El lunes 14 de junio los matutinos porteños titulaban: “Bombardeo sobre las avanzadas británicas” (Clarín); “Malvinas: hay consolidación de la defensa y reagrupamiento” (La Prensa) y “Nuestras fuerzas combaten con denuedo para contener al invasor”, informaba La Nación, al tiempo que señalaba que “los británicos se sirven en la lucha de miras infrarrojas que les permiten visualizar a los soldados argentinos durante la noche y la niebla. Tales elementos sofisticados, junto con el empleo de visores panorámicos con sistema infrarrojo, constituyen una ventaja técnica a la que se opone el denuedo con que combaten los defensores argentinos en las cercanías de Puerto Argentino”.
Ese mismo día, a la madrugada, el comandante en jefe de la Fuerza Aérea, Basilio Lami Dozo, viajó al Teatro de Operaciones desde donde siguió el desarrollo de los acontecimientos.
“A las 09:15 horas del 14 de junio –recordó la Junta Militar– el contralmirante Edgardo Otero envió al comandante en jefe de la Armada la siguiente comunicación: ‘Voy a destruir archivos y equipos criptográficos’.” “A la misma hora -sigue el relato- se recibió en el Estado Mayor Conjunto el siguiente cable procedente de las Islas Mavinas: ‘Principales posiciones del oeste en Tumble Down-Williams (BIM 5) y Wíreles Ridge (RI 7) en poder enemigo. Se combate cuerpo a cuerpo. Numerosas bajas de artillería y armas de apoyo propias destruidas. Dispositivo en reestructuración empleando el RI 3 y parte del RI 25. Posición precaria. Aprecio no podrá sostenerse más allá del día de hoy’.”
El general Leopoldo Fortunato Galtieri, el almirante Jorge Isaac Anaya y el brigadier Juan García, jefe del Estado Mayor de la FAA (en reemplazo de Basilio Lami Dozo que estaba en el Sur), se mantuvieron juntos gran parte del día a la espera de los acontecimientos. A las 10:55, el general Héctor Iglesias, Secretario General de la Presidencia y el general Mario Benjamín Menéndez se comunicaron telefónicamente. La síntesis del diálogo fue:
“Esto se acabó. Ya no nos quedan medios. Se combatió duramente hasta las últimas horas. El grupo de artillería ha sido pulverizado. El general (Oscar) Jofré ha logrado recomponer una posición precaria. No sé si podrá aguantar en ella y defenderla más allá de esta noche (subrayado en el documento). Las alternativas que quedan son las siguientes: 1) Aceptar la resolución 502 y retirarnos con nuestras banderas; 2) Aceptar la matanza; 3) Aceptar la posibilidad de una desbandada con tropa agotada y con munición que se acaba. Estoy con Jofré. Me informa que han afectado nuestro hospital. No tienen consideración por nada. Todo lo que digo es duro pero debo ser franco. Entiendo que debe ser tomada la resolución en breve lapso para salir con honor. Si necesitan tiempo deben considerar que no tenemos mucho por aquí. Me avisan que los ingleses están a 4 ó 5 cuadras de este lugar.”
Cuando Iglesias se encontraba informando los términos de su conversación con el gobernador militar de las Malvinas, entró un nuevo llamado de Menéndez que fue tomado por Galtieri. Fue un largo diálogo:
Menéndez: -Si los ingleses, como yo creo, continúan su ataque como yo creo con los medios que le han puesto en el aire, en el mar y en la tierra durante la noche y con fuego con insistencia, no sé si puedo si se me hace esperar hasta la noche. Por eso le plantée la inquietud al general Iglesias… y me permito hablar con usted para decirle que yo creo como solución más honrosa para Argentina, la solución más honrosa. Pero esto puede ser perder más gente en poco tiempo, que a tener que rendir nuestra bandera. Eso es lo que en este momento le mando todo un juicio de lo que le digo y expreso como Comandante Conjunto de Malvinas.
