Nuevo presidente, ¿nueva barra? Esa es la idea del grupo disidente de Los Pibes de Racing, que creen que como la oficial jugó fuerte para el binomio Devia-Blanco, ahora les toca perder como al oficialismo. Por eso, cerca de las 18.30 cuando el acto eleccionario terminaba y se propagaba en los bocas de urna que Diego Milito sería el nuevo presidente de la Academia, un grupo de 50 barras al mando de Matías Alfonso, apodado Cara de Paty, apareció por Alsina a ganar la calle. Y para que no quedaran dudas que se trataba de esa facción disidente y no de la de la vieja Guardia Imperial que tiene su base en Dock Sud, caminaron por Colón con gritos de guerra y con una bandera que decía “La Banda de Mati”. Más claro…
Apenas los barras se acercaron al cruce de la esquina Lavalle se apareció el bando de la oficial que lidera Leandro Paredes y se autotitula “Los Pibes de Racing”. Unos en Colón y Lavalle y otros en Colón y Alsina. En el medio quedó policía bonaerense e Infantería. Hubo piedrazos, algunas corridas y para dispersar, se escucharon tiros de las formaciones antitumulto de la Infantería. Todo el incidente duró menos de diez minutos y terminó con el secuestro de la bandera que llevaba la barra disidente y con dos aprehendidos, ambos del grupo de Cara de Paty: se trata de sus acólitos Federico Goris y Osvaldo Gabriel, los dos demorados en la Primera de Avellaneda, que es la que montó el operativo dado que, al no ser un evento deportivo, no se designó al Aprevide para esta función. Probablemente un error teniendo en cuenta que, si bien no era un partido, se debía prever que las barras iban a estar en la zona.
Y el dato más llamativo, según las autoridades policiales, es que cuando llegaban y los policías se acercaron a ver qué querían, los líderes de la facción gritaron “nos llamó Milito, vamos a tomar el control de la barra”. La Policía no les creyó, la oficial salió para dejar en claro que ganara quien ganara la tribuna era de ellos y así se armó la guerra de diez minutos en Avellaneda. La Justicia interviene a través de la Unidad Fiscal de Instrucción cuatro y por ahora se reportó sólo un herido: un oficial de Infantería con un piedrazo en su pierna izquierda.
Lo cierto es que este será el primer capítulo de una guerra que se anticipa a todo o nada. Para entender esto hay que remontarse a 2021 cuando, tras la pandemia el grupo de Leandro Paredes con el apoyo de la Policía, la política y la dirigencia deportiva suplantó a La Guardia Imperial, identificada históricamente con Raúl Huevo Escobar, y que por entonces estaba en manos de la familia Repetto. Paredes, proveniente del barrio Villa Corina, se consagró en ese momento, pero hubo una guerra de guerrillas con un montón de incidentes a los tiros que terminó con el propio Paredes preso en 2022.
Ahí subió quién era su segundo, Matías Alfonso, quien creyó ver que era su oportunidad. Un error grave. Porque en enero de 2023, al regreso de la Supercopa Internacional que Racing le ganó a Boca por uno a cero, y recién salido de la cárcel, el jefe de la barra, Leandro Paredes, interpretó que Cara de Paty lo estaba traicionando y lo echó. Pero este último manejaba un grupo de gente de la zona Sur del Conurbano y juntó a sus soldados para intentar dar una batalla en el comienzo del torneo local, lo que no sucedió porque la Policía se interpuso y los detuvo a él y a 20 de sus secuaces.
A partir de ahí, Cara de Paty entendió que tenía que juntar aún más fuerzas. Entonces decidíó aliarse con gente de Dock Sud, de la Vieja Guardia Imperial. Y fue un trabajo de hormiga que duró mucho tiempo pero con el que no logró desbancar a Paredes, que siempre tuvo a la dirigencia de su lado, a punto tal que a comienzos de este torneo la propia Comisión Directiva saliente le pidió al Aprevide que lo sacaran del derecho de admisión y sólo dejaran a los rivales. Insólito pero real.
Así, el asalto a la barra sólo era posible si los vientos políticos cambiaban. Y eso supone Cara de Paty que pasó esta tarde. Por eso cuando le avisaron que el resultado era irreversible, juntó a 50 barras y encaró para el Cilindro. Pero Paredes está dispuesto a resistir, lo que demostró saliendo afuera a buscar la guerra. En el medio quedan los hinchas comunes y la nueva dirigencia de Racing, que prometió barrer con los viejos vicios de la política. Entre ellos, tener una barra bancada por la institución. Ojalá esto lo puedan cumplir por el bien del club y del fútbol argentino.