Luego de un 2016 en el que el crédito creció casi la mitad de la inflación, es decir que cayó en términos reales, la expectativa es que este año se produzca un fuerte repunte del financiamiento tanto al público como a empresas.
Pero para que esta tendencia no se quede a mitad de camino, el Banco Central está decidido a definir una medida clave para alentarlo: una reducción de encajes, que persigue dos objetivos en forma simultánea: alentar el otorgamiento de préstamos y al mismo tiempo impulsar a los bancos a que suban las tasas de interés que pagan para captar plazos fijos.
El anuncio fue realizado por el titular del Banco Central, Federico Sturzenegger, durante un almuerzo organizado por el Instituto Argentino de Ejecutivo de Finanzas (IAEF), del que participó Infobae. Sin embargo, no brindó precisiones sobre el momento exacto en el que se tomará la medida ni de qué nivel puede ser la rebaja.
El año pasado el crédito creció mucho menos que la inflación. El objetivo es que este año recupere el terreno perdido.
Actualmente, el encaje "promedio" del sistema es de 15%. Se trata de una suerte de impuesto que pesa sobre el sector financiero, ya que los bancos no pueden prestar esa porción de fondos que captan del público y queda inmovilizado en el Banco Central.
El objetivo principal de esta inmovilización es darle una protección adicional al ahorrista en caso de una crisis. El año pasado la entidad había aumentado el efectivo mínimo (es decir el porcentaje de los depósitos que queda inmovilizado) por la necesidad de absorber pesos gratis del sistema en vez de seguir emitiendo Lebac. Ahora ya no tiene sentido mantener esa medida.
Los bancos tienen mucha liquidez excedente que podrían derivar al público y empresas a través de diversas líneas de préstamos para consumo e inversión
Pero más allá de las regulaciones del BCRA, los bancos tienen mucha liquidez excedente por lo que ya podrían volcar más fondos a prestar. El problema es que el año pasado la demanda de crédito tanto del público como de las empresas había caído significativamente a causa de la recesión. En ese contexto la gente tiene miedo a endeudarse y las empresas no tienen proyectos que justifiquen la toma de créditos. Además, con las tasas de Lebac al 38% como sucedió durante buena parte del año pasado no había negocios más rentables.
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En el primer bimestre el crédito tuvo un salto pero resultó modesto. La expectativa es que a partir de marzo repunte en forma más vigorosa y la reducción de encajes le daría más facilidad a los bancos para salir a prestar. Está por verse si además comienza una competencia para mejorar la tasa de plazos fijos, ya que por el momento existe mucha liquidez excedente en los bancos.
Una preocupación que existe en el BCRA es que la tasa de plazo fijo al público está por debajo del 18% anual (prácticamente en línea con la inflación esperada) por lo que el ahorrista tiene poco incentivo para depositar en pesos. Por otra parte, los bancos toman ese dinero y se lo colocan al Banco Central vía pases pasivos a una tasa del 24,75% anual por lo que el negocio resulta muy atractivo para las entidades. Una explicación es que además del 18% para los ahorristas, los bancos deben hacer frente a los encajes que terminan aumentando el costo al que se fondean.
La expectativa de las autoridades es que los bancos paguen no menos de 20% por los plazos fijos, en línea con la tasa BADLAR, es decir la que reciben las empresas por colocaciones de mayor monto. De esta forma además se alentaría la inversión en moneda local, en vez de apostar por el dólar.