Galtieri: -Usted vive la situación en detalle, cosa que yo desde Plaza de Mayo por más que usted me la pinte no la puedo vivir. Hay ciertos sectores de la posición que han sido perforados por el ataque inglés, debe haber agrupamientos propios de Ejército e Infantería de Marina que deben orgánicamente seguir, seguir subsistiendo en la retaguardia de las primeras fracciones inglesas. Creo que debe impulsarse, ellos también están en una situación crítica, tanto como la nuestra y el impulso de la voluntad de combatir, saliendo de los pozos, saliendo de los pozos hacia delante y no hacia atrás, o saliendo de los pozos atacando los flancos de la penetración enemiga aunque sea con pocas fracciones y con algún fuego, puede lograrse detener la penetración inglesa. Emplee todos los medios que tiene del Regimiento 3, del Regimiento 25 y contrataque. Use todos los medios que tiene a su alcance y continúe el combate con toda la intensidad posible, moviendo al personal fuera de los pozos (resaltado en el documento).
Menéndez: -Mi general, realmente debo decirle que entonces no he logrado darle una sensación de lo que hemos vivido durante toda la noche y en la mañana, y desde hace dos días, mi general, ¡bah! Tres días. Realmente, mi general, en estos momentos de lo que queda aquí de artillería, las posibilidades de apoyo aéreo y el rendimiento físico de la gente, mi general, el BIM 5 ha contraatacado varias veces durante la noche, tres y cuatro veces y ha sido rechazado. El Regimiento de Infantería 25 ya fue desplazado hacia delante y una compañía prácticamente desapareció, y lo que queda, no se puede pedir tanto blasón de repetir las circunstancias después de lo vivido. Perdón me estoy equivocando, el Regimiento 3 de Infantería se desplazó una compañía del 25, esa compañía ha desaparecido. Los elementos del 6 de Infantería que se sacaron para ir adelante también desapareció. Prácticamente, mi general, prácticamente no hay munición en muchos de los lugares donde han luchado totalmente, como en el caso del BIM 5 después de resistir ataques y recuperar el terreno. Por otra parte, mi general, la tropa no da más, está peleando a brazo partido en las trincheras, yo lo he visto. Mire, mi general, lo que usted me dice esta tropa no lo puede cumplir. Esa es mi obligación como Comandante de Malvinas. Detesto no poder responder mi general y le ruego o emplazo para que sea inmediato… mi general, a esta tropa ya no se la puede exigir más después de lo que han peleado. Ya le había dicho a usted ayer, la noche pasada, que el día de hoy iba a ser crucial, estamos en la mayoría del día de hoy y se va a cumplir lo que yo expresé. No hemos podido mantener las alturas, no tenemos espacio, no tenemos medios, no contamos con los apoyos que corresponden, y creo mi general que tenemos que acceder a la gran responsabilidad para con los soldados que van a morir combatiendo un combate sin posibilidades, por el término de pocas horas más y que va a costar muchas vidas.
Galtieri: -Tomado conocimiento, general Menéndez, voy a reflexionar sobre lo que usted me ha expresado. Yo doy por terminado, no sé si usted tiene algo más que agregarme.
Menéndez: -No tengo más que agregarle mi general, pero quisiera saber si puedo esperar, después de sus reflexiones, que usted me haga llegar algo.
Galtieri: -Le voy a hablar más adelante o más tarde durante las horas de luz del día de hoy, en algún momento le voy a volver a hablar. Suerte.
Menéndez: -Mi general, le agradezco la última palabra pero realmente en las últimas horas de luz de hoy, lo que no sé ya, qué es lo que va a ser de la Guarnición Malvinas. Repito, sí estoy dispuesto a asumir toda la responsabilidad que después me competa, Por otra parte, nada más para mí, corto y afuera.
Galtieri: -Nada más Menéndez, hasta luego.”
Hacia el mediodía, el Gobernador Militar de Malvinas, a través del general de división Osvaldo Jorge García, jefe del Teatro de Operaciones Malvinas y comandante del Cuerpo V, se enteró cuáles deberían ser las condiciones para deponer las armas. A las 12.45 horas el teniente general Galtieri se comunicó telefónicamente con el general de división García. Del diálogo surge que García le relató a Galtieri su conversación de esa mañana con Menéndez y las condiciones y modalidades que exigen los británicos para la rendición argentina. Asimismo, García le relató que los ingleses “temen la posibilidad de un ataque aéreo (sobre todo aéreo) mientras se produce la evacuación. Yo les he señalado que el compromiso se limita a la acción de las fuerzas a mi mando. Yo no he requerido ni requeriré a partir de ahora realización de misiones desde el continente que signifique una incompatibilidad con la situación. Y por otro lado también marcaría un compromiso político aunque fuera transitorio que es ajeno a mis atribuciones. Por ello necesito que usted considere este punto y luego al nivel que corresponda se resuelva, pero tendría que ser a más tardar a las 18.45 a 19.00 horas”.
