“Iron Man me salvó la vida”: la historia del Tony Stark argentino, el hombre que sueña con recorrer todos los hospitales del país

En 2014 su empresa metalúrgica quebró y lo último que hizo fue un traje del superhéroe de Marvel. Ahora anima fiestas infantiles y realiza acciones solidarias

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Como le pasa a la mayoría de los superhéroes, su destino estuvo forjado mucho antes de ponerse el traje. Ocurrió sin saberlo ni pedirlo, a Gustavo Loiacono siempre le gustó el trabajo social pero fue cuando su empresa metalúrgica quebró que él vio una oportunidad en medio de una crisis. Con los últimos materiales que le quedaban de su fábrica se puso a confeccionar la ropa de Iron Man, un personaje de Marvel que siempre admiró. Y su vida cambió para siempre: hoy, convertido en un superhéroe argentino, anima cumpleaños, reparte prótesis 3D a niños y realiza distintas acciones solidarias para quienes más lo necesitan.

"Había empezado a hacer un traje de Iron Man con algunos conocidos que trabajaban conmigo, lo hice como podría haber hecho una moto o un hot rod (uno de esos autos con motores grandes modificados para una velocidad más rápida). Como me gustaba el personaje decido finalmente hacerlo pensando más que nada en presentaciones para empresas", le cuenta a Infobae.

Loiacono visita escuelas, hospitales y distintas instituciones para ayudar a los más chicos
Loiacono visita escuelas, hospitales y distintas instituciones para ayudar a los más chicos

La primera vez que se calzó el traje, el hijo de un vecino lo vio por casualidad y le insistió a su padre para tenerlo en su fiesta de cumpleaños. Si Iron Man estaba en Argentina, no podía perdérselo. En un primer momento, Gustavo se negó. Pero, como el festejo era cerca de su casa, pensó que podía cobrar la presencia y necesitaba el dinero. Entonces, finalmente accedió.
Estuvo 10 minutos en el cumpleaños y todos quedaron felices por la visita del superhéroe. Él más que nadie. "La gente estaba re contenta. Lo otro era renegar, renegar y renegar. Con la metalúrgica me había enfermado, literalmente, eran tantos los nervios que pasaba. Con esto comenzó a generarse muy buena onda, entonces empiezo a dedicarme a los cumpleaños", relata el Iron Man argentino.

LOS COMIENZOS

La ayuda al prójimo estuvo presente desde la infancia de Loiacono. Desde los 11 años, el hombre recorría villas y barrios carenciados para hacer trabajo solidario dentro de organizaciones religiosas. "El trabajo social era lo que siempre me gustó. Cuando tenía 14 años ya había sacado a dos chicos de las adicciones. Una vez, a los 17, me echaron a piedrazos y me dejaron el tobillo a la miseria. Mi papá me prohibió terminantemente entrar en una villa, pero yo seguí estando en los temas solidarios. Hasta que corto cuando nace mi primer hijo, Tomás", relata.

La llegada de su hijo logró lo que su padre no había podido: no entraría más en villas de emergencia, al menos por unos años. Iron Man todavía estaba lejos de nacer y los tiempos ya no eran los mismos. Gustavo organizaba su vida como lo esperaban de él.

Luego de fundirse con un emprendimiento metalúrgico, decidió diseñar la primera versión de su traje de superhéroe
Luego de fundirse con un emprendimiento metalúrgico, decidió diseñar la primera versión de su traje de superhéroe

Todo iba bien. Nació su segundo hijo, Benjamín, daba cursos de oratoria pública, llevaba adelante estrategias de venta y marketing para empresas. Los clientes le pidieron carteles para esas mismas campañas y el comienzo de la película podría ser aquí: Loiacono decidió montar una herrería para proveerlos él mismo. Aprendió el trabajo con gusto, descubrió de inmediato un sabor especial por la actividad.

"Cuando vos te dedicás al marketing vendés lo que hace otro, pero con la herrería podía fabricar lo que yo quería", asegura.

El emprendimiento necesitaba crecer, por lo que Gustavo contrató empleados, aunque la situación económica del país no lo ayudó y en 2014 no pudo más. Su experiencia en marketing y ventas no le alcanzó para evitar el cierre de la empresa que había montado.

