Entró al último carro del torneo de triples del torneo universitario necesitando meter todos los balones para pasar a la final. Y, pese a estar contra la esquina derecha, el peor lugar para ser zurdo, Keisei Tominaga metió los cinco y sobrado, casi sin mirar el desenlace de cada lanzamiento. Un deja vú. Una perfomance que reafirmó un momento. Y un apodo: el Stephen Curry japonés.
Este base de 1m88 y 23 años nació el 1 de febrero de 1991, en Nagoya (Japón), en el seno de un familia de clase media-alta y dentro de un ambiente muy favorecido para el básquet. Su padre, Hiroyuki, fue un jugador profesional de básquet durante 10 años en la lija japonesa, jugó como pivote (medía 2m10) en la Selección de su país y llegó a disputar un Mundial, el de 1998 en Grecia.
Keisei, a diferencia del padre, se desarrolló como un gran perimetral anotador. En el secundario al que asistió, Sakuragaoka Gakuen, en la Prefectura de Aichi, brilló hasta promediar 39.8 puntos por juego en el torneo nacional japonés. Su equipo fue tercero y para colgarse el bronce el chico metió 46. De los 76 del equipo.
Sus producciones llamaron la atención de algunas facultades en Estados Unidos, que le hicieron ofertas de becas completas para cruzar el océano y cambiar de país. Keisei no dudó: su sueño era llegar a la NBA. Así fue que aceptó lo ofrecido por Ranger College en Texas pese a que se trataba de un programa menor dentro del básquet estadounidense. Tuvo su debut universitario el 1 de noviembre del 2019, ante Missouri State, anotando 19 puntos en el triunfo por 100-84. Apenas 15 días después metió 34 ante Victoria College. En esa primera temporada fue el líder de un equipo que ganó 28 de los 31 partidos. Promedió 16.8 puntos y 55% de campo y 48% en triples. En la segunda mantuvo esa media (16.3) llegando a ocupar el noveno puesto nacional en triples anotadores (3.4 por juego) con gran eficacia (48.7%).
Pero claro, en una división menor, la NJCAA. Su nivel pedía un upgrade y lo tuvo, tomando la decisión de transferirse a otra universidad, en este caso de División I en la NCAA, la poderosa Nebraska que dirigía el ex NBA Fred Hoiberg. Y rápidamente se hizo un lugar importante, jugando 30 partidos y siendo titular en 11. Promedió 5.7 puntos con 36% en triples. En la campaña siguiente explotó, siendo uno de los guardias con mayor capacidad anotadora de la prestigiosa Conferencia Big 10. Subió sus promedios a 13.1 puntos y 40% en triples, siendo apenas uno de los seis jugadores de la conferencia en estar por encima del 50% de campo, 40% en triples y 85% en libres en la 22-23.
En su país había participado del torneo olímpico de Tokio como parte del seleccionado de 3x3, terminando como el tercer mejor anotador del torneo. También fue figura en el seleccionado nipón U18 en el torneo asiático (promedió 19.3 puntos) y luego convocado a la Mayor B para agosto de 2020. Su escala en su país llegó hasta alcanzar a la selección principal y poder ingresar algunos minutos en los Juegos Olímpicos de París. A diferencia de Curry, su ídolo, quien terminó siendo el héroe del torneo, Keisei sólo estuvo ocho minutos en los tres partidos que ingresó.
La explosión sucedió en la última temporada, que terminó con el equipo llegando a la Locura de Marzo, la parte del torneo más importante del básquet universitario. Tominaga promedió 15.1 puntos, su mejor marca, con un 37.6% en triples. En total, en sus tres años en Nebraska, el número de triples anotados fue de 178 en 94 partidos. “Su juego habla por sí solo. Lo que ha hecho desde el punto de vista de liderazgo hasta la forma en la que se ha integrado en la comunidad. Es uno de los jugadores más populares no solo de Nebraska, sino también en la región”, afirmó Fred Hoiberg tras el final de la trayectoria en la NCAA.
En esos meses finales, Tominaga se transformó en un fenómeno social y mediático. Especialmente desde que la comparación con Curry se viralizó tras un concurso de triples en la NCAA. Las similitudes, que van desde el rango de tiro hasta el N° 30 en su camiseta, ayudaron a popularizarlo.
No fue casualidad que Curry Brand, la marca personal del jugador de los Warriors, compartida con Under Armour, le firmara un contrato publicitario para las zapatillas, el único atleta internacional en alcanzar ese patrocinio. “Steph siempre ha sido uno de mis héroes del básquet. He trabajado mucho para emular su juego, por lo que poder representar su marca y todo lo que representa es un sueño hecho realidad. Todo esto significa mucho para mí, es una gran emoción”, admitió el jugador.
El salto a la NBA, sin embargo, tiene que esperar. Al no entrar en el draft debió tomar un camino alternativo y por eso firmó con el G League United, un seleccionado de la liga de desarrollo de la mejor competencia del mundo. Rápidamente comenzó a mostrar su talento especial, el de la anotación, sobre todo en movimiento, tras salir de bloqueos y con lanzamientos de larga distancia. “Pero no dejo de trabajar en otras áreas, como mi mano derecha, la defensa o generar espacios para mis compañeros”, admitió quien debutó con 12 puntos (3-5 triples) en 17 minutos, saliendo desde el banco.
A los pocos días enfrentó a un equipo argentino, el campeón Quimsa, en la Copa Intercontinental que organizó FIBA -en Singapur- con los campeones de los continentes, incluyendo los de la G League. El G League United ganó 78-65 y Tominaga sólo entró seis minutos. Antes había hecho una prueba con Indiana Pacers, aunque lo poco que estuvo en los entrenamientos no le alcanzó para convencer a los entrenadores. El salto buscará darlo desde la G League. Por lo pronto, las comparaciones con Curry lo volvieron un fenómeno viral. Ahora deberá ir por un nuevo sueño. Hasta ahora la realidad ha superado lo imaginado.