“Soy un trotamundos del fútbol. Debuté en Primera División con 37 años, algo atípico para un futbolista, porque jugué en el Ascenso hasta los 36 y un año después, All Boys asciende a Primera”. De esta manera, se presenta Ariel Zárate, el segundo de los cuatro hermanos que llegaron a jugar en la máxima categoría del fútbol argentino.
La “Dinastía Zárate” arrancó con Sergio, el Ratón, que causaba sensación con sus arranques por la punta derecha de Vélez, el ascenso argentino y luego siguió su carrera en Alemania y México, con dos regresos al club de Liniers. El segundo hermano, Ariel, estuvo varias temporadas anotando goles en el fútbol de España, vistiendo las casacas del Cádiz, Málaga, Xerez y Elche, como también en Italia y Alemania. Además, se destacó en el Toluca y en el Pachuca de México. Siguió con Rolando, el Roly, quién fue goleador del torneo local y campeón con Vélez en 1998, previamente a una serie de préstamos en España -incluyendo al famoso Real Madrid-, en Escocia, México y Ecuador. La última aparición fue la de Mauro, centrodelantero que se encuentra vigente, sin club, y tuvo su última experiencia hace un año en Danubio de Uruguay.
“Cada uno en su posición fue muy bueno, pero somos diferentes. El más completo es Mauro”, asegura El Chino sobre su hermano menor que tiene una carrera brillante, con pasos por diferentes clubes de Inglaterra, Italia, Catar, Emiratos Árabes Unidos y Brasil, además de haber sido campeón con el seleccionado argentino en el Mundial Sub-20 de Canadá 2007.
Más allá de haber tomado caminos distintos, los cuatro hermanos tienen algo en común: son nacidos futbolísticamente en el Fortín. Pero hubo uno que no debutó en la Primera velezana. El hincha de Vélez nunca lo disfrutó al Chino Zarate, aquel volante diestro de muy buena pegada que hizo las divisiones inferiores en Liniers, pero como no tenía lugar en el plantel comandado por Carlos Bianchi en 1994 continuó su carrera en Europa, luego en México, y volvió al país con 33 años para defender los colores de Morón, Tristán Suárez y All Boys, con quien debutó en la máxima categoría enfrentando a Vélez Sarsfield durante el 2010, con 37 años.
“Mi carrera fue un poco rara. Porque después de tanto pelearla y lucharla me llegó tarde la oportunidad de jugar en la máxima categoría”, explica el ex futbolista, de 51 años, en diálogo con Infobae.
Actualmente, el Chino Zárate trabaja como entrenador en las divisiones inferiores del club de Liniers, desde hace nueve años. En todo ese tiempo, vio crecer futbolistas de la talla de Thiago Fernández, Valentín Gómez, Alejo Sarco, Álvaro Montoro, Joaquín García y Patricio Pernicone, varios de ellos canteranos que se consagraron campeones en la Liga Profesional.
“Vélez viene con un proceso de haber traído jugadores de jerarquía, sumado a la experiencia que necesitan los chicos como mínimo de 50 o 60 partidos en Primera para poder pelear por algo. Además, los refuerzos últimos se acoplaron muy bien al equipo. No es casualidad, es trabajo a diario”, sentencia Zarate, que puso su granito de arena para el muy buen presente del elenco comandado por Gustavo Quinteros.
-¿Qué es de tu vida, Ariel?
- Estoy trabajando como entrenador en las divisiones inferiores de Vélez Sarsfield, que acaba de ser campeón con la Cuarta categoría. En breve entramos de vacaciones. Por cuarto año consecutivo, se corona la categoría como campeona. El potencial que hay en Vélez hace que se den los resultados año a año.
- ¿Cuándo asumiste como entrenador en las inferiores velezanas?
- Cuando colgué los botines (2011) asumí como mánager de All Boys al año siguiente. Estuve una temporada y fue la mejor de la historia del club. Después, estuve seis meses dirigiendo la primera de Deportivo Merlo. Cuando concluí, entré en Vélez y hace nueve años que estoy ahí. Hay una diferencia importante entre manejar juveniles y profesionales. Me acostumbré a trabajar con chicos y estar más abocado a la formación de los jugadores, ya que a los profesionales los tenes formados. Me gusta las dos alternativas.
- ¿Cómo se trabaja en Vélez que tiene tanta salida de buenos jugadores?
- Lo que pasa es que en Vélez se trabaja en inferiores como si fueran profesionales porque son muy buenas las condiciones que te brindan. Chicos de 13 años ya tienen tres nutricionistas, psicólogos, cada categoría tiene dos preparadores físicos, un ayudante y un técnico. Tienen cuatro personas encargadas de los chicos por categoría. Vélez si genera esto es porque invierte mucho en inferiores, aparte de la materia prima de sus jugadores. Hay buena captación de chicos que vienen del Interior y llegan al club, aunque podrían tener lugares en los equipos que están más cerca de sus casas. El club necesita vender entre dos y tres jugadores por año para mantener la infraestructura, y de esta manera sabe que le dará sus frutos con los años.
-¿Te sorprende el momento que está pasando el equipo de Gustavo Quinteros, coronado con un título?
