“No me gustó la actitud de Luis Suarez, tomó una decisión equivocada. No lo discuto como jugador ni lo conozco como persona, pero vengo de una escuela donde los trapos se lavan adentro y no se dicen los disparates que se dicen públicamente una vez que te fuiste de la selección”. De esta manera, se presenta Antonio Alzamendi, ex delantero de la selección uruguaya, campeón de la Copa América 87, subcampeón de la edición 89 y mundialista de México 86 e Italia 90 con la Celeste.
El cortocircuito entre Marcelo Bielsa y Lucho Suárez sigue dejando nuevos capítulos. Luego de las duras críticas del goleador por supuestos manejos y actitudes del entrenador argentino, Federico Valverde, Nahitan Nández y Sergio Rochet coincidieron en que existieron asperezas entre los jugadores y el cuerpo técnico del Loco. Ante este escenario, la Hormiga Alzamendi, con pergaminos suficientes en el seleccionado charrúa, salió con los tapones de punta, como es su característica, para bancar la parada del rosarino.
“El pueblo uruguayo está del lado de Bielsa. Las cosas se hablan adentro, no cuando te vas. Porque si hubiese hablado durante la Copa América y antes de su despedida, estaría bárbaro, ya que habla de frente y expondría a su entrenador. Pero sacarlo públicamente a esta altura cuando ya no sos parte, no me parece bien”, remarca el ex artillero, de 68 años.
El oriundo de Durazno fue un goleador intratable. Nació futbolísticamente en el Sud América uruguayo, donde debutó en 1977. Luego, tuvo su primer paso por el fútbol argentino vistiendo la camiseta de Independiente de Avellaneda, el club de sus amores. Su buen andar lo llevó a River Plate durante la temporada 82, para luego pasar por Nacional de Montevideo, Tecos mexicano y Peñarol. En 1986 volvió a Núñez y tuvo revancha, consagrándose campeón de la Copa Libertadores de ese año, más el torneo local y la Intercontinental en Japón, siendo el autor de uno de los goles más importantes en la historia millonaria para ganarle 1-0 al Steaua de Rumania (hoy FCSB Bucarest).
“El River de 1986 no es un equipo reconocido como se merece por haber ganado la triple corona aquel año”, recalca el ex delantero con un dejo de tristeza. Tras dos años en en elenco millonario, se fue al Logroñés de España, antes de regresar al futbol argentino para jugar en Deportivo Mandiyú y finalmente colgar los botines en Rampla Juniors, en 1993.
Hoy, el uruguayo se encuentra fuera del ámbito futbolístico, pero con muchas ganas de volver a dirigir. Está escribiendo su primer libro sobre su carrera, que será presentado el 8/11 en su querido Durazno natal, y viendo fútbol en sus ratos libres. “El River de Gallardo es otro equipo comparado al que manejó Martín Demichelis. Es un equipo insoportable que presiona y juega. Gallardo tiene un respaldo muy grande, que hoy hace y deshace el equipo como quiere y le da un resultado bárbaro. River es gran candidato para llegar a la final de la Libertadores y no tengo dudas que es el mejor equipo de Sudamérica”, analiza en diálogo con Infobae.
- ¿Qué es de tu vida?
- Estoy tranquilo en Cardona, en el Departamento de Soriano, con mi mujer y mis dos perros. Viendo fútbol, aunque a River Plate sólo lo observé en la Copa Libertadores. El último encuentro que vi de River fue contra Colo Colo. A Independiente de Avellaneda lo veo un poco más seguido. Por un tema de trabajo se me complica ver más partidos. Después, como entrenador ya nos han jubilado a los de mi edad. Ahora, estoy llevando a cabo un proyecto personal en el cual presentaré el próximo 8 de noviembre. Voy a exponer mi libro “Reencuentro con mi historia” en mi ciudad natal, Durazno.
- ¿Por qué decís que a los entrenadores de tu edad los han jubilado?
