La conmovedora historia de María, la escritora argentina con síndrome de Down

La tandilense María Etcheber ya publicó su autobiografía y otros dos libros de reflexiones personales. "La escritura me hace ser libre, ser independiente", dice

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Nació en Tandil hace 33 años, pero recién se dio cuenta de que tenía síndrome de Down cuando miraba un capítulo de la novela Amigovios. En ese momento lo entendió, pero su reconocimiento no le impediría desplegar su talento en los años posteriores. Más bien todo lo contrario.

"Soy soñadora cuando me pongo a escribir. Es algo que podría definir en una sola palabra: algo maravilloso. Me hace ser libre, ser independiente. Me hace emocionar", dice María Etcheber, que ya cuenta en su haber con tres libros: El sentimiento de María, su autobiografía, y Cartas con luz y Preguntas para el alma.

Los pensamientos de María fluyen y se registran en escritura. Experiencias, ideas, ocurrencias que surgen de su día a día y elige transmitirlos con su pasión. Elige hablar de la envidia, la verdad, sus amigos, el amor.

María cuenta con tres libros en su haber
María cuenta con tres libros en su haber

María vive con su abuela Beba, pero asegura que heredó la afición por escribir de su abuelo Pocho, especialista en cartas interminables a sus familiares y amigos. Su proceso de escritura es sistemático: música de fondo para que la inspiración fluya y se traslade a su mano. El manuscrito luego lo pasa a la computadora.

A aquel episodio de Amigovios, le siguió la explicación respectiva de sus padres. ¿Qué era lo que tenía? ¿Era diferente al resto? Para María, el síndrome de Down no implicaba una barrera. De hecho al mismo momento, ya cursaba en el Colegio Martín Rodríguez, la institución que la inició en la lectoescritura, el basamento para su incipiente carrera literaria posterior.

Se dio cuenta de que tenía síndrome de Down a los 11 años
Se dio cuenta de que tenía síndrome de Down a los 11 años

Los textos de María se adscriben dentro del método de lectura fácil, más accesible para personas con dificultades lectoras derivadas de trastornos de aprendizaje, necesidades educativas especiales, discapacidad o alfabetización adulta. La técnica constituye, entonces, una garantía para el acceso a la información y a los contenidos escritos para todas las personas, con independencia de sus capacidades.

"No dejemos de leer. Leer nos lleva a un camino de ser feliz. ¡No se lo pierdan!", remarca María que de la lectura, como un hobby, pasó a la escritura como una profesión.

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