrategia de crecimiento del PBI, porque es un país estancado, el nivel del último trimestre de 2016 es igual al de similar período de 2011, con ciclos muy cortos donde las dos fases de recesión y reactivación llevan dos años; una alta inflación; y un conjunto de desequilibrios macroeconómicos de una magnitud enormes: reservas netas negativas en divisas; singular expansión monetaria previa; déficit fiscal siempre creciente; aislados del mundo; default; un tipo de cambio muy atrasado, con controles de cambios generalizados y trabas a las importaciones y también obstáculos a las exportaciones; desequilibrios también enormes en las tarifas de los servicios públicos; los cuales erradamente no enfatizados y explicitados, condicionan la política macroecónomica. En el segundo, la economía política de la necesidad de ganar las elecciones de medio término que son un cuasi referéndum sobre Cambiemos.

-El Gobierno ha elegido una política monetaria restrictiva para bajar la inflación, pero moderada para reducir el abultado déficit fiscal heredado, en un contexto de presión tributaria elevadísima, ¿comparte esa estrategia para comenzar a reducir los desequilibrios que mencionó?

-El Gobierno sigue una política fiscal expansiva, que consiste en aumento del gasto público y del déficit en términos reales financiado con endeudamiento externo; y una política monetaria de metas de inflación, donde la variable instrumental es la fijación discrecional de la tasa de interés. Esta configuración genera una serie de debilidades que la hace duradera por corto plazo.

-¿Cuáles son esas debilidades de la elección de esas políticas?

-La primera debilidad es la extraordinaria apreciación del peso y las severas consecuencias que eso tiene. Hoy el tipo de cambio real multilateral está 18% más apreciado que en el momento en que el populismo que siempre quiere tener un dólar barato se vio obligado a devaluar, en enero de 2014; contra el promedio de 60 años, de 40 años, de 20 años, es de 42%; contra el nivel de salida de la convertibilidad un 10%, cuando había un atraso de magnitud.

“Una de las mayores debilidades
“Una de las mayores debilidades de la política económica es que genera un elevadísimo atraso cambiario” (Martín Rosenzveig)

-Pero altos funcionarios del Gobierno alegan que el tipo de cambio atrasado posibilita desacelerar la inflación y de ese modo contribuye a mejorar las expectativas de la población, ¿es así?

-Efectos colaterales positivos sobre la tasa de inflación tiene, pero cada vez que se usó ese instrumento para bajar la tasa de inflación nos fue mal. Es cierto que con un peso apreciado hay menos presión inflacionaria, pero las consecuencias negativas son mucho mayores que las positivas. Se ha abaratado sustancialmente el precio de los bienes importados. En el primer trimestre aumentaron 13% los pagos de importaciones; los gastos de turismo en el exterior crecieron 39% en dólares; hubo un estímulo al atesoramiento de activos externos por parte de los residentes, ajustado por la plata que se trajo por el blanqueo fue de USD 2.400 millones por mes, fue de los más altos en la historia argentina, duplicando el ritmo del año pasado; y todos los procesos de apertura económica salieron mal por la superapreciación del peso, tanto con Martínez de Hoz, a fines de los 70; como con la convertibilidad de los 90, porque tienen consecuencias productivas muy importantes.

“Cada vez que se usó el ancla cambiaria para bajar la inflación nos fue mal, hoy el tipo de cambio está atrasado entre 18 y 42%, depende del período con el que se lo compare”

-¿Qué otra debilidad detectó el trabajo?

-La segunda debilidad es una recuperación muy moderada, muy amarreta, porque se está con la política monetaria contractiva prendiendo el aire acondicionado y con la política fiscal expansiva prendiendo la calefacción, y los multiplicadores fiscales son muy inferiores a los que se tendrían con otra política monetaria, con el agravante que el menor crecimiento de la demanda agregada tiene un mayor componente de bienes extranjeros, porque se abaratan las importaciones y las compras por internet en cualquier parte del mundo, y menor efecto sobre la producción nacional. Y eso hace que probablemente la economía no le hace ganar las elecciones, probablemente el electorado se decida por cuestiones políticas.

-Ese cuadro no luce muy alentador para una sociedad en la que un tercio se encuentra en estado de pobreza…

-Es que una de las consecuencias de un crecimiento "amarrete" es que como la economía no reactiva y genera menos empleo del que se esperaba, producto de la estrategia macroeconómica, aparece un impulso que denomino una nueva estrategia del modelo de Guido Mantega, el ministro de Hacienda de Dilma Rousseff, que es aumentar el rol de los bancos públicos; dar crédito subsidiado; resolver los problemas caso por caso, trabando las importaciones de calzados de Vietnam, o los textiles de Malasia; y con un rol de intervención del Estado creciente que muchas veces entra en conflicto con el objetivo de largo plazo. Estas políticas no son muy diferentes de las que siguió Axel Kicillof en 2015, esto sí genera dudas sobre qué convicción hay de hacer a la Argentina normal.

