Si no fuera porque la mayoría de las veces termina en violencia con víctimas fatales y heridos graves, el mundo barrabrava sería un capítulo y probablemente el más bizarro de Peter Capusotto y sus videos. Esa sensación se potenció esta semana en medio de una guerra ya declarada entre los líderes de las dos barras más picantes de La Plata: la de Estudiantes y la de Gimnasia. Que incluye enfrentamientos por copar la tribuna de enfrente y mezcla además cuestiones gremiales y apoyos políticos que llegan hasta la resolución de cómo será la seguridad de los recitales de Los Piojos, lo que finalmente se acordó este martes con la barra Pincha de por medio. Y en este contexto las redes sociales juegan un papel preponderante de lo que sucede: Ivan Tobar, alias El General y capo de la tribuna del León, subió un video con una máscara de luchador medieval, rodeado de armas de aquella época y dejando un mensaje directo para su rival del Lobo, Cristian Camillieri, apodado El Volador. El primero juega en una posición relevante en la interna de la Uocra local y es además el secretario general de las 62 organizaciones peronistas regional La Plata. Desde ese lugar quiere copar la tribuna de Gimnasia para generar un frente común barrabrava por encima de los colores partidarios. El segundo resiste con el apoyo de la familia Medina, históricos dueños del sindicato local de la construcción que ahora ven como el General aprovechó la caída en su momento en prisión del patriarca, el inefable Pata Medina, para ir mordiéndoles cada vez más cuotas de poder. En el medio la política local haciendo de las suyas y las canchas de ambos equipos como botín de guerra.
La historia viene desde hace tiempo pero terminó de estallar cuando Tobar alentó una rebelión en el paravalancha de Gimnasia. El rumor de que El General iba por todo se había instalado desde principios de octubre en la ciudad de las diagonales y Camillieri dejó en claro que iba a resistir. Primero hubo escaramuzas en los barrios y después, a fin de ese mes en el partido contra Unión de Santa Fe, la tribuna local se vistió con un nuevo telón que decía “La banda del Volador, por siempre el Loco Fierro”, apalancándose también en el mítico barra del Lobo asesinado en 1991. Como respuesta a esa movida, dos semanas después en el partido de local frente a Newell’s, se desató la guerra: un grupo de la barra que milita en la facción Tobar de la Uocra hizo movimientos extraños en el tablón y la gente del Volador reaccionó con una violencia inusitada. En el entretiempo en el bajo tribuna hubo una batalla que dejó dos barras absolutamente inconscientes que debieron ser trasladados a los nosocomios de la zona.
Ante esta situación, El Volador mandó a su gente a seguir cazando rivales: 30 de sus hombres, según denuncian del otro lado, atacaron una reunión de la Juventud Sindical de La Plata que lidera Rodrigo Tobar, hijo del General, y después aparecieron a los tiros por subsidiarias de la empresa Edelap, que es la que provee la energía eléctrica a toda la capital de la Provincia y las zonas aledañas. Hubo denuncia policial y Camillieri se vio amenazado por una causa judicial y entonces decidió actuar: hizo un video invitando a pelear a su par de Estudiantes para saldar de una vez por todas la cuestión, lo vinculó directamente con el narcotráfico en toda la región y le dejó en claro que no va a dar ni un paso atrás. Se filmó con un poster con varias fotos del Che Guevara detrás mostrándose como hombre del Pata Medina.
“Vos empezaste y te van a hacer daño los pibes porque yo tengo las pelotas bien puestas, Iván”, amenaza. El video de respuesta de Tobar es una pieza de lo más grotesco que ha dado el mundo barra argentino. Ataviado como si fuera un luchador medieval, dispara: “Si no he muerto con todo lo que me ha pasado, vos, sí vos, ¿no crees que soy el protagonista de esta historia?”. Y paso seguido se saca la máscara y remata con un: “El general, me viste la cara”. Ni Spielberg lo hubiera hecho mejor.
En este contexto de guerra, Tobar no sólo tiene la Uocra local. A través de su hermano Miguel, está poniendo un pie muy fuerte en el mundo de los Patovicas. Tras haber salido de prisión el año pasado, Miguel volvió a la tribuna pero sobre todo se metió en el metió en el negocio de la seguridad privada con el aval de Angel García, líder de uno de los sindicatos que regula la actividad, el Upsra y quién lo designó delegado normalizador de la filial La Plata. A imagen y semejanza del General, Miguel se alió a una empresa llamada Control Admisión y Permanencia y se quedó con la seguridad de la cancha de Estudiantes y del complejo deportivo del club en City Bell. De hecho para cualquier recital que se haga en el estadio Uno las productoras deben contratar con él.
Y ahora se venía el gran negocio de la década del rock local: la serie de siete recitales de Los Piojos en el estadio Único de La Plata. Claro, allí no manda la barra Pincha y la productora 300 había contratado tres empresas que reportan al otro sindicato de seguridad, el Sutcapra. Entonces, como reflejó Infobae dos semanas atrás, Tobar amenazó con que o le daban parte de un negocio que sólo para empleados de la seguridad privada moverá más de 200 millones de pesos, o movilizaba 6000 personas con mayoría barra y la pudría en el primer show. ¿Resultado? Tras múltiples negociaciones la empresa Control Admisión y Permanencia, sí, donde manda Tobar, también será parte de la organización y adiós boicot. Del lado del sindicato rival dicen que era obvio que así iba a terminar la historia porque un alto funcionario del Ministerio de Seguridad es al mismo tiempo un empleado jerárquico del club Estudiantes. A esta altura, nada que asombre: porque donde hay barras, hay sindicatos, política y múltiples negocios cruzados.