La respuesta de Galtieri, para ser transmitida a Menéndez era: “1) que no debía firmarse ningún documento; 2) que no se hablara de rendición ni capitulación sino en términos de evacuación y retiro de tropas, incluyendo las de Howard y Bahía Fox; 3) que debía tratar que cada hombre regrese con su uniforme y armamento individual; y 4) que el eventual compromiso debía ser en términos de compromiso de honor.”
A las 19:45 García, lo llamó a Galtieri y le relató algunos momentos de su nueva conversación con Menéndez, en la que le transmitió las condiciones para el cese del fuego argentino que le había impuesto el Presidente de la Nación horas antes:
García: -Ni firme ninguna rendición, y si hubiese rendición los términos deben ser de compromiso de honor.
Menéndez: -¿Qué debo interpretar por “no firmar”?
García: -En última instancia se refiere a un compromiso verbal para ambos lados.
Menéndez: -No creo poder dejar de firmar.
García le reiteró las órdenes de Galtieri: que no se hablara ni de rendición ni de capitulación, también que cada hombre regresara con su uniforme y con el armamento individual.
La Junta Militar permaneció reunida hasta la madrugada del 15 de junio, a la espera de las novedades de lo que sucedía en la reunión final entre Mario Benjamín Menéndez y el general británico Jeremy Moore. Según el relato de los comandantes, a las 00:40 se produjo un nuevo contacto telefónico entre Galtieri y García, en el que éste le informó los términos firmados por Menéndez en Puerto Argentino y transmitidos su última conversación con el jefe militar en las Malvinas a las 23:55 horas.
Menéndez: -Tengo que proceder a firmar, en la forma que le había informado anteriormente, una breve declaración de rendición que incluye la palabra trato honorable que no es incondicional y que estuvo acompañado de un acuerdo de caballeros por el general Moore, para aceptar una serie de aspectos que son los que yo le había adelantado y algún otro más.
García: -Me preocupa el personal herido y su evacuación al no poder salir evacuado por vía aérea algún herido de gravedad. ¿Se ha planteado este tema de acuerdo a las leyes y a la Convención de Ginebra?
Menéndez: -Correcto, pero en estos momentos todos los que tenemos graves están embarcados en el Almirante Irízar y están bien atendidos, consecuentemente al estar allí no pareciera jugar el tema de la evacuación aérea.
García: -¿Vamos a tener otra conversación en adelante? ¿Cuándo vamos a conocer el texto de lo firmado?...
García le relata a Galtieri, entonces, el final de la conversación con las islas: “Y el general Menéndez responde que probablemente lo publique el gobierno inglés. Yo le pregunto: ¿Lo podemos conocer ya? Y el general Menéndez me responde que no hay inconvenientes para que yo se lo lea y paso el texto: ‘Yo, el abajo firmante, Comandante de todas las fuerzas argentinas de las Islas Falklands me rindo al general Moore como representante del Gobierno de Su Majestad británica. Bajo los términos de esta rendición el personal argentino de las islas debe mantenerse en los puntos que sean designados por el general Moore y deben entregar sus armas, municiones o cualquiera otra arma o equipo según ordene el general Moore. Siguiendo a la rendición, todo el personal de las Fuerzas Argentinas será tratado con honor de acuerdo con las condiciones de la Convención de Ginebra de 1949. Ellos deberán obedecer directivas concernientes a movimientos y también a las instalaciones. Después dice que cuando tiene lugar el acuerdo de rendición… todas otras cuestiones… forman parte de un pacto de caballeros que lo fuimos anotando punto por punto con el general (Jeremy) Moore por separado. Yo creo que me faltan algunas cosas más… si hay necesidad de aclarar algo estoy a su disposición.”
Cuando García terminó de relatar su diálogo telefónico, Galtieri dijo: “Realmente estoy decepcionado, estoy decepcionado con el acuerdo firmado por el general Menéndez donde habla de rendición prácticamente incondicional. Estoy decepcionado como Presidente de la Nación y Comandante en Jefe del Ejército, del acuerdo firmado por el general Menéndez como Comandante de las Fuerzas Conjuntas en las Islas Malvinas. No es lo que habíamos conversado desde hoy al mediodía con usted, con el general Menéndez, en los términos que debería acordarse un cese del fuego y evacuación o retiro de las fuerzas argentinas de las Islas Malvinas”.
