Las reglas de estilo no escritas sobre la moda del tenis - Parte 1

Los colores pasteles y el blanco, un sello del tenis que nadie debería pasar por alto. ¿Shorts por debajo de las rodillas? ¿Colores chillones? Todo lo que hay que saber para no hacer el ridículo cuando vamos al club a jugar

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Rafael Nadal en Wimbledon, donde
Rafael Nadal en Wimbledon, donde el blanco impera y las marcas se desesperan para que cada tenista luzca con algo distintivo pero sin llamar la atención de manera desmedida (Foto: Melville/File Photo)

Convengamos que desde ya hace un tiempo, el tenis no es más el deporte blanco. Deporte elitista como pocos en sus comienzos, hoy, con más de 4.5 millones de jugadores en el país, ha recorrido un largo camino desde aquellos inicios burgueses. En la actualidad, entre sus practicantes, encontramos individuos de todo estrato social. Si miramos a los clubes de Buenos Aires, hay para todo gusto: clubes más “patricios”, donde sus integrantes portan apellidos que encontramos en la mayoría de la calles del barrio de Recoleta; otros aún más selectos, donde el simple proceso de admisión puede costar lo que un monoambiente en el barrio de Little Horse; y otros como en los que yo me he criado, más accesibles para la billetera de la dama y el bolsillo del caballero, donde jugar al tenis no requiere de relojes de la coronita para llevar la duración del match, cuentas en el exterior para pagar la cuota, o ahorros multimillonarios en Bitcoin. Sin embargo, sea cual fuere el origen social de cada uno de los que amamos este hermoso deporte, deberíamos todos respetar, o por lo menos conocer, ciertas normas de estilismo en lo que respecta a la moda del tenis. Porque si no se puede jugar bien, por lo menos, veámonos bien.

Sí, el tenis ya no es el deporte blanco. Pero vestirse de blanco no le hace mal a uno, ni al tenis. El blanco es simple, clásico, elegante. Nunca puede fallar uno vistiendo de blanco. Eso sí, deberá soportar estoicamente comentarios básicos y burdos como el “che, llegó el heladero!”. Déjelos hablar, y luego, déjelos helados en la cancha con su exquisito tenis. Profundicemos: los colores chillones o fluorescentes son para menores de 18 años, o jóvenes superstars megataquilleras de tupidas cabelleras como Shelton, Tsitsipas, o Zverev. Usted, con todo respeto amigue lector, no es ninguno. Respetemos los rangos. Optemos por la sobriedad. Inclínese por tonos clásicos, colores pastel, tonos desaturados. Dígale adiós al amarillo huevo, al rojo bermellón, al verde loro, a los azules eléctricos. Hágase amigo del azul marino, del verde musgo, del oliva. Piénselo así: cuando su nivel tenístico empieza a bajar, debería también bajar el nivel de colorinche en su guardarropa. Entienda que se encuentra en un club, no un local de reguetón. Va usted a jugar al tenis, no a bailar “La Ventanita”. Deje el multicolor donde debe quedar. En los 90.

Pete Sampras fue uno de
Pete Sampras fue uno de los emblemas del tenis de los 90. Dominó una década en el tenis y es uno de los tres jugadores que más tiempo consecutivo estuvo en el primer puesto del ranking, junto a Federer y Djokovic

Piense en Borg, en McEnroe. En nuestro mismísimo Vilas. En Gaby. Piense en marcas como Tacchini, o Ellesse, o Fila. Diseño italiano. Eso era verdaderamente moda tenística. Delicadas chombas de algodón color blanco o cremita con detalles estilo “pinstripe” en azul marino, muñequeras adornadas con aquellos clásicos logos, y shorts de tenis no elastizados, de cierre y botón, de dimensiones exactas y longitudes precisas (ya hablaremos del largo ideal del short). Y para coronar semejante outfit “fashiotenístico”, aquellas icónicas camperitas sport en azul, blanco y rojo, prendas dignas de ser lucidas tanto dentro del court como dentro de esos modernos cafés de especialidad donde se junta hoy la gente con swing. Esa esta la “refe”, jefe.

Si hablamos de estilismo tenístico, el norte está en el Norte. Italiano. Tanto es así que, en el último US Open, aquella mítica marca de la F ha relanzado aquellos modelos de los 80, de la mano de Brandon Nakashima y Emma Navarro. Probablemente de los mejores outfits vistos en el torneo, junto a los looks de Kostyuk con Wilson o Leylah Fernandez con Lululemon. ¿Quiere más elegancia? La de Francia (segundo, siempre). Mire los outfits con los que Lacoste vistió a sus figuras en este último Wimbledon. Blancos, inmaculados, impolutos. Piense que hasta marcas de haute couture como Gucci o Brunello Cucinelli se inclinan por la clase del color blanco en sus colecciones tenísticas, que valen lo que un alquiler por la temporada en Santa Teresita. No digo que invierta semejante dineral, pero tome nota. Hágale caso a don Gucci. Ante la duda, blanco. Mire si no el bolsito de tenis que le hicieron los tanos al colo Sinner. Hermosor.

Brandon Nakashima y su look
Brandon Nakashima y su look Fila en el US Open de este año (Foto: Geoff Burke-USA TODAY Sports)

Para cerrar, si de clase hablamos, no podemos olvidarnos del GOAT. Outfits como aquel “all black” con el que levantara el US Open de 2005 (bautizado como Darth Federer), o su look en verde inglés y negro con el que se llevara el Sunshine Double (Miami & Indian Wells) en 2017, son referencias obligadas para cualquier amateur que quiera acercarse a la sofisticación definitiva del “Hombre con Más Estilo de la Década” según la revista GQ. Roger tal vez sea el más peRFecto ejemplo de clase: clase en sus golpes, clase en sus looks (salvo el horrendo uniforme marrón de Uniqlo en RG 2019), clase en su persona.

Eso fue todo por hoy. Retomaremos esta charla. Pero antes de despedirnos, repasemos: recuerde que pasados los veintitantos, menos es más. ¿Quiere llamar la atención de sus compañerites del club? Hágalo con su tenis, no con el uso y abuso del color. Que el blanco de su outfit sea el lienzo a decorar con sus pinceladas tenísticas. No invierta en equipitos estridentes. Invierta mejor en unas clases con el profe. Nunca están de más. En particular porque desde que arranqué a escribir esta columna en el bar del club, ya le vi tirar una decena de reveses con destino a Figueroa Alcorta.

Roger Federer y su elegancia
Roger Federer y su elegancia en la alfombre roja de la Lever Cup de este año, en Alemania (REUTERS/Annegret Hilse)

PD: el largo del short de tenis masculino debe estar dos dedos por encima de la rodilla. Pero nunca tan cortos como los de Leopoldo Jacinto Luque en la final del 78. Deje ese tipo shorts para jovencitos como Rune, que tienen piernas para mostrar. Repito, levemente por encima de la rodilla. Y jamás, pero jamás de los jamases, el short por debajo de la rodilla. Una aberración (te hablo a vos, pantalón Nike de Sampras circa 1995). Por debajo de la rodilla, nunca. Que ni usted ni yo ganamos 14 Roland Garros, ni estamos en una playa de Floripa tabla de surf bajo el brazo, ni estamos en 1992 por ir a ver a los Red Hot Chilli Peppers. Ubíquese en la palmera, ¿quiere?

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