Este miércoles 13 de noviembre se cumple el 30º aniversario de uno de los momentos más polémicos en la historia de la Fórmula 1: el Gran Premio de Australia de 1994, donde un choque entre Michael Schumacher y Damon Hill definió el título de la temporada. Ahora, el británico, hijo del legendario Graham Hill, recordó en diálogo con The Sun ese caótico desenlace y compartió sus reflexiones sobre el suceso.
El episodio tuvo lugar en Adelaida, en la vuelta 36, cuando el piloto alemán, a bordo de su Benetton, se salió temporalmente de la pista y rozó una pared, dañando su monoplaza. Esto permitió a Hill, quien competía con un Williams, acercarse en la lucha decisiva por el campeonato. Sin embargo, el regreso de Schumacher a la carrera resultó en una colisión que dejó fuera de competencia a ambos pilotos y otorgó al alemán su primer título mundial, el primero de siete que lograría en su ilustre carrera, tan solo a un punto de diferencia entre ambos (92 a 91)
Hill, al reflexionar sobre el incidente, señaló: “Se ha convertido realmente en una mancha en su increíble carrera. Lo que pasó en Adelaida fue un poco decepcionante, la forma en que terminó, decepcionado con él. Digamos, así es como abordó las cosas”. Al mismo tiempo, comparó la carrera de Schumi con la de otros históricos deportistas: “Miras a alguien como Roger Federer, que ha tenido una carrera sobresaliente, y no hay una sola mancha en ella, un deportista total de principio a fin. ¿Por qué no querrías eso para tu legado?”.
La temporada de 1994 no solo fue tumultuosa en pista, sino también fuera de ella. Hill recordó haber recibido amenazas de muerte de un seguidor de Schumacher antes del Gran Premio de Alemania. “Un tipo le había escrito a la policía y le había dicho: ‘Si Damon Hill se clasifica antes que Michael, le voy a disparar’. Así que estuvimos con personal de seguridad durante todo el fin de semana. Tuvieron que llevarme a Hockenheim en secreto en la parte trasera de un coche de policía, me llevaron literalmente por el bosque”, recordó Hill.
A lo largo de esa temporada, surgieron preguntas sobre cómo el equipo Benetton competía. Hill señaló eventos como la descalificación de Schumacher en el Gran Premio de Gran Bretaña por ignorar una bandera negra. “Sabíamos que estaban un poco al límite en cuanto a cómo corrían, pero no tenía ni idea de que él estuviera dispuesto a cortarme el paso de esa manera. Ese fue el siguiente nivel, en realidad”, afirmó Hill.
Años después, Hill se encontró de nuevo con Schumacher en circunstancias controversiales. En el Gran Premio de Mónaco de 2010, como comisario, sancionó a Schumacher por una infracción de adelantamiento. Esta decisión le valió nuevas amenazas de muerte por parte de aficionados alemanes descontentos. “Me sentí un poco incómodo. Sabía lo que pasaría. Todo el mundo diría que era una venganza, etcétera. ¡Y efectivamente, recibí amenazas de muerte porque le quitamos su lugar!”, aseguró.
A su vez, comentó que “la única vez que hablé realmente con Michael sobre Adelaida fue en Mónaco”. “Tuvimos que invitarlo a la oficina, porque había superado a Fernando Alonso en la última vuelta después de que entrara el coche de seguridad. Tuve que preguntarle qué pensaba sobre lo que había hecho, si estaba dentro de las reglas, lo cual es bastante irónico”, señaló.
Finalmente, el destino le negó a Hill la oportunidad de hacer las paces con Schumacher tras sus carreras. En diciembre de 2013, Schumacher sufrió un accidente mientras esquiaba, quedando desde entonces fuera del ojo público. Hill expresó su tristeza: “Me sentí profundamente triste porque estar con tu hijo esquiando y pasar un día maravilloso... Es horrible lo que pasó”. Graham Hill, su padre, murió en 1975 a los 46 años en un trágico accidente aéreo.
A modo de reflexión sobre Schumacher, sentenció: “Michael fue sorprendentemente brillante y cambió el deporte porque no tenía emociones, de alguna manera logró hacer las cosas clínicamente y romper récords con aparente desprecio por una razón de por qué no deberían romperse... esa es la diferencia entre alguien como Michael y los conductores normales como yo, no hay barreras para sus límites”.