En la calle Corrientes al 1900 se alza el teatro La Casona. Con más de 30 escalones cuesta arriba, detrás de una alta y pesada puerta de madera y hierro se escuchan cantos, risas y zapateos. Allí atrás hay vida, hay alegría. Circula un espíritu distinto, más vivaz, del que se siente puertas afuera. Se respira emoción y talento. Es que allí adentro, 35 personas danzan, lloran, ríen y crean realidades a partir de la fantasía.
Con una sonrisa de oreja a oreja, Juan Ignacio Acosta– "Nacho", para sus alumnos- el director y fundador de la compañía , recibió a Infobae en el escenario donde se llevarán a cabo las obras de "Las Ilusiones", una compañía teatral que brinda talleres artísticos dirigidos a personas con distintos tipos de discapacidad intelectual, en especial jóvenes con síndrome de Down, que busca generar inclusión a partir de la expresión artística.
Golpeándose el pecho, metido en el personaje, Alejandro encarna a Jean Valjean en Los Miserables, y obliga a su hija Cossette a escapar, en un momento clave de uno de los musicales más famosos de la historia. La escena termina y toca ensayar la canción final. El elenco de ubica en tres filas para cantar "Do You Hear the People Sing?", (¿Oyes al pueblo cantar?, en español). La atmósfera se transforma.
En un cuarto pequeño, con vista al frenesí constante de la calle Corrientes, Acosta cuenta que su proyecto ya tiene diez años. Cebando mates a su lado se encuentra Jorge, uno de sus alumnos más antiguos, uno de los 300 jóvenes artistas que estudian y se divierten en las nueve sedes que tiene la compañía alrededor del país, en CABA, Lanús, Ramos Mejía, Olivos, Ballester, Maschwitz, La Plata, Salta y Mar del Plata.
La compañía se conformó en 2009. Tras casi una década de trabajo ininterrumpidos, creció hasta conformar hoy una comunidad de 300 actores con y sin discapacidades. En su mayoría son personas con síndrome de Down, de todas las edades, desde los 6 hasta los 57 años. "Empezó como un proyecto y hoy es casi un movimiento, somos una gran familia", describió el fundador con un orgullo imposible de esconder.
"Cuando la empresa se formó eran cuatro alumnos y hoy es increíble pensar que ya somos 300 y en diferentes sedes", comentó emocionado por el éxito de este programa, y por la profunda importancia para los jóvenes y sus familias de contar con un espacio despojado de prejuicios, miradas y miedos.
"Me gusta pensar este espacio como el lugar donde las ilusiones se vuelven realidad", reveló Acosta a Infobae en referencia al origen del nombre que los representa. "Vienen todo tipo de soñadores, desde jóvenes que desean ser actores, hasta los que todavía se encuentran en la búsqueda y quieren divertirse. Lo más lindo es lo diverso".
Paradigma invertido
El método de trabajo no es para nada tradicional ya que trabajan con su propio método: el paradigma invertido. "La persona sin discapacidad es la que se incluye. Cada uno de los grupos que tenemos tiene algunos con discapacidad y otros que no, entonces el espectador puede vivenciar la idea de la inclusión, ya que es un trabajo de todos los días", precisó Acosta.
Para el joven director, la inclusión representa un concepto abstracto: "La inclusión es una posición ante la vida; son las decisiones que uno toma, como no tapar una rampa, ir a tomar algo y que haya un menú en braile, saber lo mínimo de lenguaje de señas, creo que es una actitud y una filosofía que se va trabajando, mejorando y pensando día a día".
Desdramatizar la discapacidad
La discapacidad se deja de lado en el momento que se cruza la puerta, los prejuicios quedan en la calle, aseguró Acosta. "Me parece que es necesario desdramatizar. Hay mucha mirada peyorativa y también dramática o demasiado gentil. Nosotros somos una gran familia, peleamos si no se estudia la letra, nos alegramos cuando algo sale bien y celebramos que acá dejamos de lado esa mirada".
"Hoy se sigue considerando a la persona con discapacidad como algo que falta para ser 'normal'", y en realidad se trata de una persona que tiene esta característica: que se la puede entender poco cuando habla, que tartamudea al principio y después arranca, pero no pasa nada", afirmó.
"Aceptando la diversidad del otro aceptamos la propia, porque si el otro es diferente es porque yo también", remarcó el director Acosta para reforzar la idea de que en "Las Ilusiones" no existen las diferencias como diferencias en sí mismas, sino como características personales que son celebradas.
Un ensayo de "Los Miserables"
Actualmente, en las diferentes sedes se encuentran ensayando 33 obras que se estrenarán en diciembre. Al grito de "¿Nacho, vienen?".Alejandro Zerba, el joven Jean Valjean, invita a presenciar el ensayo de la primera parte de la obra de Los Miserables. Su talento eriza la piel. Cantando, bailando y repasando la letra.
La sala de ensayo desborda de alegría y de ganas por repasar cada escena. Sin embargo, al grito de acción, el silencio y la concentración invaden el lugar. El grupo imagina el vestuario, la iluminación, la escenografía, la música.
En cuanto a los roles de los integrantes del elenco, el director confesó que "la elección de cada personaje y su evolución y desarrollo dentro del texto son factores a tener en cuenta, junto con las capacidades de dicción, expresión y empatía, entre otras, de los diferentes actores y actrices".
Proyectando un futuro
Transcurrieron diez años desde que empezaron aquellos cuatro alumnos que hoy son los más antiguos y los que también ayudan en la dirección artística. "En diez años me imagino por qué no Nueva York o España, que también tiene un gran trabajo en discapacidad pero no a nivel artístico", reflexionó Acosta.
Termina el ensayo. Algunos se ven contentos, otros un poco preocupados pero decididos a mejorar, con la tarea de estudiar más la letra para la próxima. Una lección más para Las Ilusiones.
Fotos: Guille Llamos
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