Miércoles 28. 19.00. El día, como todos, empieza lento. Etapas preliminares, partidos fríos, mangas de repechaje, resúmenes de la jornada anterior. Comienza el BMX. Otro de los deportes no tradicionales. Es frenético, competitivo, se resuelve rápido y muy vistoso. Otra ventaja: siempre hay incertidumbre. Un roce, una caída en efecto dominó y el último puede quedar primero. A diferencia de otras actividades, por más que hay candidatos, es difícil predecir el resultado final de cada serie. Y, además, es muy atractivo para la televisión. Esa es una virtud (y un requisito indispensable) que tienen todos los deportes que se sumaron en las últimas ediciones. Unos días atrás veíamos Skeet, el tiro al plato con mi hijo de 8 años. En la pantalla sólo estaban los tiradores disparando a la nada, a platos que volaban fuera de campo, como si se trataran de planos de una película experimental. “Papá, esto es aburrido. Me pone nervioso que no se ve a qué le disparan”, me dijo.
20.00. En uno de los resúmenes del día anterior veo a una ciclista rubia y holandesa festejar emocionada. Acaba de ganar la prueba contrarreloj. De ciclismo no sé nada: ni siquiera andar en bicicleta. Pero esa cara me suena conocida. Busco su nombre. Annemiek van Vleuten. Es la ciclista que había festejado en la competencia de ruta porque creyó haber ganado, sin enterarse que la austríaca había llegado más de un minuto antes que ella. En Río, también había llegado como candidata, pero un accidente la eliminó. Pero las desilusiones no la vencieron. Insistió y lo consiguió. Y volvió a llorar, pero esta vez de felicidad mientras mordía su medalla dorada.
22.00. Gran noche (en realidad es la mañana japonesa) en la pileta. Los 100 mts libres masculinos fueron excitantes. Ganó el norteamericano Caeleb Dressell, un animal competitivo. Pero quizá la carrera más emocionante fue la de los 800 mts masculinos. Llegaron cinco nadadores con posibilidades de victoria a los últimos 50 mts. Hubo cambios de posiciones y un impactante sprint final del ganador.
Jueves 29 de julio. 03.00. ¿Cuánto influye competir sin público? ¿Hay menos presión? ¿Los deportistas pierden tensión? Pronto habrá estudios estadísticos que aporten a estos análisis. En fútbol ya los hay tras un año de tribunas vacías. La concentración de los atletas es tan profunda que a muchos no los debe afectar demasiado. Aunque en los deportes de conjunto, el aliento en algún momento del partido, puede impulsar a un equipo. Y en especial influir en las decisiones arbitrales (aunque en la mayoría de los deportes con la incorporación de la tecnología para sustentar los fallos importantes eso también perdió preponderancia).
Pero la presión para los deportistas siempre existe. Es uno de los componentes del deporte de elite. Millones viendo por televisión. Diarios, canales de televisión y, en especial, redes sociales con horizontalidad en el diálogo que juzgarán su accionar. Este nuevo elemento tiene que estar en los análisis de los equipos que preparan y asisten a los deportistas. El fulgor de las redes, los seguidores, la admiración, la repercusión inmediata y hasta las propuestas por mensaje directo pueden desequilibrar a cualquiera. Fernanda Russo, la tiradora argentina, de 21 años pidió que tuvieran en cuenta que del otro lado había personas a las que se lastimaba con los insultos, las burlas, las descalificaciones. Lo que habría provocado todo ese odio fue que sus resultados no fueron los que alguien en el sillón de su casa esperaba (en realidad nadie esperaba nada porque esos haters no sabían de la existencia de Fernanda Russo hasta hace un par de días). Peor la pasaron Emiliano Lucenti y Delfina Pignatiello porque se animaron a criticar las condiciones de preparación y apoyo. Tras ellos, contra ellos un pelotón obediente que salió a disciplinarlos para que cunda el ejemplo. Para demostrarles a los demás lo mal que la pasan los que levantan, aunque sea tenuemente, la voz.
04.30. Hasta Barcelona 92, los Juegos Olímpicos se veían muy poco en Argentina. Entre la escasa participación de nuestros atletas, los costos y las dificultades tecnológicas, sólo se pasaban resúmenes nocturnos de apenas una hora. Hasta ese momento, la radio reemplazaba la TV, era la que resolvía la inmediatez. Algunos relatos se convirtieron en históricos. El de Delfo Cabrera entrando al estadio para superar a su rival desfalleciente en Londres 48, o José María Muñoz encargándose y dándole ritmo futbolero (y chauvinista) a la final de Demiddi en Munich 72. En Seúl 88 se dio una situación peculiar. Los Juegos los podían ver sólo los que tenían una empresa de cable que los tenía en exclusiva, en épocas que existían Cablevisión y VCC. Después ya todo fue territorio de Bonadeo, su conocimiento exhaustivo y sus sesiones maratónicas. En las últimas ediciones se sumaron la Televisión Pública y en Río, ESPN. Pero en estos Juegos hay una nueva, y extraordinaria, opción: el streaming. Canales varios de YouTube en los que uno puede ver simultáneamente varios deportes. Ya no se ve lo que otro quiere. Las opciones son múltiples y uno se puede convertir en su propio curador olímpico. Los grandes medios deberán estar atentos a esta circunstancia y darse cuenta que las nuevas generaciones cambiaron sus modos de consumo de estas actividades. El día que Argentina ganó la Copa America, las transmisiones de Instagram de los jugadores argentinos desde el vestuario sumaban, con sus visitantes simultáneos, el equivalente a 6 puntos de rating. Los programas deportivos de cable, desbordantes de estrellas del periodismo deportivo, tenían mucho menos encendido y retransmitían los vivos de Instagram de Agüero y Otamendi.
