Carlos Alberto Reutemann fue uno de los “Caballeros de la Fórmula 1″. Ese piloto que nunca se quejó de sus propios equipos ni de sus rivales. Que siempre arregló todo puertas adentro. Ni siquiera en 1981, cuando quedó solo a la hora de pelear por el título que tanto mereció. Tuvo en contra a Williams que lo perjudicó con erróneas decisiones y contra el poder real de la categoría que en ese momento estaba a cargo de Bernie Ecclestone, quien hizo renacer aquella polémica definición en Las Vegas con una frase en su documental. Esto hizo que Cora Reutemann, hija del Lole, iniciara el reclamo para que su padre sea proclamado campeón mundial 42 años más tarde de haber perdido el título a manos de Nelson Piquet.
Cabe recordar cuál era el contexto de la F1 en aquella época. Hubo un conflicto político entre el presidente de la FISA, Jean Marie-Balestre (la rama deportiva de la Federación Internacional del Automóvil, la FIA) y el propio Ecclestone, que era el dueño de Brabham (el equipo de Piquet) y era el presidente de la Asociación de Equipos de la Fórmula 1 (FOCA por su sigla en inglés). Las escuderías reclamaron una mejor distribución de los ingresos por televisaciones y otros puntos comerciales. Esto promovió una división interna entre los equipos ingleses (la mayoría) y los considerados “legalistas”, que se encolumnaron detrás de la FISA, que fueron los italianos Ferrari, Alfa Romeo y Osella, y los franceses, Renault y Ligier.
La FOCA en poco tiempo consiguió el poder real y el mando formal estuvo a cargo de la FISA (reglamentos, por ejemplo). La entidad rectora era una pantalla cuyo único escudo era su historia y su prestigio. Pero a la hora de negociar las carreras y otros temas, Ecclestone ya se había convertido en el “Jefe de la F1″, como se lo conoció. Había que generar recursos como sea al punto de concretar un Gran Premio sin los “legalistas” como ocurrió en Sudáfrica, donde ganó Reutemann, pero la carrera no sumó para el Campeonato del Mundo y Lole perdió 9 unidades que le habrían dado el título a fin de año.
Otro hecho clave fue la trampa que tuvo el Brabham BT 49 en 1981 con la suspensión hidroneumática, que hizo que el auto bajara su altura en la pista, lo que le permitió una menor resistencia al avance y por ende más velocidad. En el Gran Premio de Argentina, Pique logró el récord del Circuito 15 (1m42s665) en clasificación con casi dos segundos menos que el registro de Alan Jones en 1980 (1m44s170). En carrera venció por más de 26 segundos sobre Reutemann y le sacó cerca de un minuto (49,98 segundos) al tercero, Alain Prost, con su Renault. Aunque la imagen más clara de que los coches de Ecclestone estaban fuera de reglamento fue el sobrepaso de Héctor Rebaque (compañero de Piquet) al Lole en la Recta del Fondo del Autódromo Oscar y Juan Gálvez. El mexicano lo pasó como si el Williams del argentino estuviese parado. “Fijate cómo va Piquet. Tiene una suspensión muy especial en ese Brabham suyo”, contó el recordado relator de la F1 para la TV, Murray Walker. “Rebaque no es un piloto de clase mundial y está en un auto infinitamente superior a Carlos Reutemann, que solo se burla de las carreras de Gran Premio”, sentenció James Hunt, que fue comentarista una vez que se retiró como piloto. Esa artimaña tuvo un truco: cuando el Brabham iba a la verificación técnica un botón en el instrumental le permitía conseguir los seis centímetros de despeje sobre el piso que exigió la normativa. En la carrera siguiente la FIA vetó todos los adminículos que permitieron que el auto se aplastara sobre el piso y por lo tanto circulara con la suspensión regulada de tal modo. Pero nunca la sacó los 9 puntos a Piquet por su triunfo en Argentina.
El creador de ese auto y del controvertido sistema fue Gordon Murray, uno de los genios más grandes en la historia de la F1. Hace un tiempo Infobae se contactó con su secretaria y se acordó un envío de preguntas en las que se incluyó el tema de la suspensión hidroneumática. Las respuestas nunca llegaron. “Gordon (Murray) tuvo una idea de cómo podíamos conducir el coche, para que cuando entrara en los boxes cumpliera con las normas”, reconoció Ecclestone en el cuarto capítulo de su documental Lucky (Afortunado) que puede verse por Star +.