“Las políticas de aumentar el rol del Estado no son muy diferentes de las que siguió Axel Kicillof en 2015, esto sí genera dudas sobre qué convicción hay de hacer a la Argentina normal”

-¿Esta configuración de política macroeconómica tiene algún otro efecto negativo?

-Sí, nos hace muy vulnerables y riesgosos, porque somos dependientes del pulmotor del sistema financiero internacional que continúe la fiesta, es decir nos alimentamos de los dólares para financiar un gasto en pesos, que provocan la apreciación de la moneda nacional. Esto genera la cuarta debilidad de este marco que no es sostenible en el largo plazo de aumento sostenido de la deuda pública y tampoco la deuda del Banco Central, con la emisión de Lebac.

“Esta política macroeconómica nos hace
“Esta política macroeconómica nos hace muy vulnerables y riesgosos, porque somos dependientes del pulmotor del sistema financiero internacional que continúe la fiesta de las bajas tasas de interés” (Martín Rosenzveig)

-Frente a este cuadro, ¿el Gobierno debería endurecer la política fiscal o flexibilizar la política monetaria?

-Mi expectativa es que esto no cambie hasta después de las elecciones, porque esta política fiscal puede hacer fracasar la política monetaria para bajar la tasa de inflación. En los últimos 12 meses la emisión monetaria fue de 470 mil millones de pesos y la demanda de dinero por parte del público fue de 220 mil millones, la diferencia fue el aumento de la deuda del Banco Central con la colocación de Lebac. Probablemente el objetivo de corto plazo de Cambiemos es bajar la tasa de inflación, pero esta configuración de política macroeconómica, independientemente de que piense de que se trata de un modelo primitivo que genera conflictos con los objetivos de largo plazo de bajar la inflación y tender al crecimiento sostenido, no es estable.

“La política fiscal tiene el riesgo de hacer fracasar la política monetaria, como ha sucedido siempre en la Argentina”

-Pero en el Gobierno aseguran que el uso del endeudamiento externo para financiar el déficit fiscal no será permanente…

-Pero lo ha sido hasta ahora, y las metas de necesidades de financiamiento del Estado están en la misma tendencia de los últimos seis años de gobierno kirchnerista: creciendo el gasto público, creciendo el déficit primario, creciendo el más relevante que es el déficit total; y creciendo claramente a niveles que no se puede sostener, porque así terminamos en un nuevo default o financiando con la maquinita y por lo tanto con alta de inflación y creciente. Por lo tanto no es cierto que ha habido gradualismo fiscal. Hay que comenzar a corregir el rumbo.

-¿Cuál es la recomendación de política, atendiendo a que casi un tercio de la población cayó en estado de pobreza?

-La historia de la Argentina ha sido siempre que el dilema se resuelve condicionando la política monetaria a la fiscal. Pero debiera ser al revés, lo mejor que tenemos es el plan del Banco Central para controlar la inflación, tiene que ceder la expansión del gasto público; y rever la política de decisiones. Y tiene que ser resuelta de una manera diferente a nuestra historia, e inversa a la que eligió el Gobierno: que no suba las tarifas para bajar los subsidios y que no aumenten los subsidios sociales ni la inversión pública. Estoy dando un extremo de que no sacrifiquemos el objetivo antiinflacionario por el deporte nacional de siempre aumentar el gasto público, elevar el déficit fiscal y terminar mal. Obviamente luce terriblemente impopular, pero la verdad es que es necesariamente inconsistente la política monetaria con la fiscal.

-Pero insisto, con un tercio de la población en estado de pobreza, ¿cómo se sobrelleva una política fiscal restrictiva de esa  naturaleza?

-Siempre existen esos argumentos, pero si se tiene una fractura expuesta de una pierna, esto es el déficit fiscal y el gasto público creciente, para volver los huesos a su lugar es terriblemente doloroso. Pero la economía no se equilibra mientras anda sin poner los huesos en su lugar. Costos hay, naturalmente que hay que tratar de morigerarlos, pero no tratar de evitar la curación definitiva. Y claramente la historia de decadencia de inestabilidad macroeconómica me ha enseñado que no hay nada más progresista que evitar las crisis macroeconómicas, por que si genera un aumento de 5 puntos porcentuales en el nivel de pobreza, para volver al nivel previo el PBI debe crecer cuatro o cinco veces más que la tasa de caída prevía. Esto es, si con el fin de la convertibilidad el PBI cayó 10% y la pobreza aumentó 15 puntos, para volver a la situación previa la actividad debe crecer entre 40% y 50%, es absolutamente asimétrico. Por eso tengo la absoluta convicción que para reducir el nivel de pobreza al cohete que tiene la Argentina hay dos cosas fundamentales: estabilidad macro y apertura económica con un dólar caro. Esas dos cosas cambian el nivel de pobreza en el largo plazo. Claramente la estrategia entendidamente elegida por la herencia y las circunstancias electorales no resuelve ese problema.

