(Enviado especial a Arabia Saudita) El deporte motor suele ser el mejor banco de pruebas para las fábricas. El Rally Dakar es el escenario propicio para laboratorio ya que los vehículos son expuestos a una gran exigencia que no se trata solo de velocidad, ya que se suman la resistencia y confiabilidad. En la carrera más dura del mundo hay una categoría destinada a los vehículos propulsados con energías alternativas. Dos de ellos tienen como protagonistas a argentinos.
En el Dakar Mission 1000 participan cinco vehículos propulsados con energías alternativas. Son tres motos eléctricas de Segway, y un camión y un auto a hidrógeno, este último también tiene mano argentina (ver más adelante). A diario recorren 100 kilómetros. En cada etapa, el competidor dispondrá de un tiempo de referencia para recorrer la ruta, equivalente al modo de conducción normal en condiciones todoterreno. Si el tiempo conseguido es un 10 por ciento superior al tiempo de referencia, se activará el modo Eco y se sumarán 0 puntos de bonificación. Si es igual al tiempo de referencia, se activará el modo Normal y se añadirán 5 puntos de bonificación. Si es un 10 por ciento inferior al tiempo de referencia, se activará el modo Sport y se sumarán 10 puntos de bonificación. “Lidera el que más puntos suma”, como puede verse en la página del evento en la sección clasificaciones. No obstante, el objetivo de la divisional es experimental y busca caminos alternativos para las próximas décadas en cuanto a la propulsión de los vehículos.
El cordobés Benjamín Pascual es hijo de Pablo Pascual, quien corrió nueve veces el Rally Dakar en motos. Desde chico aprendió a amar a las dos ruedas y comenzó a correr en motocross. Representa a la marca Segway, que es de origen estadounidense, pero fue comprada por una empresa china. “Me llamaron para estar compitiendo con una moto eléctrica y bueno, decidí venir a correr. Ya hice un par de carreras de rally raid para saber lo que es el tema de la navegación”, le cuenta a Infobae.
Benjamín Pascual participó en el Campeonato Argentino de Navegación (CANAV), que es donde los competidores nacionales pueden formarse para poder participar del Rally Dakar y en el Campeonato Mundial de Rally Raid. De hecho, la competencia que por sexto año seguido se lleva a cabo en Arabia Saudita es la primera fecha del certamen ecuménico.
“Empecé a correr en el CANAV y como mi papá corrió con una empresa china varios años, el jefe de equipo de este equipo trabajaba antes con él y se acordó de nosotros. Quiso un piloto y acá estamos. Esta carrera es increíble”, afirma.
Sobre las características de la moto, Benjamín describe que “es una moto que pesa, es totalmente eléctrica, pesa 240 kilos, es una moto muy pesada. Una moto normal pesa 140/150 kilos. La autonomía aún no la sabemos bien y aún la estamos desarrollando. Estos días estamos saliendo a conocer la moto y por ahora viene respondiendo”.
Pascual marcha tercero y lidera entre las motos sobre sus dos compañeros de equipo, los chinos Jianhao Xu y Jie Yang. Más allá de eso, cuenta que “hacemos 100 kilómetros. Esto hay que tomárselo con mucha calma ya que es un equipo muy nuevo y todo está en desarrollo. Faltan muchos años todavía y vamos a tomarlo con calma para poder finalizar el Dakar”.
Aunque anticipa que “es prematuro decir que este es el camino, pero pienso que, si se desarrolla bien lo eléctrico, pienso que hay una posibilidad muy grande de que sea el futuro”.
Estos meses previos a la carrera él y su padre estuvieron en contacto fluido con los chinos y Benjamín explica el particular método usado para poder comunicarse: “Tenemos un aparatito para traducir que lo tenemos en el celular. Es complicado, pero lo fuimos llevando y lo usamos mucho porque antes de encontrarnos hablamos todos los días para saber cómo iban los trabajos sobre la moto”.
Con la propulsión eléctrica y lo delicado de su mecánica lo destacado es cómo la moto se mantiene en carrera pese a la arena, la tierra y las piedras. Por eso Pascual sostiene que su objetivo es “poder terminar la carrera para sumar experiencia y aprendizaje”. Ya es un desafío muy grande que la moto termine todos los días.
