El presidente del Banco Central, Federico Sturzenegger, consideró este martes que la "significativa desaceleración de la inflación que mostrará agosto" no implica que sea una "reducción sostenida" del indicador. Según Sturzenegger, para que la inflación baje "no hay que tener objetivos de corto plazo".
Según el funcionario, "un proceso de desinflación persistente necesita de varios meses para consolidarse como tal. Las expectativas de inflación para 2017 todavía se ubican por encima de las expectativas de la autoridad monetaria".
"Además, el camino a recorrer hasta alcanzar el objetivo de una inflación del 5 por ciento anual se encuentra todavía lejano" reconoció.
De este modo, el presidente del Banco Central se distanció del ministro de Hacienda y Finanzas Públicas, Alfonso de Prat Gay, para quien la inflación "ya no es un tema" que preocupe al Gobierno.
Para Sturzenegger, la "significativa desaceleración de la inflación que mostrará agosto no provee los elementos suficientes para que pueda concluirse que sea conveniente relajar la política monetaria. El primer motivo es que una reducción de la inflación en un mes puntual no es indicador suficiente sobre una reducción sostenida".
El gradualismo fiscal no compromete ni condiciona la política monetaria del BCRA
Sturzenegger se expresó así al inaugurar el 21° Simposio Internacional de Economía organizado por la Universidad de Tel Aviv que se lleva a cabo en Buenos Aires, bajo el título "Panorama económico y financiero: perspectivas nacionales e internacionales". En ese marco, el jefe de la autoridad monetaria sostuvo que "lo relevante para combatir la inflación es construir un esquema donde oferta y demanda de dinero puedan equilibrarse".
Además, garantizó que el Banco Central "va a mantener la tasa real de interés positiva, con un sesgo antiinflacionario hasta que el objetivo final sea alcanzado. Lo cual requiere, desde ya, que a medida que la inflación y las expectativas inflacionarias vayan bajando, la tasa nominal de interés se vaya reduciendo".
A su criterio, "el gradualismo fiscal que plantea el Gobierno no compromete ni condiciona, a nuestro entender, la política monetaria que lleva adelante el Banco Central".
"Así, tanto porque el Gobierno tiene tiempo y experiencia de gestión, y porque entendemos que los primeros esfuerzos fiscales se orientaron a bajar impuestos, es que vemos el escenario fiscal convencidos que no compromete ni pone en riesgo la política antiinflacionaria del Gobierno", añadió.
Según Sturzenegger, "hay tres razones que justifican por qué el no vemos este gradualismo fiscal con preocupación. La primera razón tiene que ver con el bajo endeudamiento con el sector privado que tiene nuestro sector público en la actualidad".
El BCRA va a mantener la tasa real de interés positiva, con un sesgo antiinflacionario
"El Gobierno cuenta con una amplia disponibilidad de financiamiento en buenas condiciones, permitiendo el descenso de las transferencias del Banco Central al Tesoro y llevando el análisis de la cuestión fiscal a una perspectiva de largo plazo", agregó.
El funcionario puntualizó que el segundo punto "es que el Gobierno ha hecho significativos esfuerzos en lo fiscal. La cuestión central es que ese esfuerzo fiscal se ha visto focalizado no sólo en reducir el déficit sino también en bajar impuestos".
"La reducción de tasas impositivas distorsivas puede implicar un sacrificio de recursos fiscales en el corto plazo. La baja en la presión tributaria, que hoy ya es en términos del PBI por lo menos un punto porcentual inferior a la del año pasado, es probablemente la noticia económica de 2016″, resaltó.
Por último, señaló que el tercer punto "tiene que ver no tanto con la situación fiscal puntualmente sino con la calidad del gasto público en su conjunto. Una mejora en la calidad del gasto, es equivalente, desde el punto de vista macroeconómico, a una reducción del déficit, porque le ahorra recursos al sector privado".