En tiempos en donde la pelota se tomó un descanso y se espera por la catarata de nombres que surjan dentro del mercado de pases, uno de los nombres que acaparó la atención de los hinchas fue el de Ricardo Centurión.
Con ausencias permanentes en los entrenamientos en la Villa Olímpica cuando Vélez estaba bajo las órdenes de Gustavo Quinteros, y sin la posibilidad de afrontar nuevos desafíos como los que intentó en San Lorenzo y Barracas Central, el Wachiturro podría probar suerte en un equipo del exterior.
Se trata de Barcelona de Guayaquil, uno de los clubes más populares de Ecuador, que busca incorporar a una figura de renombre para que ocupe el lugar vacío que dejó Damián Díaz a mediados de año. Además, el otro nombre que estaba en carpeta de las autoridades era la de Gabriel Cortez, quien seguirá defendiendo la camiseta de El Nacional.
Sería una nueva experiencia de Ricky fuera del país, luego de su paso por el Genoa de Italia, San Luis de México y San Pablo de Brasil.
Centurión surgió de Racing, donde conquistó los títulos del 2014 y 2019, y tras un paso por Europa se sumó a Boca. Además, estuvo a punto de jugar el Mundial que organizó Rusia en 2018, cuando Jorge Sampaoli lo siguió de cerca en la Academia junto a Lautaro Martínez. Sin embargo, sus experiencias estuvieron marcadas por los problemas disciplinarios o personales. En el Ciclón, El Guapo y el Fortín terminaron marcando la decadencia de una carrera que era prometedora. Su último partido oficial fue el 17 de abril de 2023 con Barracas Central, en el que jugó, irónicamente, frente a Vélez.
Una de sus últimas apariciones públicas había sido en diciembre de 2023, cuando protagonizó un escándalo por su positivo por cocaína luego de ser detenido en un control policial. En ese contexto, el ex futbolista había realizado una transmisión en vivo desde su cuenta de Instagram, en la que expresó públicamente su deseo de dedicarse al streaming, aunque parece que la idea no se ha materializado aún y su nueva iniciativa está en Ecuador.
Adrián Ricardo Centurión nació y creció en una villa miseria. Allí vio morir a su mejor amigo en medio de una pelea de bandas. También a su padre (cuando tenía cinco años). Durante su infancia a su madre casi ni la veía. Ella, que era el sostén de la familia, trabajaba 12 horas en un hotel. Más las cuatro que le demandaba el traslado de su hogar entre ida y vuelta.
En Villa Luján, el barrio de Centurión, es lujo vivir en la manzana que tiene cordón cuneta. La terminación de las casas es el revoque. Algunas, ni puerta tienen. Allí, como en tantos otros lugares de la Argentina, elegir qué comer no es un derecho. Comer todos los días no lo es. Acudir a la escuela es casi un capricho de la perseverancia y de la resistencia. Es que lo que parece común, lo que parece lógico, aquellas cuestiones básicas y casi inherentes al ser humano en otros sitios, no tienen cita ni espacio en otros.
Los constantes conflictos extrafutbolísticos atentaron contra la carrera de uno de los jugadores más prometedores que vio el fútbol argentino. Con más experiencia y consciente de la posibilidad, Ricky tiene una nueva chance en el extranjero. De él depende que la pueda aprovechar.