En la previa al partido entre la Argentina y Perú por la fecha 12 de las Eliminatorias en La Bombonera, los jugadores locales inyectaron color con canciones, un clima de fiesta y reacciones que contagiaron a la gente dentro y fuera del estadio. Las imágenes que se volvieron virales fueron las de la llegada de la delegación al recinto de Boca Juniors y luego los hinchas explotaron en las tribunas al ver a los futbolistas en el reconocimiento del campo de juego.
Primero se vio mucha alegría en el micro con los campeones del mundo y bicampeones de América, a puro canto: “De la mano de Leo (Messi) la vuelta vamos a dar”. Se los vio a Enzo Fernández, Emiliano “Dibu” Martínez y el utilero, Marito De Stefano, un personaje entrañable en el grupo, al frente de la hinchada en el vehículo.
Una vez que descendieron del ómnibus se los vio muy sonrientes, en especial a Lionel Messi y Rodrigo De Paul. Ya en los pasillos del estadio detrás asomaron Gio Lo Celso, Leandro Paredes y Nicolás Otamendi. La cámara los siguió hasta llegar al vestuario.
En tanto que una vez que los jugadores pisaron el césped, Paredes y De Paul cumplieron con su ritual de ubicarse en la mitad de la cancha y, mientras comieron los caramelos de la cábala, se prendieron a pleno en el clásico “el que no salta es un inglés”. Al ver la respuesta de los futbolistas, los hinchas deliraron en las gradas y entonaron más fuerte esa canción que es una fija en cada partido de la selección argentina.
La relación entre la gente y el equipo nacional sigue intacta y los hinchas veneran al núcleo de futbolistas que consiguió levantar la tercera Copa del Mundo en Qatar 2022. Este plantel también alzó las Copas América en Brasil 2021 y en los Estados Unidos este año. Además, la copa intercontinental, más conocida como La Finalissima frente a Italia (por entonces vigente campeón europeo) en Wembley en junio de 2022.
La Selección generó un idilio con los fanáticos que luego de 28 años pudieron volver a celebrar un título a nivel mayores, en la mencionada conquista en Brasil. En esa sequía que se cortó se renovó la esperanza y la máxima alegría fue la consagración en un Mundial después de 36 años, con el logro en Medio Oriente.
Este duelo ante los incaicos marca el cierre de los encuentros oficiales para la Selección, que volverá a jugar en marzo del año próximo con dos clásicos, de visitante frente a Uruguay y de local contra Brasil.