- Porque no nos dan posibilidades de trabajar. Yo no cerré mi etapa como entrenador, me la cerraron. Porque hay muchos intereses creados, y hoy en día la capacidad no vale nada, sino los contactos que uno tenga. Hay que hacerle caso a fulano o mengano y encima dependés mucho de los contratistas.
- ¿De Argentina te llamaron alguna vez para dirigir?
- No, nunca. Estuve dirigiendo en Perú, en Australia, en Uruguay, pero de Argentina nunca me llamaron. Donde dirigí, no me fue tan mal. Fui campeón y terminé segundo. Ganar es lo importante en el fútbol, pero a veces también es dejar cosas. En cierto sentido me alegra mucho que ex jugadores que tuve me piden que vuelva a dirigir.
- Te escucho triste, compungido, por la situación que te toca atravesar de por no poder dirigir…
- Y sí, estoy mal por esa situación, porque lo mío es el fútbol. Estoy con muchas ganas, pero no tengo las oportunidades. Lamentablemente, la capacidad no sirve. Y si no tenés un contratista o alguien que te haga palanca, no dirigís, salvo que seas uno de élite que continúa dirigiendo y tuviste buenos resultados.
- ¿Dónde te gustaría dirigir?
- En Argentina ni hablar, es mi sueño. Pero también le abro la puerta a Perú, donde me fue muy bien, a Guatemala, donde también me fue bien, y en Uruguay también. Hoy, dependés de gente que tiene contacto con dirigentes que se llevan la guita, y por eso no dirijo, porque soy un entrenador que estoy para el equipo y los jugadores que realmente rindan. Si traes un jugador que es de un contratista y no lo pones, no dirigís, pero yo a eso no me presto. Siempre de mi parte lo primero que hago es mantener la honestidad como persona y no usurpar en algo que no me gusta ser. Me mantengo con mi lealtad de vida, que hizo que me fuera muy bien. En muchos lugares falta honestidad y hay un entrenador que están deseando que caiga un colega o le dan por atrás para que lo rajen y aprovechar la oportunidad.
- ¿Qué te parece el River de Gallardo?
- Es otro River el de Gallardo, comparado al equipo que manejó Martín Demichelis, a quien se le fueron varios jugadores. River es gran candidato para llegar a la final de la Libertadores y no tengo dudas que es el mejor equipo de Sudamérica. Y no lo digo por historia, sino por el juego de River que es insoportable como presiona y juega. Tal vez, algún equipo brasileño puede hacerle frente o Peñarol que eliminó a Flamengo no por su gran juego, sino por ganas, y es un equipo muy a la uruguaya. De esta manera, podría tener posibilidades de ser el otro finalista. Para River, Atlético Mineiro es el rival más complicado que tendrá en su camino.
- ¿Crees que se le puede dar a Peñarol en la Libertadores, club donde jugaste?
- A la uruguaya si, ya que tiene a un técnico como Diego Aguirre con mucha experiencia, a pesar de que perdió el clásico uruguayo el otro día. Superó a Flamengo, a pesar de que dicen que los brasileños no tenían nada. Cuando se gana un partido, las cualidades la tiene el equipo ganador. Los equipos tienen su forma de jugar y lo importante en el fútbol es el resultado y en la Copa Libertadores aún más. Si vos ganás, se olvidan si jugás bonito o feo. Ojalá se de un Peñarol versus River en la final. Primero, porque soy hincha de Peñarol, y segundo porque jugué en uno de los grandes equipos de River que le debo mucho, ¿no?
- ¿Será una final a corazón partido para vos?
- No, mi corazón no es partido. Soy uruguayo, y como hincha me gustaría que gane Peñarol. Desde chico, a los 11 o 12 años, me hice hincha de Independiente de Avellaneda. Pero eso no me quita que amo a la gente de River, que me respeta y que quiero. River me dio mucho. Es más, el presidente Jorge Brito se portó muy bien conmigo, me ha invitado a ver un partido en el Monumental. Anteriormente, se habían olvidado de nosotros, los campeones del 86. Desde la presidencia de Hugo Santilli hasta la llegada de Brito se olvidaron de nosotros. Igualmente, estaría bueno que los campeones del mundo de River tengamos un lugar especial en el estadio para poder ver los partidos. Vamos al Monumental y nos cuesta un montón llegar. A veces, tenemos que andar buscando asiento para sentarnos.
