Gastón Edul pudo disfrutar desde cerca la tercera estrella que ganó la selección argentina en el Mundial de Qatar. Y desde entonces se transformó en parte indivisible de La Scaloneta bicampeona de América en cada una de sus gestas y viajes. En consecuencia, el periodista de TyC Sports también se convirtió en protagonista de las historias, tal como le ocurrió en la excursión a Indonesia en junio de 2023.
En diálogo con Terapia picante, le consultaron alguna anécdota divertida en su día a día con la Albiceleste. Y Edul se explayó. “Fue en Indonesia. Viajé allá para cubrir a la selección argentina y me hizo una nota la periodista más importante (Najwa Shinhab), yo no sabía quién era. La verdad es que estaba al palo laburando todos los días y me dicen ‘listo. El auto está en la puerta’. Voy. Era una hora. Miro así, y veo una limousine y dos Audis y digo: ‘Bueno, no está. No está el auto’. Me dicen: ‘Sí, el auto está. Es la limusina’””, prologó su experiencia.
“Me meto a la limusina y empiezo a averiguar quién es la periodista. No encuentro nada. Hago el programa, salgo del estudio y tenía 250.000 más seguidores en Instagram. Era una barbaridad que no tenía sentido. Yo dije: ‘Uy, me metieron bots’. Viste que a veces capaz que tenés miedo, Instagram detecta y te daban de baja la cuenta. Hasta que un argentino, (Nicolás) Messiniti, que jugó en Indonesia, me dijo: ‘Es la Susana Giménez de Indonesia’. Entré a su cuenta y tenía 40 millones de seguidores. La mina era ultra mega famosa”, continuó.
“Hablamos de fútbol, de Argentina, no sé cómo caí ahí, aparte era una nota que no tenía sentido”, subrayó. Pero el epílogo de la historia fue lo más jugoso. “Voy al hotel, me dejan ahí. Al otro día me dicen: ‘Bueno, está esta periodista, te dejó regalos’. Me regaló un celular, túnicas de Indonesia, comida típica y una especie de adorno que era una daga toda revestida, hermosa, que supuestamente era para mi madre, porque es un símbolo de respeto, no sé qué. Salgo y me empiezan a pedir fotos los indonesios. Y en un momento dado viene uno que yo no sabía quién era, también de ahí, de Indonesia, y me dice: ‘Mirá, no sé cómo decírtelo’. No le entendía. Puso un traductor. Yo me estaba yendo a la cancha. ‘Yo te traje para que elijas a las chicas de acá’. Había llevado minas, te lo juro por Dios. Era todo turbio. Le agradecí, me fui volando al auto y me fui al estadio. No sé qué flashearon”, concluyó la historia, que a un año y medio de que sucediera, lo sigue sorprendiendo.