En el corazón de Córdoba, donde las sierras parecen abrazar los sueños de quienes las contemplan, Cristian Cuti Romero conoció a Karen Cavaller. No fue una historia de amor fugaz, sino de esas que se cuecen a fuego lento, entre miradas tímidas y conversaciones que construyen puentes. Era el año 2018, y él, un joven defensor -aún jugaba en Belgrano- con ansias de comerse el mundo, todavía desconocía que ella sería su refugio en medio de la vorágine de la vida profesional.
Karen no estaba relacionada con el mundo del fútbol. “Ella tiene algo diferente”, confesaría años después el jugador del Tottenham y campeón del mundo, al hablar de cómo la calma de Karen equilibraba su intensidad.
El primer encuentro ocurrió casi por azar, entre amigos en común. “La vi y supe que tenía que conocerla,” dijo Cuti en una entrevista. A las pocas semanas, comenzaron a salir. Las primeras citas, lejos de los focos y las cámaras, fueron en lugares pequeños y acogedores. Karen, que había crecido en un entorno lejos de los reflectores, valoraba la sencillez, y eso fascinaba a Cuti. La conexión fue inmediata, pero no solo por sus diferencias, sino también por un entendimiento mutuo de las cosas que realmente importan en la vida.
Así, entre mensajes nocturnos y encuentros discretos, la historia de amor tomó forma. Era evidente que no sería un romance pasajero. “Desde el primer día, fue mi compañera”, diría Cuti años más tarde, rememorando esos inicios con el brillo de quien sabe que encontró a su persona.
Cuando el zaguero dio el salto al fútbol europeo, Karen Cavaller se convirtió en más que su pareja; fue su ancla, su refugio y su consejera. Mientras él vivía las exigencias de una carrera que lo llevaba de un continente a otro, ella sostenía el equilibrio que permitió que ambos prosperaran, juntos, en medio de la incertidumbre.
La mudanza a Italia en 2018 marcó el primer gran cambio en sus vidas. Cristian firmó con el Genoa, un equipo de la Serie A, y dejó atrás su Córdoba natal. Karen, sin dudarlo, lo acompañó. Ambos eran jóvenes, ella apenas en sus veintes, enfrentándose a un nuevo idioma, una cultura desconocida y la soledad que suele acompañar a quienes comienzan de cero en un lugar extraño.
Mientras Cuti pasaba largas horas entrenando, ella exploraba la ciudad, aprendía italiano y construía un hogar lejos de casa. Para ella, que nunca había estado bajo la luz de los reflectores, adaptarse a la vida de un futbolista de élite fue un desafío inesperado, pero lo aceptó con la misma calma que siempre la ha caracterizado. Karen se recibió de licenciada en Recursos Humanos. A distancia, mientras acompañaba a su pareja en su periplo por Europa, continuó con sus estudios.
Los días eran largos, y las noches, a menudo, estaban marcadas por conversaciones sobre los avatares de la carrera de Cuti. Había días de celebración tras una victoria, pero también noches silenciosas cuando las cosas no salían como esperaban. En esos momentos, Karen se mostró como su mayor apoyo, recordándole quién era más allá del jugador de fútbol. “Ella siempre está ahí para recordarme que esto es solo una parte de mi vida, no toda mi vida”, diría el futbolista cordobés más adelante.
Cuando Cristian fue transferido al Atalanta, su carrera tomó un giro ascendente. Allí, comenzó a destacarse como uno de los mejores defensores de Europa, pero el ascenso trajo consigo más presiones. Después llegó el gran salto: Inglaterra, casi al unísono con el primer gran título con la selección argentina: la Copa América 2021. Cuti firmó con el Tottenham Hotspur, y Londres se convirtió en su nuevo hogar. Esta vez, no solo fueron los cambios de país y cultura, sino también la cercanía al mejor fútbol del mundo, con toda la atención que eso implica. Sin embargo, la pareja enfrentó esta nueva etapa como lo habían hecho desde el principio: juntos. Karen se encargó de convertir su nueva casa en un lugar cálido y familiar, mientras Cristian enfrentaba a los mejores delanteros del planeta cada fin de semana.
Karen no es de las que aparece frente a las cámaras ni da entrevistas, pero su impacto en la vida de Cuti es innegable. “Me conoce a la perfección”, dijo el jugador en una entrevista reciente, subrayando cómo su esposa lo ayuda a mantener los pies sobre la tierra, incluso cuando el mundo entero habla de él. Ella, en silencio, sigue siendo su mayor aliada, la pieza invisible pero indispensable en su carrera y en su vida.
El amor entre Cuti Romero y Karen Cavaller no tardó en consolidarse en momentos que, para otros, podrían haber significado desafíos insuperables. En el año 2020, rodeados de familia y amigos cercanos, dieron el paso definitivo al casarse. Fue una ceremonia íntima, marcada por la sencillez que define a Karen y el amor indiscutible que ambos se profesan. “Gracias por ser quien sos y darme lo mejor de esta vida”, escribió Cuti en sus redes sociales aquel día, una declaración que resonó como un eco de sus promesas matrimoniales.
El Mundial de Catar 2022 fue, sin duda, uno de los momentos más trascendentales para la pareja. Mientras Cuti se consagraba campeón con la selección argentina, Karen estaba a su lado, junto al pequeño Valentino, su primogénito, en brazos. Y justos aparecieron al momento de la premiación, en imágenes que quedaron para la posteridad.
El romance tuvo otro capítulo destacado cuando nació su hija, en 2024. En medio de un partido clave de la selección argentina, Karen dio a luz a Lucy, y Cristian siguió el encuentro desde el hospital. Minutos después de ser padre por segunda vez, salió a las redes sociales con una foto de la pequeña en brazos y la dedicación a su esposa: “Gracias por regalarme esta familia tan hermosa, gracias por los huevos que le metiste para que todo salga bien. Te amo con mi vida”.
La pasión por el fútbol no se quedó solo en el campo. Karen y Cristian suelen compartir anécdotas que muestran su unión, como aquella vez que su hijo mayor convirtió un gol mientras jugaba con el arquero campeón Dibu Martínez, una escena que rápidamente se volvió viral y que los hizo reír a carcajadas durante días. O los “picados” familiares que Cuti disputa como si fueran en el Monumental o en el hogar de los Spurs.
“Jugar a la pelota en familia con Cuti Romero tiene sus consecuencias. Esto es para roja directa”, escribió ella el año pasado, junto a la imagen de dos dedos del pie lesionados, presuntamente por la intervención del bravo zaguero formado en el Pirata. “Todo pelota, no fue nada”, respondió su pareja, en tono jocoso. Es apenas una foto de la historia de amor detrás del guerrero que ya lleva cuatro títulos con la selección argentina, suena en cada mercado de pases en gigantes como el Real Madrid, y quiere seguir escribiendo con tinta de gloria... Siempre con Karen a su lado.