“Prefiero perder con Independiente, pero pelear el campeonato”. Aquella frase que deslizó Diego Martín Cocca durante la conferencia de prensa previa al clásico con el Rojo de la quinta fecha del Torneo Transición del 2014 había generado revuelo en Avellaneda. Para esas alturas, Racing ya había demostrado un gran nivel en su debut contra Defensa y Justicia (3-1 en Florencio Varela), San Lorenzo (2-0 en el Cilindro) y Arsenal (1-0), aunque la goleada adversa frente a Tigre en Victoria (0-4) había movido los cimientos de la ilusión.
El técnico de la Academia había intentado minimizar el derby para reducir la presión a sus jugadores con el argumento instalado en que el partido no definía nada. Todavía en un campeonato con 20 equipos, después de la visita al Libertadores de América al certamen doméstico le restarían 14 compromisos para la definición. Es decir, 42 puntos. De todos modos, la derrota por 2 a 1 no cayó bien en los hinchas y al siguiente encuentro con Lanús (caída por 3 a 1) en el Presidente Perón una bandera expuso el malestar colectivo: “Prefiero que te vayas, que pelear el torneo. Chau Cocca”. Un trapo dirigido directamente al DT que fue acompañado por otro que decía “Los clásicos se ganan”, junto a varios insultos que insinuaban la supuesta cobardía del entrenador. En tanto que Sebastián Saja era otro de los apuntados al ser uno de los referentes del plantel.
Un empate de local contra Newell’s que no conformó (1-1) y la caída parcial ante Boca en La Bombonera (1-0) fueron algunas de las razones que motivaron a los protagonistas a organizar una reunión en el vestuario para revertir la situación. “Son cosas que pasan una vez cada tanto. Después de conseguir el título, lo cargábamos a Diego (Cocca) por lo que había dicho; porque fue una frase que quedó en la memoria de la gente. Por suerte tuvo su reconocimiento, porque fue uno de los responsables de que Racing pudiera salir campeón”, recordó Iván Pillud en diálogo con Infobae a una década de la consagración.
La reanudación del compromiso contra el Xeneize fue el punto de partida. La Academia debía remontar el marcador en menos de dos tiempos de 15 minutos. Y La Pantera Bou comenzó a forjar su figura de héroe con dos tantos que encendieron la luz de la esperanza. El Racing Positivo estaba en marcha. “Soy de los que creen que las cosas pasan por algo. Si esa tarde de lluvia en La Bombonera se seguía jugando, tal vez hoy no estaríamos recordando aquel torneo. Cuando se reanudó el partido, Gustavo confirmó que tuvo una aparición increíble en el fútbol argentino. Él venía de jugar en Gimnasia y al comienzo le costó mucho adaptarse al club. Después se amoldó muy bien a lo que a lo que necesitaba Racing y a lo que necesitábamos nosotros en ese momento. A mí me tocó estar afuera de ese partido, pero me acuerdo que fue una locura. Ese fue el quiebre para empezar a creer en que se podía ganar el campeonato”, deslizó el ex lateral derecho que actualmente se desempeña en Central Córdoba de Santiago del Estero. Una abultada victoria ante Belgrano en Córdoba (4-1) confirmó la ilusión, aunque el inesperado tropiezo con Atlético Rafaela (2-0) en el Cilindro volvió a poner en duda la chance de pelear en los primeros puestos.
La hazaña se gestó en las siguientes ocho presentaciones, dado que el combinado de Diego Cocca ganó siete (4-0 a Estudiantes, 2-0 a Vélez, 1-0 a Gimnasia, 1-0 a Banfield, 1-0 a Quilmes, 1-0 a River y 3-0 a Rosario Central) y empató un partido (con Olimpo 1-1) para llegar al último compromiso frente a Godoy Cruz en la fecha 19 con la posibilidad de festejar un título luego de 13 años (el último había sido el del Paso a Paso de Mostaza Merlo).
Los días previos al choque con el Tomba se vivieron con una carga de nervios notable. “En el hotel tuvimos una charla entre todos los jugadores para bajar un poco el nivel de ansiedad. Fue un mensaje de los más grandes hacia los más chicos, porque sabíamos que teníamos una gran posibilidad y no debíamos cambiar la manera de jugar para no sufrir sobresaltos”, confesó Pillud, quien aún mantiene en su memoria las palabras que deslizó Diego Milito en la reunión. Aunque el Príncipe era uno de los más alterados porque sabía que no podía fallar.