García: -Bueno general, a esto llegó el general Menéndez. Tal vez tendríamos que juzgarlo cuando, estando en las circunstancias que a él representaron, yo creo que consiguió algunas cosas como dijo antes que si bien no estaban en el protocolo las ha conseguido y la rendición considero que no es incondicional. Si bien hay puntos que son condiciones que se han fijado, estarían aparte de este documento…
Galtieri: -General García, yo había conversado con usted y habíamos acordado algunos puntos hoy al mediodía. Yo hablé de los temas que deberían considerarse por el general Menéndez en los acuerdos a tomar con el general Moore. Creo que es bastante incondicional, creo que es una rendición como lo dice el Protocolo, y creo que es casi incondicional del Señor general Menéndez.
García: -Bueno señor habrá que interpretarlo. Yo creo que en la parte de las instrucciones que le dimos… nosotros hablamos que no comprometiera a las fuerzas argentinas, es decir que hiciera lo primero… y la otra parte que no comprometiera digamos la política militar y la política argentina, en este sentido esas instrucciones han sido cumplidas.
Galtieri: -Si usted tiene lo que al mediodía lo que me dictó por el teniente coronel (Aníbal Ulíses) Laíño en la mano, cuando dice los términos más importantes de la capitulación son los siguientes: yo le dije que la capitulación no aceptaba esos términos en la introducción y en el punto 2 le decía, no hay ceremonia especial pública de rendición. Le decía que la rendición, esa palabra debía que ser eliminada, no hay ceremonia especial pública. Tampoco habrá nada privado sino solamente la firma de un acta sin presencia de periodistas… Esto es lo fundamental para evitar además de comprometer políticamente al Gobierno Nacional, evitar psicológicamente al público de la Nación Argentina y de Latinoamérica y del Mundo una capitulación, una rendición del Ejército Argentino.
La Junta Militar va a dejar asentado que “las conversaciones entre el general Galtieri y el general Menéndez y las del general Menéndez con los generales Iglesias y García, de esa mañana del 14 de junio, dejaron la sensación de que se efectuaron cuando ya se había rendido la plaza. Por lo tanto, las directivas que se enviaban desde Buenos Aires carecían de toda posibilidad de cumplimiento.” Y a continuación hace un listado de una serie de hechos registrados desde las primeras horas de la mañana, del que surgía que la rendición era un hecho consumado y que todo dirigía a ese resultado.
Había llegado el trágico final: habían mentido cuando desembarcaron en las islas para recuperar la soberanía de los “territorios irredentos”, sabiendo que era un manotazo de ahogado para rescatar un Proceso Militar difícil de mantener. Decían que estaban en óptimas condiciones para enfrentar a una potencia militar, a pesar de no ignorar que mandaban conscriptos con escasos meses de instrucción.
A la hora de distribuir responsabilidades, el extenso comunicado Nº 166 del Estado Mayor Conjunto dijo “que la toma de Puerto Argentino fue producto de la neta superioridad en medios y tecnología de las fuerzas inglesas; que esos medios, muchos de los cuales eran totalmente nuevos y desconocidos aún en el mercado de armas mundial, convirtieron el área de operaciones Malvinas, en un campo de experimentación y pruebas”; que la logística a las fuerzas inglesas fue facilitada por los EE.UU. y que “nuestras FF.AA. con idoneidad, valor y decisión, no sólo enfrentaron a Inglaterra, una de las primeras potencias del mundo, apoyada por los EE.UU. la C.E.E. y la aquiescencia de la OTAN, sino que le produjeron daños desproporcionados en relación con la diferencia de fuerzas y medios en oposición”.
En la misma jornada del 14, Leopoldo Fortunato Galtieri mantuvo una cumbre con los altos mandos del Ejército en la que relató los últimos acontecimientos y sobre el final pidió asesoramiento (algo que no había realizado durante todo el conflicto) sobre tres cuestiones cuyas respuestas debían ser entregadas al día siguiente: 1) Continuar el enfrentamiento armado; 2) Al mismo tiempo tender una negociación; y 3) Negociar con o sin la participación de Washington. La historia oral de esas horas dirá que intentó ganar tiempo.
