A minutos de comenzar la final de la Copa Sudamericana entre Racing y Cruzeiro en Asunción, en Avellaneda se abrieron las puertas del Cilindro para que los simpatizantes de la Academia que no pudieron viajar a Paraguay pudieran disfrutar del partido en pantalla gigante. Sin embargo, no todo salió como estaba planeado y el ingreso del público fue caótico.
En las imágenes que mostraron los canales de televisión se pudo ver a una marea de gente intentando traspasar las puertas de ingreso a la tribuna local mientras el personal de seguridad cerraba los accesos, dejando a una multitud afuera. Algunos tiraron vallas y forzaron su entrada pese a que la policía frenaba el avance. Hubo corridas y mucha bronca entre los presentes por la mala organización.
En medio de la tensión y angustia de los hinchas que se quedaban sin poder acceder y ante las súplicas a la policía para que intercediera, se abrió la puerta 10 y continuó ingresando el público, que colmó el espacio habilitado para mirar la final de la Sudamericana.
Los dirigentes de Racing decidieron abrir las puertas del estadio Juan Domingo Perón para que los aficionados de la Academia pudieran ver en pantalla gigante el partido ante Cruzeiro. Cerca de 60 mil fanáticos viajaron a Paraguay, pese a no tener entradas, y quienes se quedaron en Argentina aprovecharon para estar cerca del equipo de Costas, alentando desde Avellaneda.
Una vez iniciado el partido en Paraguay, la calma fue volviendo nuevamente al Cilindro y los fanáticos que se encontraban dentro del recinto comenzaron a gritar, eufóricos, con los goles de Gastón Martirena y Maravilla Martínez, que le daban la ventaja de 2-0 al conjunto dirigido por Gustavo Costas.
La marea de fanáticos del elenco argentino se trasladó a la capital paraguaya y rebalsó las instalaciones de la Nueva Olla, el estadio donde se jugó la final de la Sudamericana. El estadio estuvo en un 80% lleno por los hinchas de Racing, que fueron claramente mayoría que sus pares del Cruzeiro. De hecho, se dieron situaciones insólitas en Asunción.
Un simpatizante de Racing se filtró en el bus que llevaba a un grupo de mujeres paraguayas que celebraba una despedida de soltera y se paseaba por el centro de la ciudad. El individuo, completamente enfervorizado por la situación y viviendo a flor de piel la previa de un choque histórico para su equipo, saltó y cantó en el vehículo descapotable, mientras que se asomó y se besó el escudo celeste y blanco cuando advirtió la presencia de fanáticos de Cruzeiro sentados en una mesa. Con ademanes, los desafió y generó un breve ida y vuelta con los brasileños, mientras era vitoreado por sus coterráneos que disfrutaban de la noche asuncena.
Este fue apenas el caso de uno de los miles y miles de hinchas académicos que quieren escribir su propia historia de la mano del elenco dirigido por Gustavo Costas. Muchos de los aficionados argentinos se hicieron presentes en el fan fest de ayer, al mismo tiempo que las autoridades locales advirtieron que no permitirán el ingreso a gente sin entrada ni en estado de ebriedad.
Por el lado de la barra de Racing, viajaron cinco micros, algunos autos particulares y 300 barras con todo el cotillón. Hubo un operativo especial de acompañamiento por todo el suelo argentino y con todas las alarmas prendidas dado el nivel de conflicto que existe entre los anteriores y nuevos jefes de la histórica Guardia Imperial. Por el trayecto de 1320 kilómetros se estima que el viaje no fue menor a las 20 horas (18 aproximadamente de marcha y dos más para los retenes y aduana) y los pares paraguayos pidieron que la barra arribe con luz solar para tener un mejor control sobre cada uno de los pasajeros de la caravana. El cruce se dio por Clorinda, donde llegaron a primera hora de la tarde.
Racing además tuvo tres estadios a disposición venciendo su propio récord de llenar dos canchas simultáneamente durante el título del Apertura 2001. Agotado el canje para ver en pantalla grande el partido en el Cilindro, también se abrieron las puertas del estadio de Nacional de Paraguay, donde también hubo pantalla gigante para aquellos hinchas que quieran vivir la fiesta cerca del equipo, pero no pudieron ingresar a La Nueva Olla.