A pesar de contar con una trayectoria notable que incluyó presencia en la Selección de Maradona en el Mundial de Sudáfrica, experiencia en Europa y consagración en la Champions League con el Inter de Milán, el delantero no podía dormir. Y su compañero de habitación hacía todo lo posible para calmarlo. “Nuestro cuarto parecía un hospital, porque teníamos las botas de compresión que usaba Diego para relajar los músculos. Él estaba en el cierre de su carrera y la noche previa no durmió nada. Lo quería tranquilizar, pero era imposible. Durante todo ese camino en el 2014 lo sufrí mucho, porque él se había propuesto volver para ser campeón y absorbía toda la presión. Igualmente, me quedó algo único. Tengo recuerdos muy lindos que los voy a guardar siempre para mí”, subrayó El Polaco.
Ricardo Centurión fue el encargado de sellar el 1 a 0 frente al Bodeguero que sentenció la fiesta en Avellaneda. En ese entonces, Ricky todavía no había expuesto públicamente sus problemas de adicciones, ni había protagonizado los polémicos episodios extrafutbolísticos que lo alejaron de la práctica profesional. Sin dudas, la contención de los referentes fue una de las razones que hicieron lo brillar. “En los planteles hay mucha gente que tiene costumbres muy diferentes, con pensamientos opuestos que vienen de una realidad distinta. Cada uno tiene su carácter y su forma de vivir. Siempre la idea fue la de estar juntos dentro de la cancha, más allá de lo que pase afuera”, subrayó el defensor en un análisis profundo. Y planteó: “Él fue uno de los jugadores que marcó mucho la diferencia en ese torneo. Lo necesitábamos en plenitud y rindió. En ese momento, hizo un click en su cabeza y se dio cuenta de la calidad de jugador que era y de lo que nos podía aportar. Todos vimos cómo lo supo aprovechar. Creo que fue clave que estuviera rodeado de gente de mucha experiencia, como en el caso de Diego (Milito)”.
A una década de la gesta, Iván Pillud sostuvo que una de las claves del éxito fue el factor humano. Uno de los aspectos que más valoró el defensor, fueron las relaciones que pudo forjar a través de la pelota. “Con Ezequiel Videla me quedó un gran vínculo, al igual que con el Huevito Acuña, que con nosotros la rompió toda y ahora es campeón del mundo. Cuando llegó de Ferro veíamos que tenía potencial, pero nunca nos imaginamos que iba a lograr todo lo que consiguió con la Selección”, confesó con sorpresa. Y aclaró: “Hablo cada tanto con él, pero no le quise tirar un mensaje cuando estaba en Qatar para no molestarlo. También estoy mucho en contacto con Lea Grimi y con Nico Sánchez. Creo que varios de los amigos que me ha dado el fútbol han sido Videla, el Chino Saja y Diego Milito”.
Aquella estrella que gestó la Academia en 2014 marcó el inicio de una era que llevó a la institución a pelear codo a codo con Boca y River. Incluso el título se lo arrebató al Millonario de Marcelo Gallardo, que por ese entonces también estaba focalizado en la Copa Sudamericana. “Esa noche en el Cilindro contra River había mucha tensión. Mucho nervio. La gente tenía presente el historial y nosotros sabíamos que cada vez que los enfrentábamos sufríamos mucho. Yo estuve 14 años en el club y me atrevo a decir de que hemos sufrido mucho a River durante los últimos cuatro o cinco años”, deslizó Pillud en referencia al choque crucial que se definió con un gol en contra de Ramiro Funes Mori y le permitió al conjunto de Cocca escalar a la cima.
El lateral también reconoció que tuvo grandes encuentros en el Monumental y que le tocó ganar en varias oportunidades, pero sostuvo que “en el fútbol la historia está para romperse”. “Ese día demostramos mucha solidez. Al igual que en los últimos 7 u 8 partidos no nos podían hacer goles. Así como el clásico con Boca marcó un quiebre, el triunfo contra River nos hizo pensar de que seríamos justos campeones”. Y así fue. Luego llegaron los pedidos de disculpas hacia el cuerpo técnico y varias figuras que se terminaron consolidando como ídolos de la institución. El tiempo le dio la razón a Diego Martín Cocca, el estratega que prefirió perder con Independiente, pero ganar el campeonato.