"Cuando me quise acordar tenía un circo muy grande dentro de la metalúrgica. Yo hacía las cosas pero no todo el mundo me acompañaba, y al no cumplirme la gente que estaba conmigo, termino cerrando", recuerda.

El impacto fue duro porque no se lo esperaba. Y, como pasa con cualquier boxeador que recibe un golpe inesperado y bien dado, fue directo a la lona: "Para mí fue un golpe muy fuerte porque ya era una persona grande, había trabajado muchísimo en temas sociales en la juventud y ahora me encontraba con que estaba en menos diez".

“El impacto psicológico en los chicos cuando reciben las prótesis es tremendo”, afirma Loiacono
“El impacto psicológico en los chicos cuando reciben las prótesis es tremendo”, afirma Loiacono

El emprendedor decidió entonces comprar un auto para comenzar de nuevo. Pero, cuando el destino está marcado, parece inevitable contradecirlo. El "block" del motor estaba partido y el mecánico que debía arreglarlo solo empeoró las cosas.

Justo en ese instante, perfectamente guionado, Iron Man llegó a su vida. Animó el cumpleaños del hijo de su vecino y luego llegaron más fiestas.

Como lo hiciera Tony Stark, perfeccionó al máximo el traje cuando notó que empezaba a obtener resultados. También usó toda su experiencia en marketing y fundó el Show de Iron Man, una animación infantil que es su principal fuente de ingresos en la actualidad.

Su parecido al Tony Stark interpretado por Robert Downey Jr. hizo que tuviera un crecimiento exponencial. Gustavo adoptó la barba, el peinado y los anteojos característicos y ya es difícil no pensar en el personaje hollywoodense cuando aparece en escena en casi cualquier circunstancia.

UNA NUEVA ETAPA

La alegría de los niños y niñas cuando lo veían llegar le resultaba inigualable. Pero Gustavo empezó a sentir, de a poco, que no le alcanza con los cumpleaños. Le parecía que tenía una responsabilidad mayor que cumplir.

"Como yo siempre me dediqué a la parte social, sentía que tenía que dedicar este personaje tal cual yo lo hacía pero para la visita de hospitales, que era lo que siempre me gustó", señala. Entonces, otra vez la casualidad lo llevó a encontrar un nuevo rol.

Durante una animación infantil un chico de 7 años le pidió con seriedad que le fabricara una prótesis para que pudiera suplir la discapacidad en su mano. Gustavo, enfundado en su traje, no pudo más que prometerle que lo haría. Movió cielo y tierra para conseguir quien lo ayudara y Tony Stark cumplió su promesa. Así comenzó la nueva etapa de este superhéroe solidario, que hoy se dedica también a visitar hospitales y repartir prótesis 3D.

“Visito los hospitales y salas oncológicas, porque Iron Man es también un personaje que tiene problemas. Yo los entiendo y les doy fuerzas. La devolución de los chicos diciendo ‘yo salí porque Iron Man me dio fuerzas’ es fuertísima para mí”, cuenta Gustavo
“Visito los hospitales y salas oncológicas, porque Iron Man es también un personaje que tiene problemas. Yo los entiendo y les doy fuerzas. La devolución de los chicos diciendo ‘yo salí porque Iron Man me dio fuerzas’ es fuertísima para mí”, cuenta Gustavo

"El impacto psicológico en los chicos cuando reciben las prótesis es tremendo", afirma.

De a poco se fueron multiplicando pedidos y entregas. "Visito los hospitales, las salas oncológicas, porque Iron Man es también un personaje que tiene problemas. Yo los entiendo y les doy fuerzas. La devolución de los chicos diciendo 'yo salí porque Iron Man me dio fuerzas' es fuertísima para mí", relata.

En la actualidad, la popularidad del Iron Man argentino se encuentra en crecimiento constante: ya lleva contabilizados más de 5.000 videos de saludos a chicos de distintas partes del mundo.

Pese a las dificultades -Gustavo aún no tiene el auto en condiciones para trasladarse y eso lo limita- sueña con encontrar un mecenas que le permita visitar todos los hospitales del país. Nada parece detenerlo y sabe lo que todos los superhéroes saben: que un gran poder conlleva una gran responsabilidad.

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