Aunque no lo quiera, aunque lo supere, la jugada lo perseguirá a lo largo de su carrera. Tal vez, un título del mundo con Francia logre rescatarlo de esa fracción de segundo de la historia en la que quedó atrapado. Porque no hubiera habido título para Argentina en Qatar 2022 si Dibu Martínez no le hubiese tapado el mano a mano a Randal Kolo Muani, esa estirada con la pierna izquierda y los brazos abiertos a la gloria en tiempo suplementario que sostuvo el 3-3 y permitió el pasaje a los penales, instancia en la que el arquero volvió a ser héroe.
Corrían 122 minutos de acción. Tras el pelotazo de Upamecano y la duda de Otamendi, la pelota le quedó al delantero, de 26 años, que seguramente volverá a ver la secuencia este miércoles, en el segundo aniversario de la épica final en el estadio Lusail de Doha. Y la sentirá como una maldición. Sus declaraciones cada vez que se refiere a la jugada hablan de una herida que no terminó de cicatrizar.
“Siempre seré el tipo que falló un mano a mano en la final del Mundial. Así es la vida, incluso cuando termine mi carrera, la gente seguirá hablándome de ella. Obviamente, todavía estoy disgustado por este fracaso”, reveló en febrero de este año. “La gente dice ‘se la podría haber dado a Kylian (Mbappé)’. Él nunca me ha vuelto a hablar de la acción. Y en aquel momento era imposible hacerlo. El fútbol no se juega a cámara lenta, sólo el VAR podría haberlo visto”, se defendió de las críticas el ex Eintracht Frankfurt.
“De haber convertido, hubiera sido ‘la estrella’ y, sinceramente, no creo que me hubiera gustado, porque no debe ser fácil de soportar”, buscó consuelo. Lo concreto es que tras aquella posibilidad de marcar que le truncó Emiliano Martínez, su carrera fue “en caída libre después del Mudial”, según ilustró el diario Marca de España. Es verdad que, para la temporada 2023/2024, el PSG pagó 95 millones de euros por su ficha con el fin de convertirlo (al igual que a otros futbolistas como Ousmane Dembelé) en el reemplazante de las figuras extranjeras como Messi o Neymar. Esa “inyección gala” que propusieron los dueños qataríes del club no funcionó a nivel Champions. Y Kolo Muani fue de más a menos, hasta esta actualidad en la que, según los medios europeos, vive una “pesadilla”.
El punta surgido del Nantes disputó diez partidos en Liga esta temporada, pero solo fue titular en dos de los 15 encuentros disputados, muy poco. A pesar de su limitada presencia, logró marcar dos goles y sumar una asistencia, pero está lejos de las expectativas que la institución había depositado en él. Y ahora cayó en desgracia respecto de los planes del entrenador Luis Enrique.
En la última victoria del París Saint Germain 3-1 ante el Olympique de Marsella, Kolo Muani siguió la acción desde los palcos. Tras el encuentro, Luis Enrique fue consultado en rueda de prensa por su ausencia y respondió con aspereza: “No puedo convocar a más de 20 jugadores. Sé que no hablo francés, pero en español no puedo ser más claro. Quien no lo entienda, no es problema mío”.
El mensaje fue claro. Ya no tiene lugar. En consecuencia, tanto Manchester United como el RB Leizpig estarían interesados en contratarlo en el mercado de invierno en Europa. La situación para él es urgente: Didier Deschamps, orientador de la selección de Francia, quiere seguir contando con él, pero necesita que tenga la continuidad que hoy no posee. En la Eurocopa fue clave para que Les Bleus llegaran a semifinales.
Mientras, en su cabeza se repite una jugada. Mano a mano con Dibu Martínez, vuelve a perder. “Podría haberme cambiado la vida. Hubiera preferido anotar, como todo el mundo. Como todos los franceses, pero sucedió así y son los azares de la vida. Después, cuando lo vuelvo a mirar, me doy cuenta de que tengo bastantes opciones. Pero en el terreno de juego todo va demasiado rápido”, supo describir una jugada que lo marcó para siempre. Y derivó en la tercera estrella para el escudo de la selección argentina.