Por Graciela Gioberchio
Su exigua visión no le alcanza para mirar el mundo que lo rodea con sus propios ojos. Y el reducido desarrollo de sus huesos y músculos tampoco le permite salir corriendo detrás de una pelota. Pero en la música, Matías Esteban –16 años, quilmeño– encontró la manera de expresarse. Este año, un novedoso método que combina sonidos y colores propició la evolución de su oído musical, reconectó la coordinación de sus movimientos con su creatividad y le mostró el camino para vincularse consigo mismo y con el mundo.
Cuando Matías tenía 4 meses le diagnosticaron condrodisplasia punctata, un síndrome caracterizado por enfermedades congénitas que provoca un menor crecimiento del esqueleto y de la musculatura. Además del retraso madurativo, padece una disminución visual severa y tiene conductas autistas. Pese a todo, en él se acunó el don de la música. Desde bebé siempre recibió estímulo musical y a los 5 años comenzó a tocar el piano eléctrico.
En abril, Matías comenzó a tomar clases con Max Ciogli (41), artista, pintor y compositor italiano que desde hace un año, con su método único en el mundo, enseña música a personas con discapacidad cognitiva, motora, visual y auditiva en escuelas especiales de Quilmes y de la Ciudad de Buenos Aires.
El proyecto de Ciogli se llama MusiCroma y combina arte y tecnología como medio para reconectar los sentidos y coordinar los movimientos en personas con discapacidad. Está patentado a nivel mundial y se practica de modo experimental en Oak Lodge School de Londres y en el Instituto Estatal para personas sordas de Roma.
El novedoso método para enseñar música, tanto en forma individual como grupal, se basa en la sinestesia, es decir en la asociación o percepción de dos sentidos diferentes, en este caso, escuchar sonidos y ver colores o mover el cuerpo y hacer música. Con esa base, el artista italiano desarrolló dos softwares: move sound, que traduce movimientos en sonidos y paint sound que interpreta el sonido musical en colores precisos.
Ciogli completó el programa paint sound en Argentina gracias al apoyo del investigador Sergio Santoni del Grupo de Investigación ElectropUNQ de la Universidad Nacional de Quilmes y la participación de los profesores Aníbal Zorrilla y Maximiliano Wille del Equipo de Investigación en Tecnología Aplicada a la Danza (InTAD) de la Universidad Nacional de las Artes (UNA).
¿Cómo logra Matías hacer música? ¿Qué siente? Ciogli lo explicó así a Infobae: "Matías es un chico lleno de vitalidad. Pude llegar a él haciéndole sentir a través de la instalación move sound que su propio cuerpo es música. Luego, a través de paint sound, el piano y la percusión, con su resto visual puede ver que la música que hace es una luz agradable que cambia según las notas que representan los colores. Matías reconoce así al color y al sonido como información clara que entra en contacto con sus partes cognitivas adormecidas rehabilitando también la coordinación de sus movimientos".
En la calidez de su hogar, junto a un gran ventanal y el paso sigiloso del gato de la casa, todas las tardes Matías toca el piano. Dos veces por semana, las cortinas bajas preparan el ambiente para que el creador de MusiCroma suelte los colores.
"Matías logró un vínculo maravilloso con la música", afirmó Susana, su mamá, a Infobae. "Hizo avances muy grandes porque ahora tiene una manera ordenada de hacer música. Su estímulo es la luz. En lugar de un pentagrama, él sigue la luz, su color, su intensidad".
"El vínculo de Matías con la música es ancestral", definió el profesor. "Por su condición –agregó– se volvió extremadamente fuerte y las notas se convirtieron en la forma más sublime de conexión consigo mismo y con el mundo".
LEA MÁS:
Meg y Brett, la historia de un amor que creció ante una tragedia
La conmovedora historia de amor de un rugbier, luego de un accidente que le cambió la vida
Ver con las manos, la innovadora propuesta del Museo del Prado
Estudian aprobar en EEUU la terapia génica para combatir la ceguera