“De pocas partidas he aprendido tanto como de la mayoría de mis derrotas”. Acaso, la frase perteneciente al ex campeón mundial el cubano José Raúl Capablanca (1888 -1942) sirva de ejemplo para que no decaiga la autoestima del niño argentino, la nueva estrella del ajedrez: Faustino Oro, de 11 años, que ayer en la 4ª jornada de la serie final del 99° Campeonato Argentino Superior de Ajedrez, cayó, con piezas blancas, frente al gran maestro y siete veces campeón argentino, el juninense Diego Flores, de 42 años.
Algo más de 3 horas y 29 movimientos de una Defensa Gambito Volga se extendió el juego hasta que el más joven comprendió que estaba en una posición insalvable y a sólo 4 jugadas de recibir jaque mate. “No recuerdo ninguna partida que hayas jugado el Volga”, le comentó Faustino a su experimentado rival. “Es que nunca lo jugué; hoy utilicé esta defensa por primera vez en mi carrera”, le respondió el vencedor.
“Fue una partida compleja, muy incierta, con chances para ambos”, le dijo Diego Flores, el tercer mejor ajedrecista del ranking local, a Infobae. Y agregó: “No la pasé bien e incluso en un momento comencé a sentir la presión del reloj. Es que me quedaban sólo 16 minutos para hacer 24 jugadas”.
- ¿Y qué pasó?
- Aunque las máquinas señalan que la posición era de igualdad, yo no tenía tan claro el panorama. Pero una vez que resguarde mi Rey, me sentí más confiado y luego él tuvo una imprecisión que aproveché para activar mis piezas.
Tras las firmas formales en las planillas de juego, ambos ajedrecistas se marcharon juntos de la sala y en un nuevo salón decidieron analizar las jugadas efectuadas. Hasta otro ex campeón argentino, Rubén Felgaer, se sumó y mostró su experiencia en el dominio de esa defensa. “Esto lo estudié hace más de 20 años (risas). La línea es buena pero el blanco siempre tiene una leve ventaja. Hay que jugar con mucha precisión”, completó Felgaer, quien desde hace unos meses regresó al país tras vivir en Chile junto a su esposa y sus hijos, Léa y Gael.
“¿Cómo jugaba yo a la edad de Faustino? Y... te diría que bastante peor (risas)”, dijo Felgaer, quien también recordó que su primera participación en un campeonato argentino (lo ganó cinco veces) fue a los 19 años.
Mientras los jugadores seguían analizando los defectos y virtudes de cada movimiento, el público -que cada tarde se acerca a la sala de Gabinete de la jefatura del gobierno porteño (en Uspallata 3150), desde cuyos ventanales pueden observar el interior del salón de juego, además de visualizar las jugadas de cada una de las seis partidas que se disputan en cada mesa a través de monitores gigantes ubicados sobre uno de los frentes- aguardaban el final de los análisis para pedirle una selfie o autógrafo al pequeño Faustino, quien con su sonrisa sempiterna parecía desterrar cualquier mueca de fastidio.
Si bien la derrota, como la mayoría de ellas, es dolorosa porque perdió su invicto en el certamen, se alejó de la punta y es un traspié para su sueño de alcanzar la primera norma de gran maestro, lo cierto es que Faustino vive una etapa de aprendizaje. En cuatro años, desde que descubrió el juego, ha logrado cosas inimaginables para cualquier principiante y mucho más para un niño. No ha tenido tiempo de aprender aún todos los secretos de un juego milenario. Por eso cada paso es una enseñanza.
Tal vez ayer comprendió que sus rivales también se preparan para enfrentarlo. La elección de una defensa o apertura que hasta el momento nunca la había empleado su rival es una señal que la intención no sólo es de sorprenderlo sino también de sacarlo de lo que ya conoce y que ha dado muestras sobradas de lo que es capaz de hacer cuando descubre una pequeña ventaja o imprecisión del adversario.
Faustino Oro llegó al país invitado por la Federación Argentina de Ajedrez (FADA), no sólo para engalanar el certamen y dar mayor visibilidad a la actividad, dado su fuerte poder mediático, sino también para brindarle la posibilidad de sumar su primera norma de gran maestro. Para ello deberá obtener tres performances destacadas. En la final del Argentino, para lograrla, debería sumar 8 puntos en las 11 ruedas previstas. Algo muy exigente, casi parecido a ganar el torneo. La derrota de este viernes es un fuerte traspié porque con 2,5 puntos tras cuatro ruedas, ahora debería cosechar otros 5,5 en las restantes siete jornadas. Un listón muy alto.
El joven Lucas Coro, de 23 años y representante del Círculo de ajedrez de Villa Martelli, y el gran maestro Sandro Mareco, de 37 y N°1 del ranking argentino, son los punteros de la prueba, con 4 puntos, tras sumar sendas victorias ante Ariel Tokman y Leandro Krysa, respectivamente. En tanto un lote de cuatro jugadores: Fernando Peralta y Federico Pérez Ponsa (hicieron tablas entre sí) junto a Flores y Faustino Oro, son los escoltas con 4,5.
En las otras dos partidas de la rueda, German Spata y Gaspar Asprelli, ambos con blancas, se impusieron a Pablo Acosta y Diego Valega.
Este fin de semana, la final del Argentino cambiará de sede. Dos de las principales instituciones de la actividad, el Club Argentino de Ajedrez (Paraguay 1858) y el Círculo de Ajedrez Torre Blanca (Sánchez de Bustamante 587) se llevarán a cabo la 5ª y 6ª rueda, respectivamente. El horario de juego será a partir de las 16. Mañana, en el Club Argentino se enfrentarán:
Flores (2,5 puntos) v. Coro (3), Valerga (1,5) v. Oro (2,5), Mareco (3) v. Asprelli (1,5), Pérez Ponsa (2,5) v. Krysa (1,5), Acosta (1,5) v. Peralta (2,5) y Tokman (0) v. Spata (2)