El comunicado nº 163 del Estado Mayor Conjunto reseño lo que parecía una “sorpresiva charla de café”, entre el general Mario Benjamín Menéndez y su par británico Jeremy Moore. “Se ha producido un alto el fuego y deben acordarse sus condiciones”, tituló La Nación del 15 de junio, e informó que Menéndez y Moore se habían reunido, por invitación del primero, para “hallar una fórmula que detenga las acciones”, y que “no comprometiese el honor de las Fuerzas Armadas”, acotó otra fuente castrense. Horas más tarde se conoció que el gobernador militar argentino, a las 23:59, había firmado el acta de rendición, de la que tachó la palabra “incondicional”: “Yo, el abajo firmante, comandante de las fuerzas argentinas de aire, mar y tierra, en las Islas Malvinas, M.B. M. (Mario Benjamín Menéndez), me rindo ante el general de brigada, J. J. Moore, C. B., O. B. E., M. C., como representante del gobierno de Su Majestad británica”.
Antes de que Menéndez la firmase, los ingleses se aseguraron que la Fuerza Aérea Argentina dejaría de operar con los aviones que le quedaban. El 14 de junio, el brigadier Lami Dozo se encontraba recorriendo las bases aéreas en Santa Cruz cuando un oficial le comunica que Galtieri quería hablarlo por teléfono. Recién puede hacerlo desde San Julián y es cuando Galtieri le relató que Menéndez quiere rendirse recibiendo como toda respuesta la orden de resistir. Después, Lami Dozo habló con el brigadier Luis Guillermo Castellano y le confirmó la información desde Puerto Argentino: “Le informaba que había recibido la orden de deponer las armas y reunirse con todo el personal de la FAA en el aeropuerto de Puerto Argentino”.
El comandante en jefe de la Fuerza Aérea le ordenó que haga lo que decía Menéndez, que no rompa la cadena de mandos. En esas horas Castellano también habló con el brigadier Ernesto Crespo y le informa que deben cesar las operaciones de la Fuerza Aérea. Londres condicionó la entrega de los soldados argentinos con una declaración de cese de actividades: Crespo dijo que iba a pensarlo, aunque ya estaba todo terminado.
El 15 de junio, el temperamento de algunos diarios fue otro: “Cesó la lucha y se retiran las tropas: En un Acta labrada durante la reunión de los comandantes militares argentinos y británico se fijan las condiciones. Galtieri las dará a conocer en un mensaje al país, hoy, a las 21″. “En Plaza Mayo: Los canales de televisión invitaron esta tarde a la población a concurrir a Plaza de Mayo para escuchar a las 19 al presidente Leopoldo Galtieri, quien seguramente hablará desde los balcones de la Casa Rosada”. “No se altera la soberanía Argentina en las Islas, declaró Costa Méndez” (La Razón).
Ante la rendición militar en las islas, la primera reacción fue el silencio y las palabras a medias. Ni siquiera se tuvo el coraje de admitir que las tropas se habían rendido. Mucho menos la gallardía de admitir una derrota militar, en la que hubo grandes héroes, cobardes y villanos, de uno y otro lado. Nada, simplemente nada. El gobierno de Galtieri optó, en las primeras horas de la tarde del 14 de junio de 1982, por el silencio y el subterfugio. “Cesó la lucha y se retiran las tropas. En un acta labrada durante la reunión de los comandantes militares argentino y británico se fijan las condiciones”, fue el título del vespertino La Razón.
Con las primeras noticias de la caída de Puerto Argentino en manos británicas, en la tarde del 14 de junio alguna gente comenzó a acercarse a la Casa Rosada buscando novedades. No eran más de trescientas personas que comenzaron a gritar: “No se rindan, no se rindan”. No se sabía fehacientemente lo que ocurría. Nadie pronunciaba la palabra “rendición”. Las reuniones de altos mandos militares se sucedían hora tras hora. Así lo informaban los diarios.
En la tarde del lunes 14, en una sala del Estado Mayor Conjunto, su jefe de inteligencia, contralmirante Olegario Salvio Menéndez, realizó una exposición “off the record” con representantes de algunos medios. De sus palabras quedaba claro que “bajaba línea”, pero no hablaba de la rendición de las tropas argentinas en Malvinas. Las ideas principales que expuso fueron:
* Que se debía mantener una idea clara de lo que sucede y evitar la depresión de la gente. “Se perdió el combate en Puerto Argentino pero no la guerra. No significa que el país haya sufrido un deterioro de sus aspiraciones territoriales.”
