A 40 años del último hito de Niki Lauda en la F1: lo dieron por muerto y volvió a ser campeón tras su retiro

El austriaco es uno de los dos piloto que logró otro título en la Máxima tras haber colgado el casco. Sobrevivió al brutal choque en Nürburgring en 1976. En 1984 tuvo un épico duelo con Alain Prost en McLaren y prevaleció en la definición más apretada de la historia

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Niki Lauda celebra su última victoria en la F1, escoltado por Alain Prost y Ayrton Senna. Fue en Países Bajos en 1985; el testimonio es valedero, con 10 títulos mundiales y el peso de sus nombres (Foto Dominique FAGET / AFP)
Niki Lauda celebra su última victoria en la F1, escoltado por Alain Prost y Ayrton Senna. Fue en Países Bajos en 1985; el testimonio es valedero, con 10 títulos mundiales y el peso de sus nombres (Foto Dominique FAGET / AFP)

La leyenda de Niki Lauda va más allá de la Fórmula 1 y lo deportivo. Es un ícono de la superación que dio la vuelta al mundo y que marcó a varias generaciones, incluso a los más jóvenes gracias a la película Rush (2013), que recrea su épico duelo con James Hunt. El 21 de octubre de 1984, el recordado austriaco fue primer piloto en la historia de la Máxima que volvió a ser campeón mundial luego de haberse retirado. Hace 40 años le ganó el título a su compañero en McLaren, Alain Prost, quien por entonces ya era uno de los mejores pilotos del planeta. Fue una definición dramática por apenas medio punto.

Lauda ya había dado un ejemplo de combatividad luego de sobrevivir al terrible accidente en Nürburgring el 1 de agosto de 1976, en medio de las llamas, cuando tras chocar con su Ferrari estuvo 55 segundos a 800 grados. En el hospital le dieron la extremaunción y solo su fuerza de voluntad y espíritu de lucha le permitieron salir adelante en un tratamiento récord para poder limpiar sus pulmones de los gases que inhaló en el Infierno Verde, como bautizó Jackie Stewart al emblemático circuito alemán. Apenas 40 días después volvió a correr y resultó cuarto en Monza, en lo que fue considerado una hazaña.

Niki se convirtió en héroe, en un personaje celestial para los amantes del automovilismo porque fue capaz de plasmar algo casi imposible para el resto de los mortales. Perdió aquel título ante Hunt, pero también demostró su entereza para poner en primer lugar su vida y desertar por propia decisión en la última fecha corrida en Fuji, Japón, bajo un diluvio. No puso excusas y le dijo a la gente de Ferrari que comunicara la verdad y no le echó la culpa al auto. El hombre pudo más que el piloto y que el ídolo.

En la temporada siguiente ganó su segunda corona de forma anticipada y se fue de Maranello dando un portazo. Lo reemplazó un joven llamado Gilles Villeneuve, otro que se ganó los corazones de los fanáticos y hasta llegó a ser el ídolo de Ayrton Senna. Lauda, en tanto, pasó a Brabham, pero no tuvo un arma para poder defender el cetro en 1978. En el epílogo del campeonato 1979, Lauda, cansado, decidió retirarse con 30 años y se marchó en pleno fin de semana en Montreal, Canadá, donde de urgencia Bernie Ecclestone, por entonces dueño del equipo inglés, mandó a llamar al argentino Ricardo Zunino que estaba en el hotel y reemplazó al austriaco.

Niki Lauda, antes y después de su accidente en Nürburgring, el 1° de agosto de 1976
Niki Lauda, antes y después de su accidente en Nürburgring, el 1° de agosto de 1976

El austriaco colgó el casco y se dedicó de lleno a su empresa de aviación comercial y estuvo afuera dos temporadas. Regresó en 1982 y ya en su retorno marcó un hito al ganar en ese certamen (GP de la Costa Oeste USA y Gran Bretaña). Fue con el McLaren MP4, un coche revolucionario ya que fue el primero hecho en fibra de carbono en la Máxima, obra de John Barnard. En 1983 no pudo ganar, pero en 1984 Prost regresó a la escudería de Woking, donde había corrido su primer año en F1 en 1980 y debutó sumando un punto en el GP de Argentina al ser sexto el 13 de enero en Buenos Aires.