08.00: Si Los Pumas esperaban un recibimiento triunfal por conseguir la primera medalla argentina en Tokio 2020, van a tener que esperar. No pueden volver. El vuelo de regreso se canceló porque no hay cupo de ingreso al país. Dicho así, con lenguaje burocrático, suena hasta como algo normal. Pero para encontrar razonabilidad (o normalidad) a la situación hay que preguntarse a cuántas delegaciones de otros países que dejaron de competir en Japón les pasó lo mismo. Y, que se entienda, los deportistas (que se supone vacunados y de los que se tienen PCRs actualizados dado que es una condición irrevocable para permanecer en la Villa Olímpica), hayan ganado o no medallas, no deberían tener privilegio alguno. Sólo deberían poder regresar su casa.
09.15: Simultáneamente Las Leonas y el básquet. Las chicas ganaron y el equipo de Hernández volvió a perder. A los dos se los ve cansados, algo pastosos, sin la chispa de otras grandes ocasiones. Las Leonas pueden pasar primeras si gana el último partido y ya se aseguraron el pase a cuartos. Todavía les falta mejorar en los dos círculos. Ser más sólidos en defensa y lograr más contundencia en ataque. El recambio ha sido importante y una nueva generación se asoma. Me gustaría equivocarme pero creo que el punto de maduración todavía está a un par de años de distancia. Sin embargo, la esperanza se mantiene. Siguen en la elite y le pueden ganar a cualquiera (pero, insisto, también son más vulnerables que años anteriores). Al básquet todo le cuesta más. La actuación en el Mundial fue un momento mágico, por encima de las posibilidades de este equipo. En un torneo muy parejo, con múltiple candidatos, jugaron contra dos equipos de los más fuertes. A menos de que ocurra algo muy sorprendente entre República Checa y Estados Unidos, una victoria frente a Japón los clasificará a cuartos. Si se consigue, el cruce eliminatorio en esa instancia será arduo, dificilísimo, casi de imposible resolución en este momento del equipo. Pero, a no olvidarse, por algo le dicen El Alma.
09.30. Volvamos a la cobertura televisiva. Son muy buenas las intervenciones de algunos periodistas televisivos. Gonzalo Bonadeo muestra su solvencia y conocimiento hace décadas, con el mérito de ser uno de los bastiones de la difusión olímpica. Los especialistas de cada disciplina en la Televisión Pública suman con sus intervenciones.
En TyC es extraordinario el aporte de Daniela Echeverry en sus comentarios en gimnasia. Sabe de historia, de la actualidad de los deportistas, de técnica y ve muy bien lo que sucede en el momento. Además, logra comunicar todo eso con natural fluidez. Cuando Simone Biles hizo su salto en la prueba por equipos, ella inmediatamente dijo que el salto no había sido el anunciado y explicó qué le faltó en el elemento que la gimnasta había anunciado, donde residió la falla. Otro periodista que se muestra informado y que cada breve aparición suya genera un aporte interesante, le da un plus al espectador es Tomás Rodríguez Couto en la Televisión Pública.
10.00. Empezó el All Around femenino, la gran prueba de la gimnasia. Sin Biles, las posibilidades se abren y no hay una candidata firme. Pero cuando termine, la ganadora puede consagrarse como la nueva estrella de la gimnasia. Llama la atención la destreza de estas atletas, como ayer lo de los hombres. Sin embargo, no puedo hacer ningún análisis técnico, sólo maravillarme. Los Juegos Olímpicos, en determinadas disciplinas, nos hacen sentir como aquellos que nos molestan en cada Mundial: esos que ven fútbol sólo cada cuatro años y opinan con alegre inconsciencia (de todas maneras los peores no son esos, sino los que van a la cancha sólo cuando su equipo gana y se hacen notar sin conocer ninguna de las convenciones necesarias). El lado positivo de esa ignorancia, de esa distancia es que, como a un pariente lejano al que sólo vemos en los grandes eventos familiares, es que notamos de un sólo golpe de vista todos los cambios que se produjeron en ese largo tiempo. Con la velocidad de esta época, de hiperconectividad, de avances científicos y de información plena, casi cualquier actividad muta brutalmente en cuatro años. La gimnasia es una de ellas.