- No me sorprende. Igualmente, te digo una cosa. Cuando uno ve a los jugadores que vienen llegando, intuís que al equipo de Primera le irá bien. Porque los procesos no son cortos, no se resuelve de un día para el otro. Le tenés que dar tiempo a un entrenador para que trabaje. Si se cambia al director técnico todos los años, es muy difícil llegar a esto. Los procesos son como mínimo de dos años para que los chicos se puedan acoplar, y como también los que van llegando hasta que se adaptan y todo.
- Lo conocés a Thiago Fernández desde muy chiquito y lo tuviste en las inferiores, ¿qué es lo más fuerte que tiene como jugador?
- Su desparpajo y el uno contra uno, eso está claro. Cada vez se ven menos gambeteadores que se puedan sacar de encima tantos jugadores con facilidad como lo hace Thiago con sus rivales. Es una aparición que para muchos es una sorpresa y para mí no porque lo conozco desde los 14 años. Lo tuve y era muy chiquito físicamente. Todos sabíamos que cuando él creciera, iba a explotar. Cada jugador necesita su adaptación para empezar a encontrar su mejor versión. Ahora Thiago encontró su mejor versión y tuvo mucho que ver el técnico de turno. Es una pena su lesión y me dio una tristeza enorme, porque lo conozco al chico y se cómo le debe estar pasando, pero debería tener paciencia y sobreponerse.
- ¿Pudiste escribirle un mensaje para mandarle tu apoyo por la lesión?
- Lo veo siempre y me lo cruzo en la Villa Olímpica. Lo saludo y la mayoría de los chicos que están ahí pasaron por mis manos. Tengo una muy buena relación con Thiago, así que el hecho de entrenar en el mismo lugar y encontrarse hace que la relación sea diferente. Me imagino que está pasando por una situación compleja y voy a dejar pasar unos días para escribirle.
- ¿Cuándo se recupere de la lesión, lo observás en la selección Mayor o todavía no está maduro para ello?
- Lionel Scaloni desde hace tiempo empezó a llevar a algunos chicos a la selección argentina para que vayan interactuando con los fenómenos y adaptándose. Thiago es un muy buen jugador, pero esta lesión le llega en el mejor momento de su carrera, porque hubiera tenido una oportunidad si seguía con este nivel, quizás hubiese tenido su merecida oportunidad. Hoy, la selección argentina está en una etapa de recambio, por eso está llevando tantos chicos jóvenes, pocos conocidos para nosotros que recién los estamos empezando a conocer, y Thiago podría haber sido convocado porque tiene todas las condiciones para destacarse en la selección argentina.
- ¿De tantos talentosos que tiene la familia Zárate, ya que cuatro hermanos salieron futbolistas, alguno se parece a Thiago Fernández?
- Por la forma de jugar el más parecido es Mauro, porque tiene uno contra uno, desparpajo y es encarador. Thiago es un tipo pensante y conmigo como entrenador jugaba de enganche, no como extremo. Siempre fue enganche en las inferiores y por la parte central de la cancha. Esta nueva posición de la cancha lo hizo sentir cómodo y encontró una nueva ubicación como extremo.
- ¿El mejor de los Zárate quién es para vos?
- (Risas) Cada uno en su posición fue muy bueno, pero somos diferentes. Roly era un 9 goleador, yo era un enganche, el Ratón fue wing y Mauro fue el más completo de todos, porque podía jugar de 9, enganche o wing. El más completo fue Mauro.
- ¿Cómo fueron tus inicios en el fútbol?
- Arranqué en Vélez, donde hice las inferiores. Cuando llegó una etapa donde me sobrepasaban chicos y quedaba detrás de ellos, decidí irme a Alemania con mi hermano Sergio, que se fue a jugar al Núremberg. Luego, estuve un año en el Riccione de Italia, que es una filial del Ancona Club. Mi hermano estaba jugando en este club y yo fui al otro. Luego, volví a Alemania, pasé por el Pachuca de México, pero mi mejor versión fue cuando me solté un poco de mi hermano (Sergio) a quién le seguía los pasos. Entonces, llegué a España para sumarme al Cádiz e hice una muy buena temporada. Cuando llegó al Málaga, tuve la oportunidad de jugar con los monstruos, con los grandes, y pegué la vuelta al fútbol argentino para jugar en All Boys en el ascenso, y a los 37 años debuté en Primera.
- ¿Fuiste un trotamundos del fútbol?
- Sí, la verdad que sí. Me sentí raro debutando en la Primera de fútbol argentino a los 37 años. Fue un poco extraño, porque después de tanto pelearla y lucharla me llegó tarde la oportunidad de jugar en la máxima categoría. Fue raro, pero es un gusto que me pude dar y estoy agradecido a All Boys que me dio la chance de llegar tan tarde, lo disfruté mucho. Es el sueño de todo jugador el de poder jugar en tu país, en Primera División, y fue algo inesperado, por eso lo disfruté mucho.
- ¿Te hubiera gustado que se diera en Vélez?