Lauda y Prost conformaron una de las mejores duplas de la historia, aunque Niki hubiese preferido mantener como compañero a John Watson, pues supo que el McLaren MP4/2, motorizado por un TAG Porsche turbo V6 de 1.5 litros, iba a ser un serio contendiente al título.

“En este momento, dije ‘no hay problema’ porque es solo un piloto de carreras y lo vamos a superar”, le respondió Lauda a Autosport. “Esta era mi actitud. No lo conocía antes, así que dije ‘bien, la nueva rivalidad siempre es buena”, añadió.

El primer impacto fue cuando Prost le sacó más de medio segundo en la primera clasificación del año disputada en el extinto Autódromo de Jacarepaguá, en Río de Janeiro. “Lo que odiaba en ese momento era 600 CV de potencia para las carreras y los 1.200 para la clasificación”, explica Lauda. “No me gustó este sistema. Fue estúpido desde mi punto de vista. De repente, tienes el doble de potencia, con neumáticos de clasificación, y te arriesgas como si no hubiera un mañana: frenas tarde, la velocidad era más alta, vas al límite. No me gustó el sistema, el principio de eso, no la parte de conducción”, esgrimió el austriaco.

Niki Lauda sobre el McLaren a punto de salir a pista en Estoril, el 21 de octubre de 1984 (Oleg Konin / Shutterstock)
Niki Lauda sobre el McLaren a punto de salir a pista en Estoril, el 21 de octubre de 1984 (Oleg Konin / Shutterstock)

Prost arrastró dos años de experiencia con los motores turbo en Renault y Lauda se estrenó con esa clase de motorización ya que, hasta 1983, McLaren empleó el Cosworth aspirado. “Pensé ‘ahora tengo que tener cuidado, el otro tipo es competitivo’. Fui a la siguiente carrera (en Sudáfrica) pensando que ese pequeño francés no me iba a dejar boquiabierto, (pero) nunca podía con él a una vuelta, lo que realmente me cabreó como no puedes imaginar. Debes ser el más rápido para ganar la carrera”, agregó en testimonios publicados por Motorsport.

Niki entendió que debió cambiar su plan de trabajo y explicó que “entonces dije ‘está bien, cambia de inmediato la filosofía, ahora emplea el viernes y el sábado solo para preparar el coche para la carrera: neumáticos, equilibrio, todo”.

“Tuve que vencerlo siendo inteligente, trabajando con la preparación de la carrera y no con la clasificación. Nunca volví a trabajar para la pole position. Solo trabajé para la carrera. Esta fue la decisión por la que gané el campeonato”, indicó. Lauda y Prost protagonizaron un mano a mano con alegrías y frustraciones, al punto que, hasta la última fecha en Portugal, el austriaco había ganado cinco carreras (Sudáfrica, Francia, Gran Bretaña, Austria e Italia) y abandonó en seis; y el francés se impuso en seis (Brasil, San Marino, Mónaco, Alemania, Países Bajos, GP de Europa) y desertó en cinco.

“Cuando tienes una batalla con tu propio compañero de equipo, lo miras, así que usas cualquier juego que puedas hacer para entender lo que está haciendo”, dijo Lauda. “Porque lo peor para un piloto es que el mismo tipo en el mismo equipo está luchando por el campeonato. Si es alguien más, no hay problema. Si ambos coches son iguales, entonces no hay mucho que puedas hacer”, aseguró.

Las mejores imágenes del Gran Premio de Portugal de 1984

El cierre fue con mucha tensión debido a la poca diferencia de puntos entre ambos. La definición fue para el infarto y al circuito lusitano de Estoril, llegaron Lauda arriba con 66 y Prost con 62,5; esa media unidad que logró en la carrera en Mónaco que estuvo a punto de perder ante el sorprendente Ayrton Senna. El brasileño brilló bajo un diluvio con su Toleman, pero Jackie Ickx, ex piloto de F1 y director de la carrera, lo salvó al francés y dio por terminada la competencia -aludiendo la falta de condiciones de seguridad- en el giro 31 de un total 77, y por eso se otorgó la mitad del puntaje.

