Fue una tregua y una demostración de fuerza. Las dos cosas al mismo tiempo. Después de diez días álgidos, Los Borrachos del Tablón decidieron apagar por un rato los tambores de guerra y dejar las cosas en claro: quién manda y en dónde. Y con ese objetivo se reunieron el domingo por la tarde en la plaza El Salvador, en la calle Sáenz Valiente, a apenas dos cuadras del Monumental, como mensaje hacia adentro y hacia afuera. Hacia el corazón de la barra, para que todos se alineen detrás de Mauro Ferraras, la persona que fue elegida para conducir el nuevo proceso de la tribuna. Hacia el club y en miras de un año electoral como será el 2025, para mostrar una unidad que les permita volver a la Sívori a los líderes con todo su cotillón, objetivo que vienen buscando infructuosamente hace tiempo aunque cada vez con mayor insistencia.
La crisis de Los Borrachos se había originado desde principios de año. En 2021 se había acordado una mesa de cuatro patas con referentes de cada grupo y esa paz duró tres años. Pero en febrero fue expulsado un histórico, Hernán Taboada, que era el que mejor relación tenía con la comisión directiva. Algunos le achacaban que sus gestiones habían sido infructuosas y que lo único que había conseguido era la banca para ir de visitante cuando el objetivo mayor era volver al Monumental donde sólo están entrando unos 200 barras sin derecho de admisión pero sin dejarse ver como tales. Otros hicieron correr la versión de que se quedaba con parte de los tickets de esos partidos afuera para reventa, con el objetivo de reemplazarlo como vehículo con los directivos. Y ese rumor explotó tras una pelea en Santa Fe en la victoria 3 a 0 frente a Excursionistas por Copa Argentina en la cancha de Colón, cuando Taboada discutió feo con el Pato Ariel Calvici. Dos semanas después, en la previa del partido contra Banfield en Pampa y Figueroa Alcorta, habitual lugar de reunión de la barra, fue emboscado por el resto y atacado con manoplas y hasta un arma de fuego. Y aunque después se comprobó infundado ese rumor, no pudo volver.
Desde entonces quedó un triángulo de poder que sumaba a otro histórico, Alejandro Flores, alias el Zapatero, que siempre fue el que manejó la relación con la Policía. Pero durante el transcurso del año a algunos barras les aparecieron causas judiciales que se la adjudicaron a sus contactos y entonces en octubre también le dieron salida. Así, sólo quedaron dos bandos: el de Beccar de los hermanos Ferraras y el de Moreno, que apoya al Pato Ariel aunque quiere tener vuelo propio como en la época cuyo referente era Martín Núñez Giogiosa, alias Saviolita, asesinado en 2020. En el medio, uno de los hombres que paraba con el Pato también fue expulsado al regreso del partido de ida contra Mineiro por la Copa Libertadores. Se trataba del Correntino, que tiene detrás 60 piernas como llaman ellos a los soldados de la popular, con injerencia en algunas villas de la zona metropolitana.
Todo eso generó un caldo de cultivo que terminó por explotar diez días atrás cuando ambos grupos hicieron demostraciones de fuerza por separado tratando de pararse como los más fuertes de cara a la interna de la tribuna pero también a la negociación con la dirigencia. Por un lado el grupo de Beccar que cuenta con un ejército de más de 200 personas sumó a figuras de otros tiempos, muy cuestionadas algunas, como para dejar en claro que la continuidad histórica Borracha son ellos. Así en una quinta festejaron el cumpleaños de una leyenda de la barra, el Gallego Chofitol, y ahí se vieron barras de todas las épocas, entre ellos los más dominantes en los últimos años, como Martín Araujo, alias Martín de Ramos, una figura enfrentada a muerte y en la Justicia con el Pato Ariel. Ni éste ni nadie de su grupo dijo presente aun cuando fueron invitados 48 horas antes del evento.
Del otro lado, en el club Ferro de Merlo y tras conocer lo que iba a ocurrir ese domingo, la gente de Moreno armó de apuro un acto con 130 barras y una bandera contundente: “Ni traidores ni ortivas”. El orador fue Axel López, alias el Negro, quien aspira a ser el sucesor de Saviolita. Ambos grupos leyeron los actos como una declaración de guerra, lo mismo sucedió en los organismos de Seguridad que prevén un operativo especial para el partido de mañana contra San Lorenzo. Ante estas circunstancias, empezaron a aparecer emisarios de ambos lados para bajar la tensión y generar un acuerdo de paz. De hecho el mensaje de algunos dirigentes de segundo rango del club fue que sin acuerdo, se olvidaran de volver alguna vez a la Sívori.
Y tras cinco días de frenéticos llamados, la tregua llegó. Primero se decidió una reunión de referentes que no sea ampliada a toda la barra porque cualquier gesto mal entendido podía desatar una batalla. Segundo, se pactó el lugar: ni Beccar ni Moreno, tenía que ser neutral. Y se optó por la plaza El Salvador que está en la calle Saenz Valiente a metros del club para escenificar la puesta pero además para mandar un mensaje a la institución. El día señalado fue este domingo por la tarde. Y el mitín duró casi dos horas. Allí se plantaron las bases de la nueva realidad: el jefe único será Mauro Ferraras, el más conocido de los cuatro hermanos que se hicieron famosos por ingresar encapuchados en Córdoba en 2011 a pegarle a los jugadores cuando perdían el partido de ida por la Promoción contra Belgrano. Sí, de ser sindicado aquel día como Sub Zero por el parecido con el personaje de la saga Mortal Kombat, empujando al paraguayo Román y haciéndole gestos al resto del plantel, a liderar la barra. Cosas de la Argentina barra brava.
La relación con la dirigencia también vendrá por el lado de Beccar, y el apuntado es su hermano, Leandro. La dinastía Ferraras también tiene en su haber arrancarle una camiseta a Messi en el partido de las Eliminatorias contra Colombia camino al Mundial de Brasil e ingresar al campo de juego en la final del Mundial de Clubes contra Barcelona en Japón para abrazarse a los jugadores. Increíble. Eso sin contar las múltiples causas judiciales que afrontaron, de hecho uno de ellos acaba de salir hace poco de prisión y otro enfrenta un juicio que está programado para marzo.
En la reunión también quedó confirmado que los beneficios se repartirán por partes iguales pero le dejaron en claro al Negro Axel que baje el perfil o sufrirá las consecuencias. Y además se estableció quiénes de los que están afuera pueden volver a la barra: se aceptó al grupo de Flores y Lugano, con Richard Gerino a la cabeza, y también a cierta parte de los que seguían al Correntino, aunque por el momento no a él. Y aunque hubo puja por un nombre, terminó tachado él y su gente: Sergio Alejandro Medina, alias Ale de Budge, que intentó regresar en enero y terminó atacado ferozmente en la avenida Lugones, no será indultado.
Una vez que acordaron estos puntos, decidieron hacer la foto conjunta como si fuera la reunión del G 20: ahí en el centro y siendo el único que tiene la remera con el logo de la barra, está Mauro Ferraras. Una imagen vale más que mil palabras. A su lado, de un costado su hermano Leandro, del otro el Pato Ariel. Y detrás, entre ellos, el Negro Axel. Así quedó conformado el nuevo mapa de poder Borracho. Veremos ahora hasta cuando dura la cartografía de un planeta que vive en tensión constante.