Esta es la nueva cara de Los Pumas, el equipo sensación del Rugby Championship, el mismo que por primera vez superó a las tres potencias del sur en una misma temporada, algo que solamente habían hecho antes Inglaterra, en los años 2002 y 2003, e Irlanda, en las temporadas 2016 y 2022. Pese a la derrota contra Sudáfrica, lograron marcar un hito en la competencia.
De estos números se desprende una pregunta: ¿qué cambió en Los Pumas para llegar al encuentro final del torneo con posibilidades de ser el campeón por primera vez en la historia?
Sin lugar a dudas hubo muchas cosas, pero especialmente fue clave la consistencia que el equipo alcanzó a lo largo de estos últimos meses. La llegada de Felipe Contepomi al cargo fue una continuidad del proceso que se inició en el año 2022 con la contratación del australiano Michael Cheika como Head Coach.
El cuarto puesto en el Mundial de Francia marcó el final de ese ciclo, con actuaciones que en general nunca lograron un rendimiento satisfactorio. Se trataba más que nada de un equipo que apareció de a ratos, con intermitencias y momentos espaciados; algunos más que otros, pero en general con el desafío no logrado de ser un conjunto con regularidad, a pesar del excelente cuarto puesto conseguido en Francia.
Así, en el Mundial 2023 se sufrió mucho por lograr la clasificación en la fase de grupos y salvo en el segundo tiempo ante Gales, en los cuartos de final, el equipo fue un sube y baja permanente. El inicio del ciclo de Contepomi, en Mendoza, no cambió demasiado. Con una labor muy floja frente a Les Blues en el debut, que se quedaron con el estreno del nuevo proceso sin hacer mucho más que su rival.
Sin embargo, de a poco, Felipe empezó a mostrar su impronta. Primero con un mensaje tranquilizador para el grupo, sin mirar los resultados, pero generando una confianza y pertenencia que se basaba en el trabajo. De esa forma mejoraron claramente en la revancha ante los franceses en donde el triunfo le dio el aire necesario para ampliar la base con nuevas caras en la goleada ante los Teros en Maldonado, Uruguay en el tercer partido de la ventana de julio.
Y luego se venía el gran desafío. Llegaba el Rugby Championship y todavía sin el equilibro deseado nadie esperaba este presente del seleccionado nacional.
El debut, además, no era para nada sencillo. Había que visitar dos veces a los All Blacks y esos cotejos no presagiaban lo mejor, después de la clara y recordada derrota ante los hombres de negro en las semifinales del último Mundial.
Sin embargo, en Wellington, Los Pumas dieron la nota, ganaron 38 a 30 y lograron además un récord, anotándoles por primera vez 38 tantos en su casa a los tres veces campeones mundiales; y como si eso fuera poco apoyándoles cuatro tries para sorprender al mundo ovalado.
La revancha, en cambio, fue lapidaria, con el 42 a 10 para los kiwis. Otra vez no se pudo repetir la gran actuación de una semana a la otra. El desequilibrio decía presente una vez más. Y detrás llegaba, la serie contra Australia en nuestro país, y la ilusión volvió a renacer; pero ante los Wallabies la serie comenzó con una caída que dolió y mucho. en La Plata, por 20 a 19 en la última pelota de un partido que si bien pudo ser para cualquiera, Los Pumas con errores propios no lo supieron ganar.
Y llegó la revancha, y una vez más el desafió de poder demostrar que el trabajo iba a dar sus frutos. Quedó en claro que ese test no pudo ser mejor. En el Cementerio de los Elefantes, la emblemática cancha de Colón de Santa Fe, dónde la historia bajó a varios grandes del fútbol argentino, inclusive al Santos de Pelé, allí Los Pumas consumaron una de sus mejores producciones de la historia, al vencer a los Wallabies por 40 puntos de diferencia. El 67 a 27, fue la peor derrota de la historia para los australianos.
Y Los Pumas volvieron a creer. Nunca habían hecho tantos tries enfrentando a las potencias. Ángulos de carreras, variantes, jugar a las espaldas de los compañeros, vértigo, agilidad, sorpresa. Quiebres y recursos, algo más bien de un equipo neozelandés que de uno típico argentino. Todo lo que reclamábamos en el último mundial, dónde el equipo no tuvo imaginación, chocaba y chocaba ante las defensas rivales, y con el uso reiterado del pie le entregaba la pelota a su oponente sin poder dominar los momentos y los duelos de cada partido había quedado atrás.
¿Qué cambió, entonces?
La cuestión mental, la confianza y la tranquilidad que llegó desde el staff fueron claves. La seguridad de saber que el camino era el correcto y también las variantes ofensivas. Felipe Contepomi convocó a su grupo de entrenadores al neozelandés Kendryck Lynn para sumarse junto a Juan Martín Fernández Lobbe y Andrés Bordoy. Kenny, con una visión diferente, le dio frescura y verticalidad a los ataques argentinos. Los Pumas empezaron a lastimar y mucho a sus rivales en cada ataque a fondo. Así, con 20 tries ya superaron su mejor marca en el torneo, que fue de 18 conquistas, en la temporada 2018.
Pero no sólo eso se refleja en los números. También nos muestran que los 20 tries apoyados en este certamen lo colocan como el segundo equipo más efectivo del torneo.
Además, Felipe amplió la base. En estos ocho partidos disputados utilizó 42 jugadores, Contepomi logró un mix entre los más jóvenes y los más viejos. Rotó e hizo variantes, tal es así que el único jugador que fue titular en los ocho partidos jugados hasta aquí fue Mateo Carreras, el wing tucumano que ya tiene 13 tries en tan sólo 26 partidos. El back formado en Los Tarcos, sin lugar a dudas, apunta a romper un récord que parecía inalcanzable, el de otro tucumano, José María Núñez Piossek, que con 29 tries es el tryman histórico de Los Pumas.
Más allá del resultado, el hecho de llegar a estas instancias ya es un éxito para el rugby argentino. Contepomi y su staff, junto al convencimiento y el trabajo de sus jugadores, consiguieron sin duda un cambio. Lograron empezar a cambiar eso que tanto se le reclamaba a Los Pumas de las derrotas dignas y las hazañas esporádicas. Ya no se repetirá el latiguillo “triunfo histórico”, el seleccionado argentino parece haber conseguido una nueva identidad, tiene un nuevo status. Con muchísimas cosas por mejorar aún, Los Pumas se ganaron el respeto del mundo ovalado. Y lo hicieron de la mejor manera, jugando muy bien al rugby.