“Cuando entré en la carrera, me puse el casco y me dije a mí mismo, ‘si hoy cometo un error, adelantando a los demás y tocándoles y rompiendo el ala o lo que sea, me voy a suicidar’. Era mi ambición: bajar la cabeza y no cometer ningún jodido error”, recordó Lauda, quien confesó que Nelson Piquet (Brabham) estuvo dispuesto a todo para ayudarlo: “Nelson era mi supuesto amigo, y antes de la carrera me dijo: ‘Te voy a ayudar’. ‘¿Qué vas a hacer?’ ‘Si me acerco a Prost, lo echo fuera’. ¡Hablaba en serio!”.

Piquet hizo la pole position y partió adelante seguido de Prost, pero nadie largó tan bien como Keke Rosberg, que con su Williams se puso primero. Detrás de ellos, Nigel Mansell también hizo una gran partida y se ubicó segundo con su Lotus. Más tarde el inglés fue superado por Prost, quien en la séptima vuelta saltó a la punta. Luego el finlandés también perdió con Mansell. En tanto que Lauda arrancó undécimo y remontó hasta el tercer puesto. Debía terminar segundo para asegurarse su tercer cetro y pareció imposible ante un Mansell que le llevaba a 30 segundos. Pero a falta de 18 giros, el León abandonó por fallas en los frenos y Niki capturó esa posición de escolta, que le valió una nueva consagración.

Prost ganó la carrera, pero Lauda celebró su tercer título. Se abrazó con su entonces pareja, Marlene, quien lo había acompañado en los peores momentos, incluso luego de aquel terrible accidente en Nürburgring siete años antes. Por apenas medio punto (72 a 71,50) el austriaco se consagró en la definición más apretada en 74 años de historia de la F1.

El emotivo posteo de Alain Prost para despedir a Niki Lauda: “No solo fue el mejor compañero de equipo. Él era un verdadero amigo. Un hombre con un gran corazón. Eres parte de mi vida. QEPD amigo”.
El emotivo posteo de Alain Prost para despedir a Niki Lauda: “No solo fue el mejor compañero de equipo. Él era un verdadero amigo. Un hombre con un gran corazón. Eres parte de mi vida. QEPD amigo”.

Una anécdota marcó que Niki se molestó con un integrante de la tabacalera que era el principal sponsor de McLaren, que había mandado a imprimir posters con la insignia de “Prost campeón”. Lauda encaró a esa persona y le exigió que le mostrara esos carteles, pero no hubo caso. “No me los enseñó, pero sabía lo que buscaba. Para ser justos, cuando vi a Prost a mi lado (en el podio) medio llorando y molesto, le dije ‘no te preocupes, el próximo año podría ser tu momento’. Éramos competidores, pero no nos odiamos, no era como Rosberg y Hamilton. Nos respetamos, nos caímos bien, así que lo abracé”, comentó el austriaco en referencia a la lucha que vivió de primera mano ya que era asesor de Mercedes y en la temporada 2016 terminó con la salida del alemán de la F1 tras lograr su título sobre el inglés.

En 1984, McLaren ya se había adjudicado con anticipación el Campeonato Mundial de Constructores. El team inglés fue el claro dominador con doce victorias en 15 fechas que tuvo ese campeonato (Nelson Piquet con Brabham ganó 2 y Keke Rosberg con Williams, 1).

Lauda tuvo razón y Prost consiguió la primera de sus cuatro coronas en 1985 y a fin de ese año Niki se retiró de forma definitiva. Su campaña en la Máxima tuvo tres títulos, dos con Ferrari en 1975 y 1977 y el tercero, con McLaren. Disputó 171 Grandes Premios y plasmó 25 victorias, 54 podios, 24 poles positions y récords de vueltas. Falleció el 20 de mayo de 2019 a la edad de 70 años. En su despedida, Alain Prost publicó en sus redes sociales: “No solo fue el mejor compañero de equipo. Él era un verdadero amigo. Un hombre con un gran corazón. Eres parte de mi vida. QEPD amigo”. Casualmente, Prost fue el segundo piloto en la historia en consagrarse tras un retiro: el Profesor colgó el casco a fines de 1991 y volvió en 1993 para plasmar su cuarta corona.

Aquella coronación de hace cuatro décadas fue la rúbrica de una historia de película que tuvo como principal protagonista al austriaco que se convirtió en leyenda. Volvió de la muerte tras el espeluznante choque en Nürburgring y luego de dos años sin correr autos fue el único campeón mundial de F1 en retirarse y volver a consagrarse. Niki Lauda: retroceder nunca, rendirse jamás.

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