Ike Ibeabuchi se encontraba en la cúspide del boxeo profesional. Estaba listo para reinar en el mundo de los pesos pesados. Con solo 26 años, su estilo feroz recordaba a la brutalidad de Mike Tyson.
Era 1999, y el nigeriano ya tenía un récord perfecto de 19 victorias consecutivas, 14 de ellas por nocaut, un logro que no dejaba lugar a dudas sobre su habilidad y la violencia con la que se imponía ante sus rivales. La afición lo veía como la próxima gran figura del boxeo, sin embargo, su siguiente combate iba a marcar el principio del fin de su corta carrera.
Al menos hasta ahora, que la leyenda volverá a calzarse los guantes y cruzar las cuerdas 25 años después, para protagonizar uno de los regresos más esperados de la historia.
El calendario marcaba el 20 de marzo de 1999, en el Emerald Queen Casino de Tacoma, Ike El Presidente Ibeabuchi, como le gustaba que lo llamaran, se enfrentaba al invicto Chris Byrd en una pelea clave. El estadounidense llegaba con una racha de 26 victorias consecutivas, y las expectativas eran altas. La pelea fue brutal; con su velocidad y fuerza, Ibeabuchi mandó a la lona a Byrd en dos ocasiones (una de ellas con un uppercut devastador) y, a falta de 50 segundos para el final del quinto asalto, lo noqueó.
La victoria lo posicionaba como uno de los principales contendientes para el título de los pesos pesados, sin saber que esa iba a ser su última presentación antes de vivir una serie de polémicos episodios que lo llevarían desde el estrellato al ostracismo. Mientras se hacía temible dentro del cuadrilátero, afuera, los problemas legales y personales del púgil iban a terminar con su carrera. Tras ese combate, Ibeabuchi finalmente iba a ser condenado a prisión.
Sin embargo, sus problemas venían acumulándose desde hacía dos años atrás, 1997, cuando protagonizó un incidente que alarmó a todos y que pareció ser una advertencia de lo que vendría.
Sin razón aparente, Ibeabuchi puso al hijo de su ex novia en su automóvil y estrelló el coche a toda velocidad contra un pilar de hormigón en Austin, Texas. Él salió ileso, pero el adolescente de 15 años sufrió heridas graves. El incidente fue descrito como un “intento de suicidio” con secuestro, y, según los medios de aquel entonces, el boxeador evitó la cárcel tras resolver el pago de 420 mil dólares en una demanda civil. A pesar de la gravedad del hecho, solo pasó tres meses tras las rejas.
Ese año, el nigeriano ya había ganado notoriedad por otro combate memorable. Fue su victoria contra David Tua, en la que rompieron récords de golpes lanzados en un enfrentamiento de pesos pesados. La pelea se distinguió por la brutal cantidad de intentos: 1730 en 12 asaltos, de los cuales 975 fueron de Ibeabuchi, alcanzando un promedio de 81 golpes por asalto, una cifra extraordinaria para esa división.
Aquel combate no solo le dio la victoria por decisión unánime, sino que consolidó su reputación como un retador formidable al título del CMB, que por ese entonces defendía Lennox Lewis. Sin embargo, su comportamiento fuera del cuadrilátero parecía empeorar tras cada triunfo. “Desde aquel combate con Tua pensó que podía hacer lo que quisiera. Tenía una enfermedad mental y era peligroso. La gente que estaba a su alrededor le tenía miedo, pero se le pasaba todo por alto”, admitía su ex entrenador Curtis Cokes, quien había comenzado a temer por el descontrol de su pupilo.
Pese a su comportamiento errático y violento, Ibeabuchi siguió peleando y acumulando victorias, ganándose el respeto de los fanáticos y la crítica. Su última presentación antes de desaparecer del boxeo fue en la pelea mencionada anteriormente contra Chris Byrd, un combate que reforzó su posición como uno de los boxeadores más temidos de la división.
No obstante, poco después, volvió a enfrentarse a problemas legales tras ser acusado de intento de violación por una trabajadora de un casino en Las Vegas. Según informó el medio local Thebladengr, la bailarina de 21 años afirmó que Ibeabuchi intentó agredirla sexualmente en un armario luego de que ella le exigiera el pago por adelantado de sus servicios. La versión de los hechos fue objeto de disputas en los tribunales, pero la acusación fue lo suficientemente grave como para llevarlo a un juicio en el que terminó siendo condenado, pese a que el africano alegara un trastorno bipolar mal tratado.
La sentencia que recibió lo alejó del boxeo por varios años. Durante su tiempo en prisión, Ibeabuchi intentó apelar su condena en repetidas ocasiones y trabajó para rehabilitarse, manteniéndose en forma y esperando algún día volver a pelear. Sin embargo, los problemas legales continuaron persiguiéndolo.
Tras una breve liberación de la prisión de Nevada en 2014 y mientras planeaba su regreso a los cuadriláteros en el evento Pacquiao vs. Bradley, fue arrestado de nuevo en 2016 en Arizona por haber violado su libertad condicional. Posteriormente fue transferido a la custodia del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE) de Estados Unidos y permaneció bajo su custodia hasta septiembre de 2020, cuando finalmente fue liberado, según detalló el medio Cknnigeria en aquel entonces.
Su situación migratoria complicó aún más su vida, ya que, tras su liberación de prisión, permaneció en un centro de detención de inmigrantes debido a cuestiones de papeles. Finalmente, su nombre desapareció de la base de datos de ICE entre junio y agosto de 2021, lo que llevó a muchos a suponer que había sido deportado a Nigeria o que logró regularizar su situación y permanecer en Estados Unidos.
Desde entonces, Ibeabuchi se estuvo preparando para su regreso al boxeo, enfocándose en recuperar su condición física. A sus 51 años, está listo para enfrentar al egipcio Ayman Farouk Abbas (4-10-1, 1 KO) en el Alfred Diete-Spiff Civic Center de Port Harcourt, Nigeria el próximo 7 de diciembre. Aunque la pelea está programada solo a seis rounds, la expectativa de los fanáticos es alta; esperan ver en el ring a un Ibeabuchi que recuerde al púgil implacable de su juventud.
Este combate no es solo una pelea de regreso, es su oportunidad para demostrar que aún tiene el poder y la resistencia que una vez lo hicieron destacar como uno de los pesos pesados más temidos del boxeo.