En Paraguay, Gustavo Alfaro está transitando la metamorfosis de villano a héroe. Fue el entrenador que le dio el golpe final a la Albirroja de Daniel Garnero en la última Copa América cuando todavía comandaba a Costa Rica, pero ahora es el líder de una nación que pretende volver a codearse con los grandes seleccionados de todo el planeta en una Copa Mundial. El Profesor, con sus métodos a mano, buscará dar el golpe contra otra potencia de Sudamérica, nada menos que el actual campeón continental y mundial. Lechuga intentará incomodar, una vez más, a la Scaloneta.
Tras la eliminación en la fase de grupos de la Copa América con sendas derrotas ante Colombia, Brasil y Costa Rica, el conjunto paraguayo necesitaba cambiar de aire y destino. Por eso confiaron en Alfaro, hombre que aportó un electroshock necesario para poner en competencia a un elenco histórico que participó en ocho del total de los 22 Mundiales que se disputaron hasta ahora y no presencia una cita mundialista desde Sudáfrica 2010, cuando pisó los cuartos de final en la que fue su mejor performance de la mano de otro DT argentino como el Tata Martino.
La agenda marcaba que los muchachos de Alfaro no la tendrían fácil en el inicio de su ciclo: visita a la Uruguay de Marcelo Bielsa en Montevideo, local de Brasil, duelo con sentimientos encontrados en la altura de Quito frente a Ecuador y cotejo ante un rival directo como Venezuela en Asunción. Sin embargo, el equipo salió a flote: dos empates de visitante y dos triunfos de local. La media inglesa. Además, un punto fuerte histórico de Paraguay y los conjuntos de Alfaro como la firmeza defensiva empezó a hacerse notar. Los guaraníes recibieron apenas un tanto en cuatro encuentros.
Pero no porque el arranque haya sido bueno, Alfaro dejará de analizar alternativas para potenciar a su plantel. En las últimas semanas, se supo que el argentino Fausto Vera, de ascendencia paraguaya, es seguido por un cuerpo técnico que pretende nacionalizarlo para tenerlo como alternativa en el mediocampo en lo que resta de la eliminatoria. El número 5 surgido en Argentinos Juniors, que pasó por Corinthians y está preparándose para disputar la final de la Libertadores en Atlético Mineiro, fue pretendido por Boca Juniors en el último mercado y tuvo paso por las juveniles argentinas.
Justamente su ligazón con la Albiceleste en las categorías menores podría representar un impedimento para que Alfaro lo cuente en Paraguay. Y es que Vera fue convocado desde la Sub 17, categoría con la que disputó un Campeonato Sudamericano en 2017, pero también integró el plantel Sub 20 dirigido por el mismísimo Scaloni que se consagró campeón en el Torneo de L’Alcúdia en 2018. ¿Más? Disputó Sudamericano y Mundial Sub 20 en el año 2019, año en que también se consagró campeón del Preolímpico en Perú (luego sufrió la eliminación en fase de grupos en los Juegos de Tokio 2020).
Fausto Vera todavía persigue el sueño de ser citado por la selección argentina, pero si ese llamado se sigue postergando, en Paraguay lo esperan con los brazos abiertos para cumplir su sueño mundialista. Este no sería el primer caso de un argentino naturalizado, ya que acaba de firmar sus papeles y debutar oficialmente el lateral izquierdo de Rosario Central Agustín Sandez y también estaban Juan Cáceres (nacido en Dock Sud), Andrés Cubas (de Misiones) y Alejandro Romero Kaku Gamarra (de Ciudadela).
Por lo pronto, el estratega rafaelino está conforme con lo que tiene a mano. Y es que además de futbolistas a los que conoce por militar en el fútbol argentino, se fija en varios que están en Europa: Fabián Balbuena (Dinamo Moscú), Omar Alderete (Getafe), Ramón Sosa (Nottingham Forest) y Antonio Sanabria (Torino). Los otros dos “europeos” de la plantilla albirroja son Miguel Almirón y Julio Enciso, quienes tuvieron un encontronazo hace un tiempo en el que dejaron expuestas algunas diferencias y lucha de egos que existía puertas adentro.