En el mismo episodio de la serie, Bernie tiró la frase que volvió a disparar la polémica: “Hubo mucha fuerza G por la forma en la que unieron las curvas. Después del primer día de prácticas era obvio que los pilotos iban a tener problemas con todo el dolor de cuello. Carlos habló con la masajista que se encontraba en boxes. Yo fui a ver a esta persona y después de una discusión financiera, decidieron favorecer a Nelson. No sé si alguna vez se lo dije a Carlos”. No queda claro el tema de la masajista, pero el magnate inglés reconoció un pago para que el brasileño fuera beneficiado.
Aquella histórica definición en Las Vegas se dio en un marco surrealista, con un circuito montado de forma improvisada en el estacionamiento del Hotel Caesars Palace, lleno de polvo por el desierto, con curvas cerradas, muros sin alambrados y un dibujo tortuoso. Los boxes fueron montados en galpones enormes, como si fuesen un gran mercado (tercer video). El contexto no fue digno para la definición de un Campeonato Mundial, pero fue otro negocio para Ecclestone.
Reutemann hizo la pole positions (mejor tiempo clasificatorio y largó primero) en Las Vegas, pero todo se oscureció en una práctica posterior en la que Piquet no respetó su lugar y lo cerró al Lole, se tocaron y el santafesino se despistó y se dañó la suspensión delantera de su Williams FW07 C. En el equipo decidieron cambiar de coche y cuando salió a pista para largar la carrera, Carlos se dio cuenta de que iba a vivir una pesadilla. Los problemas en la caja de cambios lo perjudicaron desde la partida y sufrió aquella competencia. Tuvo la hidalguía para ser superado por Piquet que terminó quinto y las dos unidades que cosechó le alcanzaron para coronarse (50 suyo contra 49 de Reutemann). El santafesino culminó octavo y no pudo sumar.
Cora siempre tuvo la firme convicción de que a su padre lo perjudicaron, pero nunca había tenido un testimonio público como el del propio Ecclestone. “Esto tomó una repercusión mundial. Hay confesión de soborno. El Brabham no estaba en regla dicho por el propio Bernie. Mi padre no está para defenderse. Por eso lo hago yo. Ellos tienen que dar una respuesta pública además de la parte legal. No se pueden declarar cosas así de graves y esperar que nada suceda”, le afirma a este medio.
Reutemann había liderado el campeonato en soledad desde la tercera fecha, pero partir de la octava fecha se produjo una bisagra, que fue el cambio de gomas en Williams que decidió dejar las cubiertas de Michelin que tan bien le habían caído a sus autos para volver a usar las Goodyear, que desde el comienzo de año eran las que usaba Brabham, cuyo desarrollo ya estaba avanzado. Desde el estreno de las gomas estadounidenses en Francia, el tema fue un dolor de cabeza para Lole y cayó el rendimiento de su monoposto. Hasta la cita gala había sumado 37 puntos y luego de ella hasta el final del calendario solo 12. En 2006, Carlos visitó la base de Williams y sin anestesia le preguntó a Sir Frank “¿por qué cambiamos de proveedor de gomas?” El team-manager respondió “creo que fue una cuestión política. Bernie (Ecclestone) pensó que era mejor usar Goodyear porque Michelin favorecía a Renault…”. También es cierto que el equipo inglés no le brindó el apoyo necesario para pelear por el título pues no le perdonó el no haber levantado en Brasil y cederle su triunfo a su compañero Alan Jones, que además usó un nuevo y mejor motor en Alemania cuando ya el Lole era la punta de lanza de Williams para la lucha por la corona.
“A papá le costó mucho a nivel emocional y seguramente económico. Y claramente salieron ganando los otros y el principal beneficiado fue Bernie Ecclestone. Y además les robaron un campeonato a los argentinos”, agrega Cora.
