El Olympique de Marsella en el punto de mira de los árbitros: la polémica en la caída ante PSG

Desde el comienzo de la temporada, OM ha sido víctima de varias decisiones arbitrales polémicas, que han provocado la incomprensión de la institución, los aficionados y los observadores

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El argentino Leonardo Balerdi, capitán del Marsella (REUTERS/Manon Cruz)
El argentino Leonardo Balerdi, capitán del Marsella (REUTERS/Manon Cruz)

El choque liguero del año, que enfrentaba al Olympique de Marsella del italiano Roberto De Zerbi y al París-Saint-Germain del español Luis Enrique -ambos adeptos al fútbol ofensivo basado en la posesión-, era esperado con impaciencia por toda Francia. Sin embargo, el partido no duró ni la mitad. En el minuto 20, el árbitro decidió expulsar a Amine Harit por juego peligroso sobre el defensa Marquinhos, provocando la incomprensión general. El club de la capital ganaba 0-1 en ese momento, tras haber dominado escandalosamente los primeros compases. Después de la tarjeta roja, marcó dos goles más para sellar el 0-3 definitivo.

El talento profesional de François Letexier es indiscutible; arbitró la final de la Eurocopa 2024 con brío. En cambio, mostró una singular falta de criterio durante el partido OM-PSG. En un partido de tal importancia, entre dos de los principales equipos de la liga, separados por sólo tres puntos en la clasificación, ni siquiera consideró oportuno consultar las imágenes de vídeo, a pesar de las protestas de los jugadores marselleses. En opinión unánime de los observadores, el Olympique de Marsella fue víctima de un error flagrante que selló el destino del partido más importante de la Ligue 1.

Para justificar su decisión, el árbitro declaró tras el partido que el VAR había confirmado su análisis gracias a imágenes no mostradas al público en general. Sin embargo, al día siguiente, en una declaración pública sin precedentes, la cadena DAZN desmintió las declaraciones del Sr. Lextexier: “Retransmitimos toda la acción. El VAR tiene las mismas cámaras que nosotros. No había cámaras ocultas”. La Liga de Fútbol Profesional se mostró de acuerdo: “El domingo se utilizaron 22 cámaras, que son siempre las mismas para la emisora y el VAR”.

L’Équipe, diario deportivo nacional con sede en París que lejos está de ser favorable al Olympique de Marsella, expresó su incomprensión: “El Sr. Letexier es exactamente lo contrario que el PSG: es mejor en la Liga de Campeones”.

Que sea un árbitro muy bueno no significa que nunca se equivoque, y que sea el árbitro número 1 de Francia no significa que no debamos decirle que se equivoca. Jacky, el del camión, que se negó a señalar su evidente error a Letexier, comparte la responsabilidad de una tarde medio desperdiciada por el chapucero inicio del OM y totalmente arruinada por la expulsión un tanto rocambolesca de Amine Harit. El hecho de que no se arrepintiera de nada, de que se replegara sobre su “sentimiento técnico” y se creyera “en lo cierto”, no es más que un elemento más de la incomprensión que suscitó su decisión.

Polémica en Francia por los fallos arbitrales en contra del Olympique de Marsella (REUTERS/Manon Cruz)
Polémica en Francia por los fallos arbitrales en contra del Olympique de Marsella (REUTERS/Manon Cruz)

Christophe Dugarry, que jugó en el Olympique de Marsella a finales de los años 90, abandonó el club en condiciones tormentosas y le guardó un rencor natural durante mucho tiempo. No es sospechoso de ningún vínculo con el OM. Desde hace dos décadas, se ha convertido en uno de los observadores más sagaces de la liga francesa. Su opinión es interesante en este sentido: “El Sr. Letexier es normalmente un árbitro muy bueno, y lo vimos arbitrar la final de la Eurocopa. Nunca pitaría esa falta en la final de la Eurocopa. Nunca habría pitado una roja, y ni siquiera sé si habría pitado una amarilla. Mató el partido”.

No es la primera vez esta temporada que el Olympique de Marsella es víctima de decisiones arbitrales incomprensibles. En nueve partidos, el equipo ha recibido cuatro tarjetas rojas y ha pasado el 28,5% del tiempo con diez hombres, es decir, 231 minutos de 810, sin contar la prórroga. Se trata de un récord en la Ligue 1, ya que ningún otro equipo de la liga ha recibido tantas tarjetas rojas a estas alturas de la competición. Además, este récord es extremadamente raro en un equipo ofensivo que ocupa los primeros puestos de la liga. En general, son los equipos peor clasificados, con plantillas más reducidas y a menudo superados por rivales más fuertes, los que estadísticamente cometen más faltas susceptibles de ser sancionadas por el árbitro.

