Los anunciados brotes verdes que proyectaron las autoridades nacionales para los últimos meses de 2016 continuaron sin aparecer, en particular en dos de los tres principales referentes de la denominada economía real, como son la industria y la construcción.
En el primer caso, el Estimador Mensual Industrial del Indec acumuló en diciembre de 2016 once meses consecutivos de contracción en comparación con igual período del año previo. Sólo pudo mostrar el organismo oficial de estadística como buena noticia la desaceleración del ritmo de contracción, desde un extremo de 8% anotado en octubre a 2,3% dos meses después.
Mientras que en el segundo, el Indicador de coyuntura de la actividad de la Construcción completó un ciclo recesivo de 12 meses seguidos, cerró diciembre de 2016 con un derrumbe de 7,8% en comparación con diciembre del año previo, aunque notablemente más atenuada que la baja de 19,2% que acusó dos meses antes.
El último año cerró con sendas caídas de 4,6% en la producción industrial y del 12,7% en el indicador de la construcción
El común denominador de los dos indicadores es que van camino a superar el ciclo más largo de receso de la actividad en el presente siglo, que en el sector fabril fue entre febrero 2012 a marzo de 2013, y en el de las obras públicas y privadas ocurrió entre agosto 2001 y noviembre de 2002.
Factores externos e internos
La aceleración de la inflación hasta avanzado el segundo semestre, junto con la recesión que afectó a Brasil, fueron los factores determinantes de la contracción de la actividad industrial en 4,6% en todo el último año.
Mientras que en el segundo se agregó al debilitamiento del poder de compra de los salarios y la suba de las tasas de interés, el efecto de la parálisis de la obra pública en la primera mitad del año, y la reactivación de las licitaciones de trabajos de infraestructura y planes de vivienda de modo creciente desde el segundo semestre de 2016, se prevé comenzará a tener efecto sobre la actividad a partir del segundo trimestre del nuevo año.