Pasaron 30 años de una gesta histórica para el fútbol argentino. El 1 de diciembre de 1994, en el Estadio Nacional de Tokio, Vélez Sarsfield le ganaba 2-0 al Milan de Italia y conquistaba por primera vez la Copa Intercontinental, que medía en una final a los ganadores de la Copa Libertadores y la Liga de Campeones de la UEFA. El equipo que dirigía Carlos Bianchi lograba una nueva hazaña, que será recordada esta tarde en el estadio José Amalfitani en el duelo ante Sarmiento por la fecha 26 de la Liga Profesional, con el plantel campeón invitado al reconocimiento.
En la madrugada argentina y la noche japonesa, los héroes de Liniers conquistaron el mundo con una victoria resonante y que muy pocos se animaban a pronosticar dada la jerarquía de un rival que venía de aplastar 4-0 al Barcelona de Johan Cruyff en la final europea. Los goles de Roberto Trotta, de penal al inicio del segundo tiempo, y Omar Asad, siete minutos después, liquidaron al Milan de Fabio Capello. El Cabezón, fiel a su estilo, ejecutó fuerte al medio del arco para que la pelota le pasara entre las piernas al gigante Sebastiano Rossi y el Turco inventó un golazo tras interceptar un pase atrás de Alessandro Costacurta, eludir al arquero, girar y convertir de media vuelta un tanto inolvidable.
El encuentro se abrió a los 5 minutos de la etapa complementaria tras un pelotazo largo de José Luis Chilavert (antes le había tapado un mano a mano a Alessandro Massaro), que encontró libre sobre el costado derecho a José Basualdo. El Pepe envió un centro al corazón del área, Costacurta sujetó de la camiseta al Turu Flores, lo derribó y el árbitro colombiano José Joaquín Torres marcó el penal que Trotta cambió por gol.
“El partido se presentó de manera complicada en el comienzo, sobre todo los primeros 15 o 20 minutos. A nosotros nos costó hacer pie. Creo que no fue fácil salir a la cancha y medirnos con un rival al que veíamos por televisión, plagado de nombres relevantes. El rival era superior, manejó la pelota y creó situaciones. En ese momento, una vez más apareció la figura de Chilavert, que fue clave para sostener el cero. Cuando nos acomodamos, descubrimos que en la cancha éramos parecidos en cuanto a las posibilidades, más allá de la jerarquía del rival. Nosotros teníamos que hacer nuestro partido, confiar en nuestras fuerzas y tratar de hacer nuestro juego”, recordó Marcelo Gómez, mediocampista titular del Vélez campeón de todo, en diálogo con Infobae.
El Negro, futbolista aguerrido y pilar en la mitad de cancha del conjunto de Bianchi, estuvo muy cerca de perderse la final ante Milan por una lesión en el tobillo cuando realizaba los movimientos precompetitivos. El dolor era inmenso, pero las ganas de estar en el partido más importante de su vida hicieron que juegue de todas formas. “Fue en la entrada en calor que hicimos en el césped sintético. Nosotros no estábamos acostumbrados a ese tipo de superficie y al no tener el calzado adecuado, el tobillo se torció y se hizo un esguince severo. Se me inflamó en el acto, mis compañeros me llevaron al vestuario y en ese instante creí que no iba a poder jugar. Pero gracias a la ayuda del doctor Carlos Leoni, el kinesiólogo que me infiltró, me hicieron el estribo correspondiente y pude salir a la cancha y jugar los 90 minutos. Fue una de las anécdotas, pero gracias a Dios pude cumplir el sueño de jugar ese partido y de completarlo. Todo salió bien, aunque parecía que iba a ser complicado poder estar”, le relató a este medio.
A los 12 minutos llegó la obra de arte del Turco Asad, quien marcó uno de los mejores goles de todas las Copas Intercontinentales. En una mezcla de picardía y calidad, el delantero del Fortín decretó el 2-0 en Tokio y dejó más cerca de la hazaña a Vélez. “Hubo una señal en el partido en la que ellos tiraron el pase atrás, pero no pude robar esa pelota. En la jugada del gol, palpité que Pompei iba a apretar al defensor y que iba a jugar con el arquero. El mal pase de Costacurta me dio chances para llegar sobrado. Llegué antes que el arquero Rossi y pensé en dejarme tocar para que cobren penal. Pero me acomodé para el costado y no me tocó. En ese momento deduje que si había pasado a Baresi, que era el último hombre, y el aquero había salido del área, el arco tenía que estar vacío. Ahí giré en el aire y pateé con esa rosca cerrada. Cuando vi que la pelota entró limpia y tocó la red, fue la gloria y se me vino a la mente lo que había soñado toda mi vida, que era jugar ese partido”, revivió con lujos de detalles el ídolo velezano.
El tanque de área, que compartía el ataque del Fortín con el Turu Flores, no se olvida de las reacciones de los jugadores del Milan en la etapa complementaria. “Bianchi nos dijo que si aguantábamos el cero, en el segundo tiempo iban a entrar nerviosos. Y así fue. Cuando nos cobraron el penal, se empezaron a putear (sic), después vino mi gol y estaban descontrolados... Con un 2-0, a ese Vélez era imposible darle vuelta el partido. Hasta tuvimos alguna situación más para marcar el tercero. Era difícil que nos hicieran un gol y encima estaba Chilavert, que se puso el traje de salvador. Fuimos merecidos campeones”, ratificó el goleador.
La preparación del encuentro ante el poderoso equipo italiano dista mucho de los métodos que se utilizan en la actualidad. Para poner en contexto, la final entre Vélez y Milan se jugó hace 30 años y era muy complicado poder acceder a información detallada para realizar el análisis. “No existían las redes sociales ni internet y para ver un video del rival tenías que irte a Europa y mirar los partidos en directo por algún canal de Italia o sino ir a verlo a la cancha y pasar un informe. No teníamos tanta información de ellos, pero por suerte la pudimos conseguir”, dijo Asad, quien se convirtió en director técnico una vez retirado como futbolista.