- ¿Te paso alguna vez?
- Sí. Fui al estadio y no tuve lugar donde sentarme. Pero con Brito soy un agradecido, porque me llamó tanto él como Enzo Francescoli y me llevaron al estadio con Nacional de Montevideo, ya que mi hijo es preparador físico del cuerpo técnico de Álvaro Recoba, y la pasé bárbaro. Pero el River de 1986 no es un equipo reconocido como se merece por haber ganado la triple corona aquel año.
- ¿Cómo ves a la selección uruguaya comandada por Marcelo Bielsa?
- Muy bien. Lamentablemente nos suspendieron un disparate de jugadores y no se entendió por qué. Pero bueno, así es el fútbol y pasan esas cosas. En ese sentido, los jugadores estaban defendiendo a sus familiares en las tribunas. Bielsa lo dijo muy clarito, los responsables fueron los encargados de seguridad, pero no los jugadores, porque es normal que le estén pegando a tu familia y saltes a defenderlos. Bielsa me encanta, y es un gran entrenador. No lo conozco como persona, pero me llegaron comentarios de jugadores de lo qué es su persona y lo que ha demostrado ser. En el fútbol, si todos fuéramos campeones, sería fenómeno, pero no es fácil ser campeón, pero si es importante lo que uno deja. Hay jugadores que lo veneran y por algo es. Cuando hablan bien de un entrenador, por algo es, pero está la pauta que alguno vas a tener en contra. Me encanta Bielsa, y nos motivó de nuevo en Uruguay. Es serio, y no le gusta hablar con el periodismo. Él contesta todo, pero hay cosas políticas que se le da a un entrenador que vino a hacer las cosas bien.
- ¿Qué te parecieron las declaraciones de Luis Suárez?
- Es responsabilidad de Suárez, yo no lo hubiera hecho. Josema Giménez fue muy claro cuando dijo que los entrenadores son los que mandan en los equipos y el jugador debe aguantar, porque no es el dueño de la selección ni tampoco deben crear un ambiente tan difícil. Fue un poco más periodístico en cierta medida lo que sucedió, porque existen intereses creados y lo único que se la da es palo. El pueblo uruguayo está del lado de Bielsa. Las cosas se hablan adentro, no cuando te vas, porque si hubiese hablado durante la Copa América y antes de su despedida, estaría bárbaro, ya que habla de frente y expondría a su entrenador. Pero ahora, sacarlo públicamente a esta altura, cuando ya no sos parte, no me parece bien. Además, Luis debe tener jugadores que no lo aconsejan bien. Hay pibes que declaran y no tienen el respaldo que podría tener Federico Valverde, Maxi Araujo, Georgian De Arrascaeta o Nicolás De La Cruz. Estas cosas no las veo positivas. A mí me pasó en 1986 y 1990 que pude haber contado cosas mías que me pasaron en la selección y no las conté. Recién ahora que estoy viejo, me rio y las cuento porque pasaron hace muchos años.
- ¿Qué te sucedió?
- Van a salir en mi nuevo libro. Las cosas se guardan en el vestuario, pero en 1986 yo había jugado contra Alemania en el Mundial de México. Al encuentro siguiente, en el partido que perdimos por goleada con Dinamarca, que nos dieron un baile bárbaro, también fui titular, y de un día para el otro dejé el equipo contra Escocia. No se me dio explicación, pero el día anterior en el entrenamiento había jugado como titular. Cuando me entero de que no iba a jugar, explote y te podés imaginar cómo estaba. Son cosas que te calientan. Entonces, encaré al técnico Borrás en el vestuario y le dije las cosas en la cara, de frente. Yo no salí a hablar públicamente porque no era necesario en ese momento.
- ¿Entonces, lo mejor hubiera sido que Lucho Suarez haya encarado a Bielsa para decirle todo lo que pensaba?
