Entre las decenas de excentricidades de la vida de Mike Tyson, que el próximo viernes volverá al ring a los 58 años para enfrentar en Texas a Jake Paul, se destacan los tres tigres de bengala que tuvo como mascotas. Hace algunos años, el ex campeón de los pesos pesados contó en el podcast Hotboxin que solía dormir con ellos en su cama: “Yo era muy tonto en ese entonces. No hay forma de domesticar a estos felinos en un cien por ciento, no hay manera de que eso pase. Ellos te matan por accidente, no es que tratan de hacerlo, lo hacen por accidente”.
Los bautizó Kenia, Storm y Boris, y la idea de adoptarlos surgió cuando el ex púgil estaba en prisión, luego de haber sido declarado culpable de abuso sexual contra una joven de 18 años a la que había conocido en un concurso de belleza. “Así sucedió, estaba en la cárcel y estaba hablando con uno de mis amigos a quien le compré autos exóticos. Estaba diciendo que un amigo suyo le debía dinero. Y él dijo: ‘Si no me paga dinero, tomaré algunos de estos autos y los cambiaré por algunos animales’. Dije, ‘¿Qué tipo de animales?’ Respondió: ‘Caballos y esas cosas. Mike, también tienen algunos tigres y leones agradables. Si tuvieras uno de esos, sería genial’”.
Fue el punto de partida para otro de los históricos caprichos de Iron Mike. “Dije: ‘¿Por qué no me pides un par? Saldré en un par de meses’. Así que cuando salí volví a casa y tenía dos cachorros”, supo narrar en 2021. A partir de allí vivió diferentes peripecias con sus curiosas mascotas, a las que con el tiempo les llegó a sumar pumas y leones.
“Carne de caballo. También les gusta el pollo, así que les dábamos carne de pollo y de caballo. Comen muy lento. Comen muy lentamente. No son glotones, lo saben… conservan su peso, comen lo justo”, detalló sobre su dieta. “Lo peor del mundo eran sus malditos gases. A medida que crecen se dan cuenta con el castigo y ya no lo hacen”, describió uno de los inconvenientes que le generó el hecho de dormir en el mismo lecho con ellos. “Tan pronto como tocaban la piscina, defecaban”, reveló sobre otra escatológica particularidad.
Pero convivir con animales salvajes, que no deben estar en cautiverio, supone un riesgo inherente a la decisión. Así, distintos conflictos lo llevaron a ir desprendiéndose de sus tigres. “Una vez, le estaba dando una vacuna contra el tétanos a uno de ellos y me mordió. Tenía miedo, tenía miedo. Seis, siete puntos de sutura y se acabó. También mi perro me mordió”, justificó.
Pero otras personas alrededor suyo también vivieron inquietantes circunstancias con las mascotas. Shelly Finkel, ex manager del boxeador, contó en declaraciones a Sun Sports el motivo por el que Tyson debió prescindir de uno de sus tigres.
“La propiedad de Mike en Las Vegas estaba entre dos casas. De uno de los lados vivía un hombre de negocios que tenía dos perros. Tyson decidió dar un paseo con uno de los tigres, que vio a uno de los perros y escaló el paredón para comérselo”, prologó su narración.
“El hombre estaba mirando por la ventana, viendo cómo un tigre saltaba la pared para tratar de comerse a uno de sus perros y Mike, mientras, intentaba empujarlo hacia abajo. Al final, logró sacarlo. A la noche me llamó por teléfono: ‘Tengo aquí en casa a la Sociedad Americana para la Prevención contra la Crueldad contra los Animales porque no puedo tener gatos en cautiverio. ¿Cómo crees que se enteraron’. Le respondí: ‘¿Cómo se van a enterar? Tu vecino vio a uno de ellos saltar el muro para comerse a su perro’. Esa es mi historia favorita con Mike”, concluyó.
El can en cuestión tuvo mejor suerte. Kenia, a quien tuvo como compañera a lo largo de 16 años, en sus últimos tiempos de vida “le arrancó el brazo a una persona”. “Alguien saltó la cerca justo donde estaba el tigre y empezó a jugar con él. El animal no conocía a esta mujer y ocurrió un feo accidente. Cuando vi lo que el tigre le hizo a su mano, yo tenía mucho dinero en aquel entonces, entonces le di 250 mil dólares porque ella estaba jodida”, confesó.