La final de la Copa Sudamericana entre Racing y Cruzeiro, disputada en el estadio La Nueva Olla, tuvo una enorme polémica cuando apenas se desarrollaban las primeras acciones. La Academia golpeó desde el vestuario en Asunción con un gol de Gastón Martirena a los tres minutos de juego, pero el gol fue anulado instantes después por una posición adelantada en el inicio de la maniobra.
La jugada se comenzó a gestar desde el propio campo del equipo argentino, cuando Agustín García Basso lanzó un pelotazo a las espaldas de la defensa del equipo brasileño, que estaba parada en línea y dejando mucho espacio al estar adelantada. Maximiliano Salas exprimió su velocidad y llegó primero para tirar un centro al área, que fue capturado por Adrián Martínez. A pesar de que el ex Instituto no pudo pivotear con un compañero, la pelota le llegó al lateral uruguayo que entraba solo.
Martirena definió de primera y venció la resistencia de Cássio, para desatar la euforia de los hinchas de Racing. Sin embargo, Esteban Ostojich, árbitro principal del encuentro, no dio la orden para reanudar el juego porque Leodán González lo llamó desde el VAR. La terna arbitral uruguaya anuló el tanto por posición adelantada de Salas en el arranque de la jugada, cuando el central le tiró el pase en largo.
Esto desató la furia de Gustavo Costas, que reclamó efusivamente la determinación de las autoridades, en un off-side milimétrico. Es una jugada de VAR porque cuando parte el pase, el atacante de Racing está adelantado milimétricamente. El juez de línea dejó continuar la acción de manera acertada y luego las cámaras permitieron trazar las líneas.
Si bien el juego comenzó con una acción cargada de discusiones, el resto de los 45 minutos iniciales transcurrieron sin demasiado conflicto para Ostojich. Aguardó el visto bueno del VAR en el primer tanto que finalmente marcó Gastón Martirena a los 15 minutos y dio continuidad al gol de Adrián Martínez cinco minutos después.
El argentino Lucas Romero, capitán del elenco brasileño, fue amonestado en esa parte inicial por una falta en mitad de cancha y también vio la amarilla Lucas Silva. El uruguayo también tomó una decisión correcta al adicionar seis minutos en la etapa, teniendo en cuenta las distintas demoras que hubo incluyendo el cambio en Cruzeiro (el mencionado Silva entró por Walace a la media hora de partido) y la detención para tomar agua a raíz de las altas temperaturas que golpearon Asunción.
En la segunda etapa, cuando iban 13 minutos, Ostojich volvió a levantar la tarjeta amarilla pero esta vez para castigar de manera correcta al defensor de Racing García Basso, por una falta cuando un jugador del Cruzeiro le había ganado ya la posición. Cuando todavía restaban ocho minutos para el cierre del tiempo regular, llegó la segunda amonestación en la Academia para Marco Di Cesare por una violenta infracción para cortar una contra de los brasileños. Previamente, Matheus Pereira había sido amonestado en el combinado de Fernando Diniz.
Ostojich agregó cinco minutos en el complemento, que tuvo varios cambios y también se detuvo para la hidratación de los futbolistas. No hubo espacio para más polémicas, porque tras el 3-1 de Roger Martínez, Racing gritó campeón con justicia en Paraguay.