Por otro lado, está el HySE - X2, que es un UTV propulsado a hidrógeno. En su proyecto trabaja otro argentino, Hernán Sala, quien también habló con este medio. “Es un proyecto que nace hace dos años con las cinco empresas grandes de Japón, Kawasaki, Suzuki, Yamaha, Toyota y Honda, para desarrollar lo que ellos ven como el futuro, que es el hidrógeno, algo muy amigable con el medio ambiente, donde la emisión del caño de escape es vapor de agua”, asevera quien está en el área de logística de este proyecto.
Sala asegura que “esta tecnología puede ser el futuro de la movilidad”, porque se aprovechan todos los motores de combustión actuales de cualquier auto. “Uno tiene un Falcon viejo y lo puede adaptar a un tanque de hidrógeno. Entonces eso tiene una lógica de consumo y de recursos”, explica.
Ante la pregunta de cómo se adapta un motor de combustión para que pueda ser propulsado por hidrógeno, explica que “se genera con la chispa normal que hoy quemamos combustible, nafta o gasoil. Quemamos hidrógeno. La explosión del hidrógeno la hace en la misma cámara de combustión”.
Del funcionamiento puntual del HySE - X2, cuenta que “en eso es lo que está trabajando hoy el equipo, que se tenga que tocar lo menos posible en el motor y en su electrónica del motor, que se toque lo menos posible para que sea fácil y accesible. Ese es el trabajo que estamos haciendo. El auto laboratorio está desarrollando eso”.
El motor empleado es uno de Kawasaki de moto de cilindrada mil inyección y turbo variable. El coche tipo arenero es manejado por el japonés Yoshio Ikemachi y tiene como navegante para leer la hora de ruta al portugués Paulo Marques. “Se viene juntando mucha información del motor, que es lo que es el objetivo, y viene todo bien por ahora”, subraya Sala.
En el proyecto, Sala describe que está “a cargo de la logística, ya sea en carrera, en lo interno, coordinación, básicamente uniendo las partes y que todo salga bien y que estemos donde tengamos que estar, las largadas, los horarios, el timing de carrera y la logística en Arabia Saudita”. Se sumó porque “trabajé hace muchos años dentro de la estructura de Overdrive, que es la estructura de Bélgica del equipo de las camionetas Toyota y las de Gazoo Racing (equipo oficial de la marca nipona). Ellos son los que hacen la logística de este proyecto de Japón. Gracias a ellos me sumé a este Dakar”.
El vehículo es segundo en la Mission 1000 detrás del camión MAN, que emplea un sistema híbrido de alimentación de hidrógeno y HVO (aceite vegetal hidrotratado) y es alistado por el equipo KH7-Ecovergy Team. Es decir, el único vehículo cien por ciento a hidrógeno es el auto en el que trabaja Sala.
“Hoy se transitan 100 kilómetros diarios, pero la autonomía de este coche puede ser superior. Este es el segundo Dakar que hace y aún está en fase de experimentación. Todavía falta entender más cosas para que llegue al consumidor”, aclara.
Subraya que lo que más le llamó la atención de los japoneses es “la forma de trabajo que tienen, lo organizados que son” y cómo en este proyecto no hubo egos, pese a ser las marcas competidoras entre sí. Se unieron para ver qué está pasando. Todo el mundo está yendo para el tema de la energía de litio, de electricidad y por eso los japoneses se juntaron para trabajar codo a codo. Hay un ingeniero de cada marca. Los japoneses en eso tienen una mentalidad de poder planificar no a cinco o a 20 años, sino que tienen una visión a futuro más grande.
Él piensa que el hidrógeno es una buena alternativa ya que “no se necesita explotar excesivamente la minería, o el litio”. Tampoco hay que cambiar todo el parque automotor del planeta para adaptarlo como pasa con algo eléctrico, sino que se puede tomar cualquier auto que hoy esté circulando y hacerle la adaptación.
Por lo eléctrico o el hidrógeno, lo importante es cómo el deporte motor contribuye a estos desarrollos, que son claves para una visión de futuro tanto en la sustentabilidad como en la motricidad. El Rally Dakar sirve de laboratorio para estos vehículos y en ellos hay dos argentinos que se destacan.