- Para mí, sí. Lo mejor no es que te vas y luego hablas. Nosotros teníamos códigos que se fueron perdiendo, y lo resolvíamos dentro del vestuario. Hoy se dice que es un negocio porque el fútbol está bravo ya que hay política de por medio. No es lo mismo que hable un jugador que recién se suma al seleccionado a que lo haga Lucho Suárez. En ese sentido, comprometió a mucha gente ¿no?
- ¿Cómo te cayó lo que contó Agustín Cannobio sobre Bielsa que lo mandó a que sea un alcanzapelotas?
- No estoy de acuerdo con lo que hizo. Si me pasa eso, si fuese otro, no vengo más a la selección. Le digo a Bielsa que no me cite más. Lo hablo con él y después sí salgo a hablar públicamente. La actitud de los jugadores en calientes es aceptable. Pero ya después tirar todo afuera si no lo hablaste con el entrenador en su momento no está bien. Ahora, si es como Cannobio lo cuenta, siendo él, renuncio a la selección. Un jugador no se puede calentar sí un entrenador no te pone. Hay otras cosas que son graves, pero no puedo hablar porque no estoy adentro. En un plantel con semejantes figuras, problemas va a ver siempre, lo dijo Josema Giménez. Podés no coincidir con él, pero el que manda es el entrenador y debes adaptarte a eso. Pero hay cosas que dijo Cannobio que, si son ciertas, no estamos acostumbrado a eso.
- ¿Hubo un quiebre en la relación Bielsa-jugadores?
- Hay que tirar todos para el mismo lado, y el que no quiere estar, que renuncie a la selección uruguaya. Porque si el entrenador no te gusta, seguí en tu equipo y no vayas a la selección. El jugar por el seleccionado de Uruguay es dejarlo todo. En su momento, pude no estar de acuerdo con Omar Borrás y Oscar Tabárez, pero nunca le falté el respeto. Simplemente, lo hablamos en el grupo y ahí quedó. Luego, si no me pone, mala suerte. En 1986 andaba volando en el fútbol argentino. Sin embargo, no pude enfrentar a la Argentina porque el técnico Borrás así lo decidió. Además, hay que respetar al compañero que está adentro también. ¿Por qué no protestás cuando sos titular, pero si lo haces cuando vas al banco de suplentes? Hay que tener un poco de humildad en ese sentido.
- ¿Crees que le podrían estar haciendo la cama al entrenador argentino?
- No podría decírtelo, pero algunas veces sucede. Pero si pasa en una selección me parece que se equivocan porque estamos en un momento muy bueno y es una lástima que, por una discrepancia no hablada, y por no tomar decisiones, estemos pasando por esta situación.
- ¿El Maestro Tabárez tuvo a varios de estos jugadores como entrenador y no se fue de la mejor manera de la selección?
-Sí, tal cual. Tabárez era Dios y resulta que después lo partieron al medio. No era momento de irse cuando agarró Diego Alonso y yo lo dije. Porque lo echaron por haber perdido en la altura de Bolivia, algo que podría haber pasado por las circunstancias del partido, pero ¿por qué no lo echaron contra Venezuela? Entonces, ahí hay algo interno que no sabemos, que muchos no lo quieren decir. Y hay muchos intereses creados.
- También se dijo que con la llegada de Bielsa varios empleados de la selección de Uruguay fueron echados
- Tengo entendido que habían renunciado. Si vos no estás bien con alguien y llega otro a poner límites, te vas y ya está. Creo que es así. Como entrenador, si hay un jugador que tiene una mala actitud conmigo, primero lo llamo, converso con él y si no hay acuerdo, dejo que se vaya. Ya está. Ni un entrenador es dueño de una selección ni tampoco los jugadores, la gente es la dueña y nadie más. Los manejos internos y los intereses ya son otra cosa. Todo lo que sucede en una selección es una decisión de un entrenador, punto y aparte. No critico la manera de manejarse de un técnico. Tal vez, estamos mal acostumbrados a que haya familiares en las concentraciones y que coman todos juntos, pero hay decisiones que toma el entrenador de cortar con eso y no lo veo mal.