“Un día antes de que se fuera papá (falleció el 07/07/2021) le mandé un audio a Bernie. Creo que ahí empezó todo. Es lo que se llama un mea culpa”, subraya. Ella avisó que iba a iniciar un reclamo para que a su padre se lo declare campeón mundial y le saquen el título a Piquet. Sobre los caminos a seguir, si va a ir por medio del Automóvil Club Argentino (ACA) o directo a la FIA, aclara que “lo estamos analizando”. De momento la hija mayor del Lole inició una movida en su cuenta de Twitter con el hashtag #CarlosReutemannF1WorldChampion1981, en el que arrobó a la FIA. Busca que sea viral para que tenga más fuerza su iniciativa.
En tanto que Reutemann y Ecclestone se conocían mucho, ya que el piloto debutó en la F1 en Brabham y fue la escudería en la que más tiempo estuvo, cinco de sus diez temporadas completas. Bernie se convirtió en el responsable de Formula One Management (FOM), la empresa que maneja los derechos comerciales de la categoría y que desde 2017 está a cargo de Liberty Media. El vínculo con Carlos fue fluido al punto que en 2009 el Lole fue el puntapié para intentar que José María “Pechito” López llegara a la Máxima y le escribió una carta a Ecclestone para que abriera el camino en alguna de las tres nuevas escuderías que iban a debutar al año siguiente. El proyecto del corredor cordobés fue con el trunco USF1, pero esa es otra historia.
Ese título que no pudo conseguir el Lole fue su mayor decepción a nivel deportivo y llegó a confesar que “no sé qué se siente perder a un ser querido, pero creo que esto es muy parecido. Nunca en mi vida sentí un dolor tan grande”. Sus carreras generaron una revolución en el país. Según un informe publicado en la edición 765 de la revista CORSA, en 1980, a nivel mundial la Argentina fue el segundo país en audiencia con 10 millones de espectadores de promedio en cada una de las 15 competencias de ese año. En esa época nuestra población era de 27,8 millones habitantes. Es decir, más de un tercio de la gente siguió al Lole. Se ubicó detrás de Brasil (120 millones de habitantes en 1980) con 12 millones de televidentes por fecha. Aquí, Argentina Televisora Color (hoy TV Pública) transmitió las carreras en directo o en diferido a través de una red de canales del Interior y repetidoras que abarcaron todo el país. Tal fue el arrastre de Carlos en la F1 que en la penúltima fecha de 1981 en Canadá (27/9), donde pudo haber logrado el título, como la carrera fue por la tarde argentina y para que todos pudieran verla, se cambió el horario de un Boca vs. River y se jugó por la mañana con Diego Maradona, Miguel Brindisi o Hugo Gatti de un lado, y Mario Kempes, Daniel Passarella o Ubaldo Fillol del otro.
Reutemann en su campaña en la Máxima obtuvo 12 victorias, seis poles positions y récords de vuelta, y 45 podios sobre 146 carreras (uno cada tres competencias). En diez años acumuló más de 300 puntos, cifra que, en un mismo período e igual sistema de puntaje, sólo la superó Jackie Stewart. Fue el último argentino en lograr un podio (Sudáfrica 1982). Nunca más un argentino cosechó unidades en la Máxima, aunque el atenuante fue que Oscar Rubén Larrauri, Norberto Fontana, Esteban Tuero y Gastón Mazzacane no tuvieron un auto para poder hacerlo.
Pero la mayor distinción de Carlos fue haber estado más allá de los números. Obvio que, como también confesó en una entrevista con CORSA en 2007, “hubiese sido lindo ver mi nombre como Campeón Mundial”. Aunque en el deporte ciertas actitudes enaltecen a un personaje por encima de los logros. Supo perder y su procesión fue por dentro. Pasaron décadas y jamás criticó a Ecclestone, Williams, ni nadie. Reutemann seguirá siendo reconocido por su conducta arriba y abajo del auto. Marcó a otras generaciones al punto que Sebastian Vettel lo homenajeó en su casco en la primera carrera después de su fallecimiento.
Si el pedido de Cora prospera y la FIA accede, sentaría un precedente histórico. Cualquiera sea el desenlace este tema tomó una relevancia mundial y demuestra el peso que continúa teniendo Reutemann en el ambiente de la F1 y el deporte en general. Su legado está más vigente que nunca. Es que el Lole consiguió la gloria sin alcanzar el título porque fue el hombre que le ganó al campeón.
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