Los informes estuvieron a cargo del gran cuerpo técnico que rodeaba al Virrey Bianchi. Carlos Ischia era el ayudante de campo, pero también estaba el profe Julio Santella para la preparación física. “Dos días antes de la final, nos mostró el video del 4-0 al Barcelona y salimos de ahí medios desmotivados porque nos íbamos a enfrentar a unos monstruos. Pero el día anterior, nos hizo ver otro video en el que el Milan perdió por goleada 5-1 y ahí salimos con el pecho inflado, con mucha más confianza. Teníamos muchas ganas de salir campeones”, rememoró el Turco y agregó sobre el DT: “Carlos estuvo siempre a la altura, era un líder natural y ganador. Lo veíamos como un maestro y como un padre. Me acuerdo las palabras que dijo en la previa: ‘Disfrutemos este partido porque probablemente no volvamos a jugarlo nunca más’. Era el partido que todo el mundo quería jugar y nosotros estábamos ahí, éramos unos privilegiados”.
En sintonía con su compañero, Marcelo Gómez resaltó las virtudes del Virrey que había liderado a Vélez a consagrarse meses atrás en la Copa Libertadores, nada menos que ante el bicampeón San Pablo, en el Morumbí. “Supo tocarnos nuestras fibras más íntimas. Los rivales de antemano se creyeron superiores a nosotros, tanto el San Pablo, sobre todo en el partido de vuelta en Brasil, como el Milan. Lo remarcó pegando en el vestuario algunos recortes de diarios, en los cuales los técnicos de cada club declararon que era un trámite para ellos estos partidos. Y eso a nosotros nos tocó el orgullo. Salimos decididos a mostrar nuestra fuerza, nuestra capacidad, nuestras posibilidades y eso nos ayudó a competir. En eso, Carlos siempre fue muy inteligente, porque más allá de lo futbolístico, de sus capacidades profesionales, fue un gran conductor en lo que tiene que ver con los sentimientos y con el lado humano que cada futbolista tiene”, indicó el Negro.
Por último, Asad no tiene dudas de que el equipo campeón de la Intercontinental dejó una huella imborrable en el club de Liniers. “Fuimos por lejos el mejor equipo de la historia. Hay que ponerlo en contexto también con lo que era Vélez en ese momento. Bianchi decía que era más importante lo que nosotros logramos que un campeonato de Boca, River o Independiente. Porque Vélez era un club de barrio y tenía mucho más mérito al no tener el potencial de los otros. Fue épico porque le ganamos a uno de los mejores de la historia. Rompimos todos los esquemas”.
“Se cumplen 30 años y parece que no hubiese pasado tanto tiempo porque los recuerdos están siempre a flor de piel. Fue un viaje que para nosotros ya era un premio. No solo porque habíamos conseguido hasta ese momento el logro mayor que era ganar la Copa Libertadores. Teníamos el plus de viajar a Japón, a jugar esta final a un lugar desconocido. Fue una aventura. Cuando salimos campeones festejamos en el hotel de Tokio en la intimidad. Pero tomamos mayor dimensión del logro una vez que llegamos a Buenos Aires. Fue sorprendente la cantidad de gente que nos acompañó en todo el trayecto desde Ezeiza hasta el estadio. Mucha gente que obviamente no era de Vélez, pero se había identificado con nosotros, que nos hizo saber que estuvo esa mañana temprano del 1 de diciembre, pendiente del partido, mirándolo por televisión. La verdad que fue maravilloso, inolvidable y no tiene precio. Cada año que pasa agiganta el valor de lo conseguido”, completó Gómez.
Los campeones volverán a estar frente a sus hinchas en el Amalfitani. Treinta años después y delante de nuevas generaciones que nunca vieron campeón a Vélez y sueñan, por qué no, con verlo dar una vuelta olímpica de la mano de Gustavo Quinteros. Como alguna vez lo hizo Carlos Bianchi.
La ficha del partido:
Vélez Sarsfield (2): José Luis Chilavert; Héctor Almandoz, Roberto Trotta, Víctor Hugo Sotomayor, Raúl Cardozo; José Basualdo, Marcelo Gómez, Roberto Pompei, Christian Bassedas; Omar Asad, José Flores. DT: Carlos Bianchi.
Suplentes: Sandro Guzmán, Flavio Zandoná, Mauricio Pellegrino, Marcelo Herrera, José Luis Sánchez.
AC Milan (0): Sebastiano Rossi; Mauro Tassotti, Alessandro Costacurta, Franco Baresi, Paolo Maldini; Marcel Desailly, Demetrio Albertini, Roberto Donadoni, Zvonimir Boban; Dejan Savicevic, Alessandro Massaro.DT: Fabio Capello.
Suplentes: Mario Ielpo, Giovanni Galli, Paolo Di Canio.
Goles: 5´ST Roberto Trotta (V) de penal, 12´ST Omar Asad (V).
Cambios: 15´ST Marco Simone por Zvonimir Boban, 41´ST Christian Panucci por Dejan Savicevic.
Amonestados: Héctor Almandoz (V), Marcelo Gómez (V), Roberto Trotta (V), Omar Asad (V), Dejan Savicevic (M), Demetrio Albertini (M).
Expulsados: 13´ST Sandro Guzmán (V) (jugador suplente, por ingresar a la cancha a festejar el segundo gol), 40´ST Alessandro Costacurta (M).
Estadio: Nacional (Tokio, Japón).
Árbitro: José Joaquín Torres (Colombia).