Repudiable: usuarios de Airbnb rechazan como inquilinos a personas discapacitadas

Un nuevo relevamiento de una universidad estadounidense reveló que los inquilinos con problemas motrices tienen menos probabilidad de ser aceptados en la plataforma de alquileres temporarios

Para las personas con discapacidad, alquilar temporariamente un departamento es más dificil  (iStock)

Airbnb es una plataforma muy popular en el último tiempo, donde a través de una cuenta se puede alquilar temporariamente propiedades a otros usuarios. Un nuevo estudio alerta sobre la preocupación creciente acerca de la discriminación en el modelo de "economía compartida o colaborativa" -donde empresas utilizan la tecnología para unir productos o servicios con personas que están en busca de esos servicios- al descubrir que los usuarios de la plataforma rechazan rutinariamente a huéspedes con inhabilidades. Incluso, a veces, cuando han anunciado que sus hogares son accesibles para personas con sillas de ruedas.

Un análisis de la Universidad Rutgers, en Estados Unidos, de casi 4 mil solicitudes de alojamiento en la plataforma de alquileres temporarios, descubrió que los huéspedes con ceguera, parálisis cerebral, enanismo y lesión de la médula espinal fueron rechazados con mayor frecuencia que las personas sin discapacidades. En algunos casos, los propietarios que afirmaban que sus hogares eran accesibles también eran más propensos a aprobar a inquilinos sin discapacidad, según la investigación.

El informe plantea nuevas preguntas sobre la ética del modelo de negocio de Airbnb, siguiendo el escándalo #AirbnbWhileBlack que persiguió a la compañía el año pasado, centrado en las revelaciones de que a los huéspedes afroamericanos se les negó el acceso a alquileres a tasas desproporcionadamente altas. Mientras que los hoteles tradicionales deben respetar las leyes contra la discriminación, las startups como Airbnb han sido capaces de evitar las regulaciones al argumentar que son empresas de tecnología y plataformas que no son responsables por las acciones de sus usuarios.

"Lo que la economía compartida está haciendo es prácticamente deshacer todo el progreso donde las adaptaciones públicas no son necesariamente accesibles a las personas con discapacidades que tienen derecho a estos espacios", dijo Mason Ameri, autor principal del estudio y becario postdoctoral en la Escuela Rutgers de Gestión y Relaciones Laborales.

En Airbnb, propietarios ofrecen alquiler temporal a viajeros

Como parte de una prueba de campo al azar, los investigadores crearon cuentas falsas de Airbnb y realizaron solicitudes de viviendas en todo el país, revelando diversas discapacidades a posibles propietarios. Mientras que la tasa de aprobación fue del 75% para los locatarios sin discapacidad, las tasas bajaron para aquellos que mencionaron sus condiciones: en un 61% para enanismo, 50% para ceguera, 43% para parálisis cerebral y 25% para lesión medular.

En el proceso, los investigadores también descubrieron respuestas insensibles y ofensivas a las personas con discapacidades. Escribiendo en el lugar de un viajero que usa un perro guía para la ceguera, un dueño preguntó: "¿El perro maneja?", según el informe. Otro dijo que el huésped tendría que pagar un adicional de 100 dólares por un perro guía, lo que viola la política de Airbnb de que los anfitriones no pueden cobrar más por invitados con discapacidades. Algunos propietarios incluso dijeron a los huéspedes en sillas de ruedas que sólo podían alquilar su propiedad si tenían a alguien que pudiera llevarlos por las escaleras.

La investigación descubrió también que los anfitriones que anunciaban casas accesibles para personas en sillas de ruedas aprobaron al 80% de los invitados sin discapacidad, pero sólo al 60% de los viajeros con lesiones de médula espinal, planteando más preguntas respecto de los sesgos o prejuicios potenciales de usuarios de Airbnb.

En este nuevo sistema de economía compartida, Ameri dijo: "Estamos colaborando con personas que son similares a nosotros mismos. Si no tenés discapacidades, es probable que vayas a encontrarte con personas que son similares".

Airbnb prometió hacer un mejor trabajo al abordar los prejuicios en el sitio, en parte exigiendo a todos los usuarios que acepten una nueva política de no discriminación en 2016. Airbnb dice que los anfitriones no pueden rechazar a un invitado en base a una discapacidad y no pueden imponer condiciones diferentes o costos más altos debido al impedimento de un invitado. El estudio, sin embargo, encontró que las respuestas de los usuarios no variaron significativamente después de que las nuevas reglas entraron en vigencia.

Los usuarios con problemas motrices tienen problemas para encontrar alquileres en Airbnb (iStock)

A pesar de que el periódico británico The Guardian pidió a la empresa el porcentaje de hogares calificados como accesibles sin obtener respuesta, según el estudio entre 252 ítems, sólo 6% eran marcados como accesibles para personas en silla de ruedas.

Un portavoz de Airbnb dijo en un comunicado: "La discriminación de cualquier tipo en la plataforma de Airbnb, incluyendo la discapacidad, es condenante, una violación de nuestra política anti-discriminación, y resultará en la eliminación permanente del usuario de nuestra plataforma". La compañía está trabajando con organizaciones sin fines de lucro de derechos de la discapacidad para "desarrollar las herramientas de la educación del propietario y para hacer fácil para que cualquier persona encuentre una opción en nuestra plataforma que resuelva sus necesidades".

El problema de las nuevas plataformas es que "pueden permitir que los anfitriones individuales eviten las leyes contra la discriminación, lo que puede conducir a más exclusión y discriminación contra las personas con discapacidad", concluyó Lisa Schur, profesora de Rutgers, quien ayudó a supervisar el estudio.

Esta nueva investigación plantea preguntas más amplias sobre los efectos a largo plazo de la proliferación de servicios no regulados. Si empresas como Uber y Airbnb continúan tomando industrias tradicionale sin seguir las leyes laborales vigentes en cada país y las regulaciones destinadas a prohibir la discriminación, los consumidores ya castigados por la economía tradicional quedarían cada vez más marginados.

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