Fue durante un partido entre Newcastle y Brighton, en mayo del año pasado por la Premier League, que los talentosos mediocampistas ofensivos paraguayos se sacaron chispas en la disputa de una pelota. Un manotazo de Enciso fue tomado a mal por Almirón, quien respondió increpándolo verbalmente. El argentino Alexis Mac Allister, ex Brighton, persuadió a su compañero y lo sacó de escena luego de dos empujones que prosiguieron a la infracción. Al ex Lanús tuvieron que frenarlo entre varios jugadores de las Urracas para que no continuara con sus improperios.
“Las cosas que pasan en la cancha, quedan en la cancha. Yo nunca voy a querer pelearme con nadie y menos con Miguel, sabiendo todo lo que me conoce y el respeto que le tengo. Igual le pedí disculpas, nos disculpamos y estamos bien. Miguel es un ídolo mío, lo quiero mucho, trabajamos muy duro los dos para dejar en alto nuestro país. Hoy ganó él y le deseo siempre lo mejor. Gracias hermano por los consejos y por la charla que tuvimos después del partido, se aprende mucho de ti. Bendiciones siempre, ídolo. Gracias siempre, hermano, y perdón de nuevo. Sé que no dejé una buena imagen, pero jamás voy a querer hacer algo malo. Soy joven y aprendo cada día de todos”, fue el descargo público que realizó Enciso.
Sin embargo, quienes conocen la intimidad del vestuario aseguraron que había algunos resquemores entre ambos, sobre todo porque batallan por ser la gran figura del equipo y hasta compiten en una posición similar en la cancha. Alfaro, alertado por esta situación, les concedió la titularidad a ambos en los cuatro partidos que dirigió. Con ese gesto, les realzó la confianza y demostró que pueden convivir sin problemas. Pero, en paralelo, empleó uno de sus mejores recursos como entrenador: el diálogo. Con su facilidad de palabras, el Profesor les hizo entender a las dos estrellas paraguayas que son vitales en el andamiaje del equipo. Y que, para que se lleven bien dentro de la cancha, su relación fuera de ella debe ser de respeto supremo. Sin necesidad de una amistad, pero con el compromiso de lucha como si se tratara de una hermandad.
“Yo lo único que tuve que hacer es zamarrear un poquito el árbol para que se caigan las arañas y nos demos cuenta que ese árbol está lleno de frutos. Está lleno de frutos para cuidar, para compartir, para cuidar y que tenemos que cuidar estas cosas. Eso generó un compromiso enorme, ver el estadio, la gente”, fue otra de las frases célebras que Alfaro firmó luego de la histórica victoria contra Brasil en Asunción. La misma se sumó al cúmulo de enunciados y citas que convirtieron al DT en un profeta dentro del mundo de las redes sociales, donde los usuarios le rinden alabanzas por su nivel de ocurrencia para, por ejemplo, relacionar conceptos vertidos por deportistas como Juan Manuel Fangio, Roberto De Vicenzo y Ringo Bonavena, pero también a personajes como Aristóteles, Joan Manuel Serrat, Ernest Hemingway y Albert Einstein con el mundo del fútbol.
Como indefectiblemente es un hombre que estuvo toda la vida vinculado a la pelota, en la intimidad se deja llevar por las emociones. “¡Vamos que nos vamos al Mundial, carajo. Dale!”, fue el grito de guerra que ensayó en el túnel camino al vestuario después del 1-0 contra los brasileños. Se cruzó con Damián Bobadilla y Enciso, los abrazó y se soltó. Así es Alfaro: reflexivo, analítico, estratega frío y también sanguíneo. Un combo que puede llegar a traerle problemas nuevamente a Argentina.