* Al tomarse la decisión del alto el fuego, “se actuó con un alto grado de humanidad”.
* Existía una “sensible diferencia a favor de los británicos. Son la tercera potencia del mundo, apoyada por los Estados Unidos y la Comunidad Económica Europea. Había grandes diferencias de apoyos y tecnologías. Aunque se le infringieron al enemigo serios daños a su personal y armamento”.
* “Teníamos serios problemas de reposición de armamento. ¿Hasta dónde se puede seguir sacrificando a los hombres?”
* “Se combatió al máximo. Se salvó la dignidad del país. Hubo valor, idoneidad, heroísmo.”
El 15 de junio a las 10 de la mañana los miembros del Comité Militar se reunieron en el edificio Libertad y trataron los siguientes temas, según dejaron anotado en su informe final: “1) Mensaje del Presidente a la ciudadanía; 2) Disponer un análisis de las causas de la rendición de Puerto Argentino dando a conocer las conclusiones oportunamente a la ciudadanía; 3) Fecha de la próxima reunión de la Junta Militar; 4) Información sobre la conveniencia de convocar o no a una concentración en Plaza de Mayo; 5) Comunicaciones con los prisioneros en Malvinas; 6) Evacuación de los prisioneros de Malvinas; y 7) Los detalles de los términos de la capitulación firmada por el general Menéndez.”
El martes 15, a las 22 horas, Galtieri pronunció un discurso televisado por cadena nacional: “El combate de Puerto Argentino ha finalizado… los que cayeron están vivos para siempre, pelearon contra la incomprensión, el menosprecio y la soberbia. Enfrentaron con más coraje que armamento la abrumadora superioridad de una potencia apoyada por la tecnología militar de los Estados Unidos de Norteamérica, sorprendentemente enemigos de la Argentina y su pueblo […] No habrá paz definitiva si se vuelve al status colonial”.
Mientras, en los alrededores de la Casa Rosada se iba juntando gente, sorprendida por la derrota, para protestar contra la rendición. Muchos concurrieron porque se dijo que Galtieri iba a hablar públicamente desde el balcón de la Casa Rosada, e iba a hacer importantes anuncios. Así se afirmó mientras se emitía el partido desde España de Hungría contra El Salvador y la televisión sobreimprimía esta leyenda: “Se invita a la población a concurrir a las 19 horas a la Plaza de Mayo, para observar al señor Presidente, quien se asomará a uno de los balcones, en un momento trascendente para el país”.
A las 17.30 una unidad móvil de ATC se estableció en el lugar, mientras un millar de personas ya comenzaban a realizar cánticos desfavorables al gobierno. Más tarde se agregaron los empleados públicos que salían de sus oficinas. Luego llegaron activistas. A las 18.40 avanzó la Policía Federal para dispersar al público que gritaba: “La Junta Militar la vergüenza nacional” y “rendición es traición”. Finalmente, la muchedumbre fue violentamente reprimida y las adyacencias de Plaza de Mayo fueron escenario de batallas campales entre manifestantes y policías. Avenida de Mayo quedó devastada por los destrozos e incendios. “Nadie podía pensar ayer que era lo mismo convocar a una concentración el 10 de abril que el 15 de junio. Parecía que quienes tuvieron la idea de convocar a la gente vivían en el limbo”, dijo un funcionario del gobierno que no se identificó para Clarín. Para peor la tarde había sido una de las más frías del año.
El mismo día 15, el embajador Gustavo Figueroa le dice a Nicanor Costa Méndez que debe renunciar. Tras la noticia del pedido de renuncia de Costa Méndez (que además sostenía que debía ser colectiva), los ministros Carlos Lacoste y Roberto Alemann se comunicaron telefónicamente con el canciller. Lacoste para protestar por el anuncio; el ministro de Economía para adherirse a la renuncia.
“Las Fuerzas Armadas no merecen este destino (...) el país no merece este gobierno (...) el gobierno debe irse ya, debe cesar la usurpación del poder y hoy mismo se debe poner en marcha un período de transición civil hacia la democracia”. Fue la sentencia de Raúl Ricardo Alfonsín.
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