El Olympique de Marsella ha recibido expulsiones cuatro veces esta temporada, y no se entiende por qué. En la 4ª jornada, Derek Corneluis fue echado en el minuto 74 del partido contra el Niza. Tras una falta cometida por los visitantes, con el OM ganando 2-0, el árbitro del encuentro decidió mostrarle una segunda tarjeta amarilla por pérdida de tiempo. El diario Ouest-France, muy alejado de la región de Marsella, resumió la injusticia de esta sanción en una frase: “El Sr. Millot lo expulsó por un retraso de nueve segundos, a pesar de que un jugador del Niza impidió que el marsellés jugara la pelota”. Peor aún, aunque la Comisión Disciplinaria de la Liga de Fútbol Profesional tuvo la oportunidad de rectificar este error evidente -reconocido por el árbitro-, decidió en su lugar confirmar la sanción, suspendiendo automáticamente al jugador para el siguiente partido contra el Lyon.

En la 5ª jornada, el capitán argentino del OM, Leo Balerdi, fue expulsado en el minuto 5 tras recibir una segunda tarjeta amarilla por una falta cometida en realidad por el delantero del Lyon Alexandre Lacazette. Si bien el árbitro Benoît Bastien pudo equivocarse a velocidad real, el silencio del VAR, que no lo invitó a revisar las imágenes, sigue siendo inexplicable. Del mismo modo, e igualmente incomprensible, la Comisión Disciplinaria se negó a anular la tarjeta, confirmando así la suspensión automática del jugador. Peor aún, decidió sancionar a Mehdi Benatia, director deportivo, con seis partidos de suspensión por expresar su enojo tras el partido.

En la 7ª jornada, el delantero Neal Maupay fue expulsado en el minuto 30 por una falta inocua cerca del círculo central, sólo tres minutos después de haber recibido una tarjeta amarilla igualmente discutible. El diario L’Équipe criticó las «dos severas tarjetas amarillas» que penalizaron al OM. Una vez más, esta sanción fue confirmada por el Comité de Disciplina.

El árbitro del último Marsella-PSG, bajo la lupa (REUTERS/Manon Cruz)
El árbitro del último Marsella-PSG, bajo la lupa (REUTERS/Manon Cruz)

Los árbitros son actores clave del fútbol profesional, y tienen un trabajo muy difícil. Tienen que tomar la mejor decisión posible en cuestión de segundos, bajo la presión de los jugadores, los aficionados y los medios de comunicación. Naturalmente, pueden cometer errores, y en ese sentido merecen comprensión y respeto. En cambio, es inexplicable el silencio del VAR, que dispone de la tecnología, la lucidez y la retrospectiva necesarias para ayudar al árbitro central. Por último, la negativa del Comité de Disciplina a anular ciertas sanciones cuando el error es manifiestamente evidente desacredita a este órgano encargado de administrar la justicia deportiva.

No es la primera vez que el Olympique de Marsella es víctima de tantas decisiones polémicas. La temporada 2014-2015 del OM estuvo marcada tanto por el fútbol espectacular de Marcelo Bielsa como por los innumerables errores arbitrales que costaron al club una clasificación segura para la Liga de Campeones -¡y una pérdida neta de 35 millones de euros!- y, quizás, el título de la liga francesa. El equipo dirigido por el técnico argentino fue víctima de al menos nueve errores arbitrales flagrantes (siete de ellos contra el París y el Lyon, 1° y 2° de la clasificación), que lo privaron de un total probado de 11 puntos. El OM terminó la temporada con 69 puntos, a seis del 2° puesto y a 14 del primero.

Con su carácter típicamente argentino, el Olympique de Marsella encarna el espíritu de la ciudad más popular de Francia: rebelde, desafiante y exigente. Este temperamento no es muy apreciado por las autoridades administrativas del fútbol profesional, que suelen tener mano dura a la hora de imponer sanciones. En un momento en el que la liga francesa está descubriendo el mejor fútbol de la última década y la competición se presenta más equilibrada, cabe esperar que Roberto De Zerbi no tenga que revivir las mismas desventuras que su ilustre predecesor rosarino.

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