Velocidad, vértigo y adrenalina. Esos parecen ser los condimentos esenciales de Tiziano Gravier, el hijo de Valeria Mazza y Alejandro Gravier, que se convirtió en un referente del esquí alpino al consagrarse campeón argentino y sudamericano gracias a sus notables producciones sobre la nieve. El joven deportista de 22 años alcanzó el puesto 34 en el ranking internacional de la especialidad y sueña con ocupar los primeros puestos en la primera carrera del Circuito de la Copa del mundo que se desarrollará en Soelden, Austria entre el 26 y 27 de octubre.
Durante su infancia, mientras daba sus primeros pasos sobre la nieve en las vacaciones de invierno familiares, adquirió la pasión por la disciplina que ama. Sus primeras clases en las escuelitas de Bariloche marcaron una formación constante que fue acompañada por el mandato de su hermano mayor. “Como Balthazar ya participaba en algunas competencias, y le iba bien, me sumé para acompañarlo. A los 8 años era un hobby, pero después me entusiasmé y seguí en todas las categorías de menores hasta los 16″, recordó con nostalgia en diálogo con Infobae.
Su talento le permitió consagrarse campeón nacional y en plena adolescencia tuvo la oportunidad de representar al país en los Juegos Olímpicos de la Juventud de Lausana, Suiza, en 2020. “Fue la primera vez que que me puse un objetivo más fuerte. Me preparé durante tres años y logré la clasificación. Fue una experiencia espectacular, porque además fui el abanderado y conseguí el séptimo puesto, que fue muy bueno. Ahí me di cuenta que me gustaba mucho lo que estaba haciendo y que quería seguir por este camino”, detalló.
En nuestra región, la Copa Sudamericana es la máxima conquista a la que se puede alcanzar. Y en 2022 Tiziano se consolidó como el mejor. La temporada pasada, en cambio, una lesión en el hombro lo alejó de las pistas; pero este año pudo tomarse su revancha personal. “Hice una buena pretemporada y me había puesto el objetivo de ser campeón. Es una gran alegría, porque fueron dos meses intensos, en los que tuve que competir en 22 pruebas”, explicó. Naturalmente, los resultados positivos también le permitieron escalar en su ranking personal a escala mundial. Y lejos de conformarse, Gravier quiere ir por más: “Ya me estoy preparando para lo que se viene en el hemisferio norte”.
Para cumplir sus metas, siempre contó con el apoyo de su círculo íntimo, aunque desde chico tuvo que aprender a convivir con la fama de su madre. “Me molestaba y me ponía celoso cuando íbamos a lugares públicos y la gente le pedía fotos a mi mamá. No entendía por qué pasaba eso; pero cuando fui creciendo, lo fui entendiendo un poco más. Por suerte, nunca nos cruzamos con alguien que nos nos tirara mala onda. Creo que a mamá la quieren bastante y después normalicé ese tipo de situaciones”, reflexionó.
Con una mirada madura, el esquiador comprende que la actividad de Valeria Mazza sobre las pasarelas no tuvo ninguna incidencia en su vida deportiva. “Son dos mundos distintos. Si nos hubiéramos dedicado al mismo ambiente, sería distinto, porque en muchos casos se hacen comparaciones entre los hijos y sus padres exitosos. Creo que no es mi caso. A veces, lo que pasa es que reconocen a mis papás cuando me acompañan a las competencias; pero no mucho más que eso. Y como siempre viví ese tipo de situaciones desde chiquito, ya estoy acostumbrado y lo llevo bien”, reconoció.
Aquel impulso que sintió en el evento olímpico que se disputó en Europa dejó un sello imborrable en el atleta albiceleste. “Fue la primera instancia en la que me encontré con los mejores del mundo y pude medirme codo a codo contra ellos. Estar en una Olimpíada es lo máximo para cualquier deportista. Fue una experiencia espectacular, porque más allá de las competencias se vive un ambiente increíble”, deslizó. Naturalmente, con los años sus ambiciones continuaron en ascenso; y para el Circuito Mundial se plantea finalizar dentro del Top 30 en la Copa del Mundo y los Juegos Olímpicos de Invierno que se disputarán en el norte de Italia (Milán y Cortina d’Ampezzo) en febrero de 2026. “Me preparo día a día, porque ya no queda nada. Es un año y medio nada más. Ojalá pueda hacer un gran papel”, aseguró. “Terminar dentro del Top 15 sería ideal”, sentenció.
Las exigencias del calendario lo obligan a trasladarse de un destino a otro sin tiempo para el descanso. Tras su incursión por Austria, regresará a la Argentina a mediados de noviembre, pero de inmediato partirá hacia los Estados Unidos para afrontar 3 fechas en Colorado. De allí, planea viajar a Francia e Italia hasta el 23 de diciembre, fecha en la que retornará al país para pasar las Fiestas junto a sus seres queridos y volver a Europa el 4 de enero. Incluso su agenda está ocupada hasta la primera semana de abril. “Por suerte, mi familia me acompaña muchísimo a todos lados. Durante mucho tiempo, especialmente en mi adolescencia, estuvieron mucho conmigo por el Sur de Argentina y Chile. Ellos se las rebuscaban para acompañarme, porque al principio me costaba tener que hacer tantos viajes. Extrañaba bastante, pero fue algo que me fui acostumbrando”, remarcó.
Con tantos sellos en su pasaporte, era obligada la consulta sobre cuál fue el lugar que más lo impactó. Y Tiziano no dudó en elegir la edición de la Copa del Mundo que se desarrolló en Cortina D’ampezzo. “Viví una sensación espectacular. Es el mejor evento del planeta para nuestro deporte. Ponerme el uniforme de Argentina es algo único. Tenía 19 años y conseguí el puesto número 22 en la disciplina de Gigante, que fue un poquito inesperado en ese momento. Si bien tenía mucha confianza en que podía lograr un buen resultado, quedar entre los 22 mejores fue increíble”, recordó.
Con un entusiasmo constante, el atleta dejó en el pasado el ataque salvaje que sufrió en 2022. Con una clara muestra de superación, Tiziano jamás se planteó modificar su vida luego de la sacrificada recuperación que protagonizó. “Lo que pasó en Rosario fue una enseñanza. Hoy soy más consciente por dónde moverme y a qué lugares ir. Son cosas que lamentablemente pueden pasar. Yo no elegí pelearme con nadie, y me pasó eso. Creo que en muchas cosas soy muy afortunado, y esa vez me tocó vivir un mal momento”, reflexionó a la distancia. Y con una postura optimista, sacó conclusiones positivas de la aberrante situación que debió afrontar: “Lo que más me ayudó a darle vuelta a la página y seguir hacia adelante, fueron las ganas que tenía de volver a competir y representar a mi país. Obviamente que influyó en la etapa de mi recuperación, porque justo me pasó cuando estábamos en plena pretemporada y me retrasó un mes en mi preparación. Por suerte; cuando volví a las pistas, me sentí muy bien. Me costó un poco más agarrar ritmo por ese episodio, pero ese año terminé como campeón sudamericano. Después de todo, fue un lindo final”, concluyó.