- Sí, claro, pero quedé rezagado porque estaba bastante grande, tenía 19 años y veía que existían muchos chicos que me pasaban por encima y no tenía chances. Me fui a Alemania, un lugar raro en aquellos tiempos para los argentinos porque no se iban tantos en esa época. El fútbol fue evolucionando en muchos aspectos.
- ¿Por qué decís que en España pasaste tu mejor momento de tu carrera?
- Cuando llegué al Cádiz fue para hacer una prueba, que estaba en la tercera categoría. Estuve seis meses y anduve muy bien. Me renuevan por tres años, y el objetivo principal era ascender. No pudimos cumplirlo, pero salí goleador del equipo que llegó a las instancias finales. Ahí aparece el Málaga que me compra y paga la cláusula de rescisión que tenía en Cádiz, firmé un contrato por cinco años. En el primer año ascendí a Primera de España y a partir de ese momento, el Málaga trajo nombres de primer nivel, entonces no tuve tanto espacio y me fui seis meses al Elche.
- ¿A quién tuviste como entrenador en el Elche?
- A Jorge D´Alessandro, quién hoy está en El Chiringuito. Eso me dio la posibilidad de volver a Málaga y cumplir el resto del contrato, con mucha continuidad. Luego, recalé en el Jeréz que estaba armado para ascender a Primera División con Bernard Schuster como director técnico. Estuve un año y no pudimos cumplir el objetivo; estuvimos cerca. Salí goleador y me hicieron un contrato por dos años en el Elche. Llegó el Flaco Gareca junto con Oscar Ruggeri como entrenadores. Tuve oportunidades de jugar, pero alterné entre buenas y malas. Antes había dejado muy buen recuerdo, así que terminé el contrato y volví a la Argentina.
- ¿Qué tipo de entrenador es Jorge D´ Alessandro?
- Fue uno de los mejores entrenadores que tuve junto con Pepe Romero en All Boys, los dos que más cosas me dejaron. Jorge es un tipo totalmente loco por el fútbol. Cuando dejó de entrenar, se dedicó a la televisión. Tengo relación todavía, hablamos todas las semanas, y es con el único que mantuve una relación estrecha. Cuando viene a la Argentina, nos vemos. Es un tipo totalmente obsesivo. Lo que es hoy como panelista, lo era como entrenador en aquella época. Hoy, hay muchos entrenadores obsesivos, pero él ya lo era en aquella época.
- Te retiraste en el 2011 con la camiseta de All Boys. ¿Por qué colgaste los botines?
- Volví con 33 años de España. Tuve una primera etapa en Morón. No venía con la idea de seguir jugando, pero seguí entrenando. Era jugador libre y en un amistoso Salvador el Gato Daniele me propuso jugar en Brown, equipo de mi barrio. Disputé dos campeonatos y tuve la desgracia de perder una promoción, caímos 3-1. Nos hicieron dos goles en dos minutos. Al siguiente torneo, salí goleador, entonces decidí irme a Tristán Suarez por seis meses y luego me llamó All Boys para tener dos ascensos. Ya de grande tuve mucho protagonismo y me quedó mucho cariño por ese club. Luego, me retiré a los 38 años porque había tenido muchas lesiones musculares. Cuando uno observa que son más frecuentes, lo vas pensando porque estas más afuera que adentro de una cancha. Me ofrecieron ser mánager por un año y acepté. Me recibí de entrenador y pensé que estaba en condiciones de dirigir. Después llegó esta historia de Vélez en donde llevo nueve años de trabajo.
- Después de tantos años de estar en Vélez, conoces a la mayoría de los juveniles que están en Primera y aportaste entonces tu granito de arena para el presente del equipo comandado por Gustavo Quinteros.
- Sí, uno se siente participe, más que nada porque ves a jugadores que tuviste durante mucho tiempo en las divisiones inferiores. Alguno te hace llegar la camiseta cuando debuta, y cuando te cruzan los jugadores te saludan, me genera un orgullo que lo siento como si fuese un padre.
- ¿Es cierto que estuviste a punto de ir al recital de Callejeros aquel 30 de diciembre de 2004, el día que se incendió el recinto en el barrio de Once?
- Los que tenían entradas para ir al recital eran Mauro y Roly. Yo estaba en España, volviendo a Buenos Aires y me quedaba unos días acá de vacaciones. Les dije a mis hermanos “déjense de romper las pelotas, van otro día a ver a Callejeros. Vamos a cenar todos juntos”. Después, pasó lo que pasó y estando en el restaurante vimos por televisión lo que estaba sucediendo. Además, amigos de mi hermano Roly que estaban en Republica de Cromañón lo llamaban por teléfono y le decían lo que estaba pasando en el boliche. Por su suerte, no tuvieron ese desenlace, pero los que eran fanáticos de esa banda eran ellos dos.
- ¿Cómo está la relación hoy entre los hermanos Zárate?
- Está un poco mejor, que se yo. Mucho no hablamos y estuvimos distanciados por las declaraciones de Mauro sobre Vélez, y porque se fue a jugar a Boca. Luego, tuvimos un acontecimiento muy triste con la muerte de nuestro padre y nos acercamos un poco más. La vida pasa, es una sola y hay que disfrutarla, hay que dejar los rencores de lado.