Los Ángeles Dodgers y los New York Yankees están llevando a cabo una Serie Mundial infartante en las Grandes Ligas de Béisbol (MLB), en una emocionante llave al mejor de siete duelos. Freddie Freeman fue el protagonista principal al comienzo para darle la ventaja a los angelinos en la última jugada del primer mano a mano. Ahora, durante el cuarto juego de la eliminatoria final, se registró un particular hecho con un jugador de esa escuadra y los hinchas rivales.
Al inicio del evento, los Dodgers se imponían 2-0 este martes en el Yankee Stadium y, en la primera de las nueve entradas reglamentarias, el jardinero derecho de esa institución, Mookie Betts, intentó atrapar una bola elevada a la salida del bateo. Para eso, extendió su brazo a la altura de las gradas para quedarse con esa pelota cuya trayectoria terminó muy cerca de la tribuna.
Betts se la quedó, pero dos simpatizantes de los Yankees lo sujetaron intentando arrebatársela. Uno de ellos buscó arrancársela de la mano enguantada, y el sujeto restante lo tomó de su otra muñeca. Esto provocó la queja airada del jugador ante los organizadores, quienes se acercaron al lugar. Los fanáticos aseguraban que la bola ya se encontraba afuera de la cancha, pero las imágenes son claras para desterrar la hipótesis de un posible jonrón.
Los implicados en este suceso fueron escoltados fuera del estadio ante fuertes abucheos, ya que habían perjudicado a su equipo: a su bateador le declararon el primer out (a los tres se le da por ganado el turno al equipo rival) por la interferencia de los aficionados.
A pesar de eso, los New York Yankees pudieron remontar el cruce por 11-4 y ganaron el primer punto de la serie (1-3). Están obligados a ganar los tres compromisos restantes para quedarse con la Serie Mundial. Vuelven a jugar este miércoles, desde las 21:08 (hora argentina).
Finalizadas las acciones, Mookie Betts habló de la jugada que marcó el partido: “No importa. Perdimos, es irrelevante. Estoy bien, él está bien, todo está cool. Perdimos el juego, es en lo que estoy centrado, pasar la página y prepararme para mañana”.
Este momento también provocó su eco en uno de los comentaristas de Fox Sports: “Betts tiene esa pelota en su guante, y este aficionado literalmente intenta quitársela”. Incluso, el analista, John Sterling, aseguró: “Nunca he visto a nadie ir por pelotas antes... en mis más de 40 años transmitiendo béisbol, nunca he visto eso”.
No es la primera vez que sucede una situación de esta índole en una cancha de béisbol. Uno de los casos más paradigmáticos tuvo lugar en 2003, cuando un hincha de los Cachorros de Chicago (habían vuelto a una Serie Mundial después de 58 años), Steve Bartman, le cambió la dirección a una bola frente al intento fallido del jardinero de ese equipo, Moisés Alou, por contenerla antes de que tocara el suelo para producir el out a los Marlins de Florida. Los Cachorros ganaban 3-2 en el sexto juego, pero cedieron ese parcial y perdieron el decisivo séptimo duelo. Bartman se fue del reducto cubriéndose la cara y debió pedir disculpas. Tiempo después, esa pelota infame fue subastada por más de USD 113.000.
El Clásico de Otoño entre Los Ángeles Dodgers y los New York Yankees ya había registrado un suceso que quedará grabado en los libros dorados de la disciplina. Freddie Freeman logró un Grand Slam en la décima entrada, el primero en la historia en hacerlo para darle la victoria por 6 a 3 al equipo angelino. “Este podría ser el mejor momento que he atestiguado jamás en el béisbol, y he visto algunos grandes. No puedo creer lo que acaba de ocurrir”, expresó de forma encantada el manager de los Dodgers, Dave Roberts.