“Lo mejor que tenemos es
“Lo mejor que tenemos es el plan del Banco Central para controlar la inflación” (Martín Rosenzveig)

-¿Qué se debiera hacer en la transición?

-Lo primero es lograr credibilidad de que se tiene el objetivo a dónde llegar, con instituciones fiscales que desde ya pongan techo al crecimiento del gasto público en términos reales; que controlen los desórdenes provinciales, y que le digan al mercado que esta vez vamos en serio, vamos a tratar de ser un país normal, con niveles de deuda pública y déficit fiscal en el fondo financiados con el ahorro interno que se pueda canalizar con un sistema financiero que es enano, raquítico. Y centrarse en los países que venían mal y consiguieron salir de la decadencia. Chile, Australia, Nueva Zelanda, algunos ejemplos más recientes del sudeste asiático. Pero la verdad es que mantenemos vicios insalvables que si no los resolvemos no vamos a poder ser un país normal.

“No hay nada más progresista que evitar las crisis macroeconómicas, por que si generan un aumento de 5 puntos porcentuales en el nivel de pobreza para volver al nivel previo el PBI debe crecer cuatro o cinco veces más que la tasa de caída”

¿Qué es ser un país normal?
-Un país normal es tener la situación macroeconómica ordenada, como de Colombia, Perú, Uruguay, de Evo Morales, de Chile… Y no tengo ninguna duda de que es posible, pero exige encarar profundas reformas estructurales que puedan cambiar nuestra historia. No se va lograr sin pisar cayos, no se puede hacer una tortilla sin romper los huevos, y se necesita una política muy didáctica de explicar que hay algunas cosas que tienen costos de corto plazo altos, pero que tienen muchísimos más beneficios de largo plazo y que vale la pena hacerlo.

Pronósticos de Miguel Ángel Broda para 2017

Inversión bruta interna: "En el primer trimestre aumentó entre 4 y 5%; con un 5% en la construcción, no sólo vinculada con la obra pública, y más aún en máquina y equipo importado".

Consumo: "Estimamos que repuntó moderadamente respecto del cierre de 2016".

PBI: "La variación se mostró tambaleante y llegó a marzo en el mismo nivel que en diciembre. Para el segundo trimestre se prevé el mayor aumento esperado para todo el año respecto de los tres meses previos. Y para todo el año el Estudio proyecta una suba de 2,3% a 2,4%, algo inferior al consenso del mercado, y mucho menos que el 3,5% fijado en el Presupuesto y que ahora redujo a 3%. De todas maneras, en un año con estanflación y con el componente político de las elecciones de medio término, los pronósticos se ajustan mes a mes. Pero, para 2018 consideramos que la actividad volverá a crecer y quebrará el cambio de ciclo al segundo año".

Inflación: "Prevemos para el corriente año un exceso de 4 a 5 puntos porcentuales respecto de la meta techo del 17% del Banco Central, como el consenso del mercado, con un Banco Central que aún le restan comprar unos USD 10.000 millones del sobrante existente entre la expansión de base monetaria y la emisión de Lebac, más la asistencia al Tesoro de $150.000 millones".

Déficit fiscal: "Lo ubicamos en 4,6% del PBI, aunque con "contabilidad creativa" de postergar algunos pagos de gastos ejecutados para el año próximo el Gobierno podría cumplir la meta del 4,2% del PBI".

Tipo de cambio: "Es la variable más compleja de estimar. Hoy lo vemos a fin de año entre $17,40 y $ 17,60. Tal vez baje hasta el fin de la liquidación de la cosecha de soja y suba con la incertidumbre previa a las elecciones de octubre".

– ¿Por qué cree que pese al cuadro que describió e incumplimiento de metas se advierte cierto optimismo en un amplio sector del empresariado, en particular de compañías extranjeras?

El optimismo del mundo es por la intensa gira del presidente Mauricio Macri que en pocos meses se verá con los principales líderes del mundo donde presenta sus objetivos y metas de recuperación de la institucionalidad y normalización de la economía. Pero principalmente porque es un presidente no peronista.

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