Miguel Tobar mira a cámara y dictamina: “No se van a hacer los recitales”. ¿Quién es y de qué habla? Es el líder de uno de los sindicatos de seguridad privada de La Plata y se refiere a la seguidilla en diciembre de los siete recitales de Los Piojos en el Estadio Único. Pero Tobar no es solamente un hombre del gremio de los patovicas: es además uno de los hombres clave del mundo barrabrava, con poder ilimitado en Estudiantes, cuya tribuna es manejada por su hermano, Iván, quien también lidera una facción de la UOCRA local. Este es el hombre que amenaza con dejar sin efecto el regreso de Ciro y compañía tras 15 años de ausencia y con entradas absolutamente agotadas y esta es la historia que mezcla rock, fútbol, paravalanchas, negocio de la noche, sindicalismo y política, mucha política.
Todo comenzó cuando se supo que la productora 300 había confirmado el retorno de Los Piojos con varios shows sold out en el Único de La Plata, que es el único estadio del país donde no hay que negociar cupos de entradas y puestos de comida y bebida con los barras. En Vélez por ejemplo, donde habitualmente se hacen shows, La Pandilla de Liniers, que maneja Raúl Ciminelli, tiene un acuerdo con las productoras por una cantidad de tickets nunca menor a 800, todos los puestos adentro de alimentación, donde hasta se vende cerveza que se ingresa por el portón lateral para acreditados y, según el recital, hasta cuentan un molinete habilitado, además del negocio de los trapitos y el merchandising ilegal. Todo, bajo la complicidad de la policía zonal y que llevó, por ejemplo, a un escándalo en el último show de Los Ratones Paranoicos.
Lo mismo ocurre en Argentinos Juniors, donde las tratativas hay que hacerlas con el jefe de la barra, el Cabezón Emerson; o en el Movistar Arena, si bien a otra escala, donde manda la gente de Atlanta. En River si bien está más atomizado que en los tiempos en que Guillermo Caverna Godoy manejaba todo, sigue habiendo beneficios para Los Borrachos del Tablón para apagar la amenaza de que se desmadre todo.
Pero en el Ciudad de La Plata Diego Maradona, como alguna vez contó Daniel Grinbank cuando decidió no hacer más shows en River por el poder de la barra, al no ser un estadio de un club, las cosas son diferentes. En realidad la barra de Estudiantes tuvo en su momento mucha injerencia allí, cuando su líder era un ex policía exonerado, Fabián Giannotta, que tenía cobertura de la Bonaerense y se había quedado con los puestos de comida y bebida que regenteaba su esposa. Pero tras su caída como jefe barra (terminó en prisión en 2009 condenado a 15 años por un crimen en un boliche de Berisso llamado Alcatraz) esa influencia había aflojado.
No obstante, ahora vuelve a manos de la tribuna Pincha desde otro lugar: Miguel Tobar, delegado normalizador del gremio Unión del Personal de Seguridad de la República Argentina (UPSRA), presiona para que se contrate a empresas de este sindicato y no del otro que también está registrado en La Plata, el Sindicato Único de Trabajadores de Control de Admisión y Permanencia de la República Argentina (Sutcapra). Y, teniendo en cuenta que por cada show habrá 700 “patovicas” como se los llama en la jerga, que cobrarán no menos de 40.000 pesos por cabeza, se está hablando de una caja de 200 millones de pesos. Pero además el que se quede con los shows se queda después para todo evento en el Único, por lo que el negocio en juego es millonario. Y donde hay millones, hay barras.
La historia de Tobar es muy singular. Junto a su hermano Iván y a Adrián el Gato Socio ganaron 15 años atrás a fuerza de violencia la tribuna de Estudiantes con su grupo llamado Los Leales. Pero Miguel Tobar sufrió dos causas judiciales que lo mandaron a prisión: una, por el triple crimen de policías en la planta transmisora de la ciudad, caso por el que fue finalmente sobreseído, y otra por el asesinato de un joven en 2015. Tras haber estado más de cuatro años en prisión entre 2019 y 2023 fue sobreseído y liberado. Al salir entendió que el negocio era por el lado del sindicalismo. Su hermano no sólo era el capo de la tribuna de Estudiantes, sino que pisaba fuerte en la UOCRA local, donde mantiene una guerra permanente con el ala de la familia Medina. Así, Miguel Tobar se metió en el negocio de la seguridad privada con el aval del líder del sindicato Upsra, Ángel García, quien fue presidente del club Berazategui, donde quedó involucrado con la barra de esa institución cuando, tras un crimen por el poder de esa popular, varios testigos dieron cuenta del apoyo oficial a una facción hasta con viajes todo pago a los Mundiales.
Con esa chapa, Tobar hizo dos cosas. Por un lado, sumó barras al sindicato para blindar el poder de García ante la amenaza de que le aparezcan rivales en la conducción del gremio. La alianza más polémica la hizo con Ariel el Pato Calvici, jefe de la barra de River, que quedó registrada en una asamblea del gremio en Moreno. Y por otro lado unió lazos con la firma Control Admisión y Permanencia S.A. (Capsa) y logró meter la empresa en Estudiantes para hacer la seguridad del Estadio Uno y del country, en otro acto de connivencia fútbol-barra, y también en varios boliches de la noche platense. Pero la plata grande está en el Único y ahí la productora de los shows de Los Piojos arregló para hacer seguridad con tres empresas que están afiliadas al otro gremio. Y por eso ahora Tobar salió a amenazar que acuerden con ellos o no hay recitales.
“Es una situación que nos supera y que deberá definir el gobierno provincial. Nosotros contratamos empresas que están certificadas y pagamos lo que corresponde. Es un problema de encuadramiento de ellos. Amenazan para ver si pueden sacar su tajada, pero es una decisión que no nos corresponde a nosotros. De hecho, para los shows de Florencia Bertotti en el estadio de Estudiantes (NdR: El próximo 7 de diciembre) la seguridad la hace Capsa. Es cierto que interviene el Ministerio de Trabajo y el de Seguridad y que hasta ahora las reuniones fracasaron pero, se insiste, no es un problema nuestro. Y que se queden todos tranquilos: los shows se van a hacer como están programados”, le aseguraron desde la productora 300 a Infobae.
La misma posición de que los recitales no corren riesgo esgrimen desde la Gobernación. Pero Tobar piensa distinto. Y tiene la fuerza de choque suficiente para traer dolores de cabeza a todo el mundo. El jueves habrá otra reunión de conciliación y ya avisó que, si no hay acuerdo, habrá paro con movilización al estadio el día del primer show fijado para el 14 de diciembre, por si a alguien se le ocurre hacer los recitales igual. Y, se sabe que cuando los barras movilizan, los problemas están a la vuelta de la esquina. Será cuestión del Estado saldar la controversia y ver, según cómo se resuelva la cuestión, hasta dónde llega el poder de la barra brava pincharrata.