Por Alejandro Gorenstein
Hernán Urra tiene 21 años y nació en Cinco Saltos, una ciudad situada en el Alto Valle, en la provincia de Río Negro. Desde pequeño vivió en "La Armonía", un humilde barrio de casas bajas, retirado del pueblo, rodeado de chacras donde la mayoría de la gente se dedica a la fruticultura.
Era el mayor de seis hermanos con quienes compartía la experiencia de pasear en bicicleta y de cazar palomas (que luego cocinaban), pero también era conocido en la zona por su indisciplina: le pegaba a sus compañeros de colegio, rompía las ventanas de su propia casa y le tiraba piedras a los autos.
"De chico me gustaba mucho jugar al fútbol, pero a medida que fui creciendo me daba cuenta de que me costaba caminar, que no podía correr, me tropezaba y me caía. Como sentía mucho dolor en las piernas, en Educación Física no me dejaban hacer las mismas actividades que a mis compañeros", recuerda Hernán.
Durante casi dos años sus padres se la pasaron visitando a diferentes especialistas que no acertaban con el diagnóstico. Mientras tanto, sus dolores de cadera eran cada vez más intensos. Hasta que, en el 2008, luego de realizarle una resonancia y varios estudios, una neuróloga dio en la tecla: Hernán padecía paraparesia de miembros inferiores, un tipo de parálisis cerebral congénita.
El médico neuropediatra y director médico del Instituto SOMA Claudio G. Waisburg explicó a Infobae que la paraparesia es una palabra formada por la combinación de dos palabras: paraplejia y paresia. La paraparesia corresponde al entrelazamiento de estos dos síntomas.
"Se trata de una ligera dificultad en los movimientos de ambas extremidades inferiores. Quienes lo padecen se ven afectados en lo motor, en este caso en la movilidad de sus miembros inferiores. En el día a día, la principal complicación es la movilidad, pero, si se maneja bien, en el corto y mediano plazo no deberíamos preocuparnos por el largo plazo", puntualizó.
Sus primeros logros como deportista
En el año 2012 un director técnico de fútbol se acercó a Cinco Saltos con el objetivo de buscar chicos con discapacidad motriz para integrar una selección de fútbol local. En una de las charlas, el profesor Federico Salazar mostró un video y un vecino de la zona le dijo que conocía a un chico que caminaba "medio chueco", parecido a los que se podía observar en la imágenes.
Al día siguiente, y con la autorización de su papá, Hernán se presentó para probarse como arquero, aunque finalmente quedó como jugador de campo. "Era flaco, alto, con brazos largos y caminaba con las dos rodillas para adentro. Empezó con pruebas de velocidad y natación, pero como tenía los brazos largos le recomendé que entrenara lanzamiento de bala y jabalina", recuerda Salazar.
Ese mismo año, Hernán participó de su primer torneo: los juegos rionegrinos disputados en Viedma, donde obtuvo medallas de oro en tres estilos de natación.
A partir de ese momento, se empezó a entusiasmar cada vez más y todos los meses viajaba para jugar torneos provinciales. En una competencia realizada en Ushuaia conoció a Ariel González, el DT de la selección paralímpica de atletismo, quien le insistió para que expanda sus horizontes.
En los Juegos Juveniles Parapanamericanos 2013, realizados en Buenos Aires, Hernán concretó su estreno como representante argentino y mostró éxito en su primera aparición: medalla de oro en lanzamiento de bala, batiendo récord continental, y presea de plata, en disco.
De Cinco Saltos al Cenard
A raíz de todos los resultados que iba obteniendo, Hernán fue invitado a pasar un tiempo en el Centro Nacional de Alto Rendimiento Deportivo (CENARD). "Fue toda una experiencia, viajé en micro y por primera vez conocía Buenos Aires. Cuando llegué al CENARD estaba lloviendo, yo era muy flaco, tenía pelo largo y parecía un pollito mojado", bromea.
Estaban los mejores deportistas del país: Las Leonas, los jugadores de la selección de básquet y Brian Toledo. Era un sueño, era un triunfo haber llegado hasta ahí", cuenta Hernán, que en esa primera etapa permaneció durante una semana en el albergue compartiendo horas de entrenamiento con los mejores deportistas de la Argentina.
En el año 2014, Hernán ganó medalla dorada en disco en los Juegos Parasuramericano de Santiago de Chile. En los Parapanamericanos Toronto 2015, logró la marca para intervenir en el lanzamiento de bala F35, aunque finalmente la competencia no se llevó a cabo. Meses después, en el Mundial IPC de Doha (Qatar), el rionegrino consiguió la cuarta posición en el torneo. En noviembre de 2015 la municipalidad de Cinco Saltos le entregó una placa en reconocimiento "por sus logros deportivos superándose diariamente". En julio de 2016 se colgó dos medallas doradas en el Gran Prix de Alemania, en lanzamiento de bala y disco.
"Quiero llegar a los Juegos Olímpicos"
A esa altura, Hernán estaba convencido de que el deporte era lo suyo, que iba a ser un trabajo. Se puso eso en la cabeza y cuando viajaba por mucho tiempo, pese a extrañar a su familia y a su novia, pensaba que todo iba a estar bien y se metía de lleno en los entrenamientos sin bajonearse.
Su objetivo era claro: participar en un paralímpico. En el CENARD entrenaba doble o triple turno, hacia, fuerza, técnica y lanzamiento. Para la preparación para el paralímpico de Río de Janeiro 2016 permaneció siete meses fuera de su casa. Durante ese tiempo se enteró de que su pareja estaba embarazada. En algún momento pudo viajar para poder ser testigo de las ecografías e ir conociendo, de a poco, a su hijo.
El 2 de septiembre de 2016 debían partir con la delegación a Río de Janeiro, pero un día antes su mujer tenía fecha de parto. Sorprendiéndolo, su técnico le permitió viajar a Cinco Saltos para que pudiera estar en el nacimiento de su hijo. "Armé rápidamente la mochila, me fui corriendo para la estación de micro, pagué el pasaje y llegué de sorpresa. Mi novia estaba tomando un té cuando, de repente, abrí la puerta y ella se largó a llorar. Ver nacer a mi hijo (Ian) me dio mucha fuerza y motivación para poder venirme con alguna medalla. A las dos de la madrugada de ese día volví a Buenos Aires y a la tarde salimos para Río, fue todo muy rápido, pero me dio mucha energía para el desafío que estaba a punto de enfrentar".
Medalla de plata
Si bien Hernán quería estar con su mujer y con su hijo, sabía que el objetivo principal era traerse una medalla en lanzamiento de bala, disciplina en la que iba a participar. "Cuando llegó el momento de tirar pensé en lo que había entrenado durante esos siete meses sin ver a mi señora y a mi familia, me puse eso en la cabeza y dije: 'Bueno, llegó la hora'. Con las manos vacías no me iba a ir".
En el tercer intento lanzó 14,91 y vio que al tercer contrincante ya lo había dejado atrás. Luego, en el cuarto lanzamiento el chino Xinhan Fu hizo 15,19. Hernán tiró dos veces más pero no lo pudo superar. "Cuando veo en el tablero que había quedado segundo no lo podía creer, había ganado la medalla de plata. Se me había cruzado a mi familia por la cabeza, quería agarrar la medalla e irme con ellos, ir a ver a mi bebé, me abracé con mis técnicos, lloraba de la emoción". Mientras, su entrenador lo felicitaba y le decía que el sacrificio que había hecho había valido la pena. En Cinco Saltos, su familia estaba viendo la competición en vivo por internet, aunque la transmisión se había cortado luego de su lanzamiento y recién había vuelto una vez que había terminado la prueba.
"El reencuentro con mi mujer y con mi hijo fue terrible, re lindo, se me caían las lágrimas. Al nene le habían hecho una remera con la cara de su papá en el momento en que recibía la medalla de Plata. Ver todo eso, el apoyo de mi familia, fue todo alegría", se emociona Hernán.
Hoy, Hernán tiene 21 años y está becado por el ENARD y por la Secretaria de Deportes de la Nación. Sigue viviendo en Cinco Saltos y hace cinco meses tuvo a su segundo hijo: Aarón. Su principal objetivo es poder terminar de construir para fin de año su propia casa.
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